Ascensión al Tozal de Cubilars (1938 metros) desde Santa Cilia (último aparcamiento)
near Santa Cilia, Aragón (España)
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Trail photos
Itinerary description
Hoy nos vamos a subir a la segunda cima más alta de la sierra de Guara, el Tozal de Cubilars. Para ello, nos vamos hasta la población de Santa Cilia, donde se puede aparcar a la entrada o a la salida de dicha población, pero, nosotros para quitar un tramo de camino, sin mucho interés, avanzamos más o menos durante un kilómetro, hasta alcanzar un tercer aparcamiento, donde dejamos la furgoneta.
En este punto, comenzamos a caminar, ganando rápidamente desnivel, por un camino de tierra, que en continúo ascenso, nos permite ir disfrutando de las vistas hacia la Hoya de Huesca y unos metros más arriba, del objetivo del día, que observamos cubierto de nieve.
Cuando llevamos recorridos unos dos kilómetros y medio, alcanzamos un cruce de caminos, donde obviamos el ramal de la izquierda, que se dirige a la ermita de la Virgen de Arraro, para continuar por el ramal de la derecha, entre una vegetación arbustiva, compuesta principalmente por erizón, bojes, además de alguna carrasca.
A medida que vamos ganando desnivel, las vistas se amplían hacia la zona de Vadiello, donde destacan los mallos de Lazas y la Peña San Cosme, comenzando a aparecer las primeras manchas de nieve, algo, que no esperábamos tan abajo, aún a sabiendas, que en el pirineo hace tres días, cayó metro y medio.
Unos metros más adelante, el camino da paso a un sendero, por el que subimos caminando, atravesamos una llanura, donde acometemos las rampas más fuertes, en la conocida como Cuesta del Pajarico, en la que nos detenemos de vez en cuando, porque las vistas así lo merecen, mientras la nieve comienza a tapizar todo el sendero, alternando algún tramo helado, proveniente de la fuente de Fondarrés, que un poco más arriba, forma una serie de balsas, conocidas como las Balsas de Fondarrés, completamente heladas, en las que nos detenemos para abrigarnos, ya que a partir de aquí, el viento entra con fuerza y hace frío.
Mirando al horizonte, observamos la cumbre del Tozal de Cubilars, completamente venteada, no nos preocupa el viento, pero sí, que haya barrido la nieve dejando solo hielo, porque no llevamos crampones, aunque de momento, seguimos el ascenso, por un bonito sendero, en el que, entre las montañas, se eleva el rey de la sierra de Guara, el Tozal de Guara, a cuyo desvío llegamos, dejando está opción para mejor día, para continuar por el ramal de la derecha hacia Used, por un sendero, que traza una diagonal, ya con la vista puesta en la cima del día.
Cerca del collado, atravesamos una pequeña pala, la nieve está costra pero tiene una buena caída, tallamos unos peldaños y pasamos sin apuros al otro lado, para acometer los metros finales, hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars, donde el viento sacude sin piedad, así que seguimos caminando por el cordal, subiendo una primera elevación sin nombre, donde terminan las huellas, de las dos únicas personas, que nos hemos cruzado en todo el recorrido.
Se ve, que ellos se han dado la vuelta, la pala final, no tiene buena pinta, pero, lo vamos a intentar, así que descendemos hasta un collado, con una nieve de todo un poco, costra, polvo y placas de hielo. En vez de intentarlo por el medio, lo hacemos por un lateral, donde vemos que afloran las piedras y la vegetación (erizón), que son los puntos en los que intentamos pisar, sobre todo, donde aflora el hielo, haciendo algún que otro escalón con las botas y los palos, alcanzando con alguna que otra dificultad, la planicie que conforma la cima, alcanzando en algo menos de tres horas, la antena que corona los 1938 metros del Tozal de Cubilars, donde nos refugiamos tras sus paredes, para comer, echar un trago y disfrutar de las excelsas vistas hacia el pirineo, con el Macizo de Monte Perdido, como mayor exponente.
La vuelta, la hacemos por el mismo itinerario, pero, hemos visto que la pala principal, tiene la nieve algo transformada y quizás, sea más fácil, así que descendemos por el medio, pero, en seguida, vemos que estamos equivocados, por lo cual, lo hacemos por un lateral, buscando las zonas de piedra y vegetación, bajando más fácil de lo esperado, hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars, desde el que descendemos hasta el aparcamiento, haciendo una parada de una media hora para comer el bocadillo, protegidos del viento, dando por finalizada esta bonita ascensión, que, con ese toque invernal, le ha puesto el toque aventurero (por eso le pongo Moderado, sin la pala helada, es una ascensión fácil, para todo el que este habituado a este tipo de actividades).
