Upo desde Usansolo

Hoy miércoles no voy solo al monte. No me ha pasado lo del domingo pasado. Hoy, a pesar del madrugón, me acompañan tres amigos, dos de los de siempre: Jose Mari y Eduardo, y además Jorge Cerrato, jubilado reciente de ETB que en alguna ocasión se ha apuntado a alguna de nuestra rutas y para nosotros es ya uno más. Hoy se trata de subir al Upo por una zona por donde nunca hemos subido: por Usansolo.

Son las ocho y veinte de la mañana y ya he recogido con el coche a los tres compañeros para dirigirnos hasta Usansolo, que de momento aún es pedanía de Galdakao, aunque en el reciente referéndum han votado sus vecinos por abrumadora mayoría la desanexión de Galdakao, refrendada por las Juntas Generales de Bizkaia. Veremos lo que dicen en Madrid, que será, como siempre, que no. Al tiempo.

Dejo el coche en un aparcamiento de tierra muy cerca de la estación de tren, y tras calzarnos las mochilas empiezo a registrar la ruta en Wikiloc. Cruzamos un puente sobre las vías del tren al lado del aparcamiento que tenemos a la derecha y seguimos hacia delante. Enseguida llegamos a una bifurcación señalizada con carteles amarillos: al Upo por Arteta por la derecha y al Upo por Lekuebaso por la izquierda, la diferencia en distancia entre una y otra ruta es de apenas 200 m. Nosotros elegimos ir por la derecha. A partir de ahora veremos este tipo de carteles en toda la ruta, que está muy bien señalizada.

Subimos por Arteta Bidea, que no es mas que la carreterita que da servicio al barrio homónimo y a las explotaciones de txakolí situadas más arriba. Tras un rato de cómoda subida por asfalto llegamos a una nueva bifurcación. Por la izquierda indican la dirección hacia el embalse de Lekuebaso, aunque nosotros seguimos de frente para encontramos enseguida una bifurcación más. Nosotros seguimos hacia delante sin desvíos. Vemos que aparte de las señales amarillas también señalan la ruta unos círculos de color granate que veremos en numerosas ocasiones.

Unos metros mas arriba se encuentra a la izquierda, un poco apartada de la carretera, la ermita de San Anton Txikerra (San Antón el pequeño). Seguimos adelante y llegamos a una puerta metálica que estaba abierta y da acceso a unos extensos terrenos pertenecientes a una bodega con grandes plantaciones de txakolí , tanto a nuestra derecha como a la izquierda. Una moderna edificación exhibe el nombre de la bodega en su fachada: Txakolí Galanta. La verdad es que las instalaciones que vemos son extraordinarias.

La carretera termina enseguida en una pequeña y coqueta casita con un poste de señales a su lado rodeada de una valla protectora con una puerta. Traspasada ésta la dejamos como estaba, cerrada. Hay que rodear la casita y por su trasera atravesar otra puerta metálica en la que pone en un cartel bien grande: "Itxi atea". Así lo hacemos.

A partir de ahora una alta y robusta valla de una espesa red metálica nos acompañará casi todo el rato a nuestra derecha. Vamos por una senda con leves tramos de sube y baja transcurre a la vera de la valla. Por dentro de la alambrada se ve al lado una carretera que es una de las muchas que existen en el interior para el servicio de la compañía Maxam, antigua Dinamita, de ahí el celo (imagino que por seguridad) de vallar por completo sus inmensos terrenos. Comentamos entre el grupo que esta empresa ha sufrido el año pasado un serio conflicto laboral por haber vendido a una empresa francesa su división de cartuchos para caza y tiro, afectando con ello a 70 trabajadores. Esperamos que hayan reubicado a todos y no haya habido despidos.

Tras un rato de leves subidas y bajadas por la cómoda senda llegamos al lado de una alta torre eléctrica. Seguimos adelante y enseguida accedemos a una bifurcación también señalizada, cruzándonos con un camino que baja por nuestra izquierda. Nosotros seguimos hacia el Upo, a la derecha. En este cruce nos llama poderosamente la atención un cartel en el cercado que dice textualmente: "Peligro. Valla protegida. No tocar". Y claro nos preguntamos de inmediato si la valla estará electrificada. Imaginamos que en todo caso lo electrificado será un vallado interno al que es imposible tener acceso manual, porque si no sería peligrosísimo, ya que en muchos sitios pasamos a menos de un metro de la dichosa valla.

En fin, comentado el asunto seguimos adelante yendo de frente en una bifurcación cercana (hay señales de sendos círculos, uno granate y otro amarillo, en el trono de un árbol a nuestra derecha). Trazamos un amplio círculo en una vaguada en la que han practicado una matarrasa reciente y llegamos hasta otra desviación también señalizada en la que tenemos que desviarnos bruscamente a la derecha. Al poco llegamos a Otxagaraiko Lepoa (collado de Otzagarai), lugar donde empiezan las verdaderas dificultades montañeras del día, ya que hay que subir unos serios repechos hasta la cumbre del Upo. Como 221 m de altitud en el tramo que nos queda, que es relativamente corto.

En este collado si seguiríamos hacia la derecha, partiendo junto a la famosa valla, bajaríamos a Arrigorriaga (ver "Ruta circular desde Arrigorriaga con ascensión al Upo y Artanda" en Wikiloc), pero debemos seguir hacia la izquierda por la severa pendiente que se extiende ante nuestros ojos. Subimos y subimos jadeando y un poco antes de la cumbre vemos una bifurcación con un claro camino herboso que sale hacia nuestra izquierda. Después bajaremos por él.

Por fin y tras sudar un buen rato llegamos a la cumbre del Upo, coronado por tres buzones, uno más grande y de acero inoxidable del grupo de montaña Austarri y otros dos en el suelo a unos cuantos metros, uno de ellos como una especie de cono. Las vistas son excepcionales: hacia el norte el Ganeko, el Paguero y el Biderdi, y en el lado contrario el Lekanda y Gorbea, además del Arrietabaso, Kanpantorreta, Leungane, Artatzagane, Mugarra, Urtemondo, Gaintzorrotz, Oiz, etc... Todo un regalo para los sentidos.

Jorge y yo llegamos juntos la cumbre, pero tenemos que esperar un poco a Jose Mari que se ha quedado con Edu, ya que esta un poco acatarrado y viene más lento. Tras la escasa espera, echamos un par de tragos de agua, sacamos unas cuantas fotos y afrontamos el descenso, desechando bajar a derecho, como lo habíamos hecho otras veces cuando hemos subidos por Arrigorriaga. Ayer llovió y seguramente la fuerte pendiente estaría resbaladiza, por ello optamos, como anteriormente he comentado, por retroceder por el último tramo por el que hemos subido a la cumbre para desviarnos según bajamos hacia la derecha por un camino herboso que nos acerca enseguida al llano bajo la cumbre.

La intención ahora es descender al hayedo del Upo, situado un poco más abajo, para comer allí el bocata y después tomar el camino que nos lleve hasta Lekuebaso y a Usansolo. Al poco llegamos a un pequeño cercado alambrado a la vera del camino con unos pequeños acebos plantados y con una placa en el suelo que reza: "Alberto Puig Monfort. 1926 – 2008. Si no fuera por la Inquisición hoy estaríamos viajando a las estrellas". Curioso cuando menos, y pienso que el señor Puig tenía bastante razón.

Desde el citado y curioso cercado nos desviamos un poco hacia la derecha para enseguida llegar a una bifurcación también con señales. Aquí tenemos que coger hacia la izquierda. Desde hace un ratito andamos en descenso por una zona de replantación arbórea con ejemplares ya bastante crecidos. Son todas especies frondosas americanas de crecimiento rápido, aunque al poco entramos en el viejo hayedo autóctono que se abre a una amplia campa con numerosas mesas de picnic, algunos asadores y una fuente. Es el sitio que elegimos para zamparnos los bocatas acompañados de la querida "damajuana" de Jose Mari (la bota de vino), beber también algo de agua, comer fruta y de la misma salir pitando para abajo que ha parado el viento sur y amenaza lluvia. Si siguiéramos hacia el collado de San Segismundo podríamos continuar el camino del Artanda o bajar a la derecha hacia Arrigorriaga, pero ese no es hoy nuestro objetivo.

Bajamos directamente desde la zona de picnic hacia abajo en sentido contrario al citado collado para coger una pista amplia que se ve mas abajo y en buen estado, apta para vehículos. Tras trazar algunas curvas y transcurrir un buen rato de descenso llegamos a una bifurcación señalizada. Las señales nos indican hacia Lekuebaso y por allí vamos. Vamos todo el rato dentro del pinar. Tras otro tramo de descenso suave llegamos a un nuevo cruce, también con señales, que nos siguen indicando nuestro camino.

Como suponíamos empiezan a caer una gotas bien gordas que nos obligan a parar para ponernos los chubasqueros. Seguimos hacia delante y después de trazar una curva a la derecha y andar otro rato mas, vemos a nuestra vera entre los pinos las verdosas aguas del embalse de Lekuebaso, llegando al poco a su muro de contención. Vemos que han mejorado considerablemente la zona de recreo que ya existía anteriormente.

Ahora la pista se convierte en carretera, eso sí, bastante desconchada, por la que tras cuatro kilómetros (los "kilómetros basura", que dice Eduardo) nos llevarán hasta Usansolo. Creo que ya no merece la pena comentar el recorrido porque no tiene misterio alguno. Tras aburrirnos un poco de tanto asfalto llegamos a la desviación señalizada al principio de la ruta por donde esta mañana nos hemos desviado. Cruzamos el puente sobre el ferrocarril y llegamos al coche. Es un poco tarde para mí y pasamos de tomar algo en algún bar cercano saliendo pitando para Bilbao. Otro día será.