En este punto, comenzamos a caminar, ganando rápidamente desnivel, por un camino de tierra, que en continúo ascenso, nos permite ir disfrutando de las vistas hacia la Hoya de Huesca y unos metros más arriba, del objetivo del día, que observamos cubierto de nieve.
Cuando llevamos recorridos unos dos kilómetros y medio, alcanzamos un cruce de caminos, donde obviamos el ramal de la izquierda, que se dirige a la ermita de la Virgen de Arraro, para continuar por el ramal de la derecha, entre una vegetación arbustiva, compuesta principalmente por erizón, bojes, además de alguna carrasca.
A medida que vamos ganando desnivel, las vistas se amplían hacia la zona de Vadiello, donde destacan los mallos de Lazas y la Peña San Cosme, comenzando a aparecer las primeras manchas de nieve, algo, que no esperábamos tan abajo, aún a sabiendas, que en el pirineo hace tres días, cayó metro y medio.
Unos metros más adelante, el camino da paso a un sendero, por el que subimos caminando, atravesamos una llanura, donde acometemos las rampas más fuertes, en la conocida como Cuesta del Pajarico, en la que nos detenemos de vez en cuando, porque las vistas así lo merecen, mientras la nieve comienza a tapizar todo el sendero, alternando algún tramo helado, proveniente de la fuente de Fondarrés, que un poco más arriba, forma una serie de balsas, conocidas como las Balsas de Fondarrés, completamente heladas, en las que nos detenemos para abrigarnos, ya que a partir de aquí, el viento entra con fuerza y hace frío.
Mirando al horizonte, observamos la cumbre del Tozal de Cubilars, completamente venteada, no nos preocupa el viento, pero sí, que haya barrido la nieve dejando solo hielo, porque no llevamos crampones, aunque de momento, seguimos el ascenso, por un bonito sendero, en el que, entre las montañas, se eleva el rey de la sierra de Guara, el Tozal de Guara, a cuyo desvío llegamos, dejando está opción para mejor día, para continuar por el ramal de la derecha hacia Used, por un sendero, que traza una diagonal, ya con la vista puesta en la cima del día.
Cerca del collado, atravesamos una pequeña pala, la nieve está costra pero tiene una buena caída, tallamos unos peldaños y pasamos sin apuros al otro lado, para acometer los metros finales, hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars, donde el viento sacude sin piedad, así que seguimos caminando por el cordal, subiendo una primera elevación sin nombre, donde terminan las huellas, de las dos únicas personas, que nos hemos cruzado en todo el recorrido.
Se ve, que ellos se han dado la vuelta, la pala final, no tiene buena pinta, pero, lo vamos a intentar, así que descendemos hasta un collado, con una nieve de todo un poco, costra, polvo y placas de hielo. En vez de intentarlo por el medio, lo hacemos por un lateral, donde vemos que afloran las piedras y la vegetación (erizón), que son los puntos en los que intentamos pisar, sobre todo, donde aflora el hielo, haciendo algún que otro escalón con las botas y los palos, alcanzando con alguna que otra dificultad, la planicie que conforma la cima, alcanzando en algo menos de tres horas, la antena que corona los 1938 metros del Tozal de Cubilars, donde nos refugiamos tras sus paredes, para comer, echar un trago y disfrutar de las excelsas vistas hacia el pirineo, con el Macizo de Monte Perdido, como mayor exponente.
La vuelta, la hacemos por el mismo itinerario, pero, hemos visto que la pala principal, tiene la nieve algo transformada y quizás, sea más fácil, así que descendemos por el medio, pero, en seguida, vemos que estamos equivocados, por lo cual, lo hacemos por un lateral, buscando las zonas de piedra y vegetación, bajando más fácil de lo esperado, hasta alcanzar el cuello de la Cruceta de Cubilars, desde el que descendemos hasta el aparcamiento, haciendo una parada de una media hora para comer el bocadillo, protegidos del viento, dando por finalizada esta bonita ascensión, que, con ese toque invernal, le ha puesto el toque aventurero (por eso le pongo Moderado, sin la pala helada, es una ascensión fácil, para todo el que este habituado a este tipo de actividades).
Waypoints
Intersection
3,751 ft
Desvío ermita de Arraro
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