Ascenso a la Pandera desde el Castillo de Otiñar (Sierra Sur de Jaén)

Trazado circular que nos sirve de ascenso a la cumbre de la Pandera, 1.872m, desde el paraje del Castillo de Otiñar.
Tras una exigente subida utilizando las sendas que remontan el Barranco de la Hoya del Caño, adivinando en su parte media la Cueva del Obispo y la Cueva de la Piletilla, completamos la aproximación desde las proximidades del amplio Puerto de la Nava.
Haciendo cumbre en su vértice geodésico, sumamos junto a la cota alta del trazado, las enormes vistas desde el Refugio de la Pandera en la Peña del Altar, 1.818m. Comenzamos el cierre de ruta volviendo sobre el Puerto de la Nava.
Retornamos sobre la cuerda que desciende hacia el valle río Quiebrajano, sumando los hitos del Cerro Cagasebo, 1.588m, y los tajos del Cerro Peña Blanca, 1.452m. Finalizamos el recorrido en descenso por la acusada vereda de Senda Nueva y la ineludible visita al Castillo de Otiñar.

Nuestro punto de partida se encuentra en la carretera que viene desde Puente de la Sierra hacia el Embalse del Quiebrajano, un pequeño apartadero junto a la entrada al carril de acceso al poblado de Otiñar o Santa Cristina (privado con horarios de visita).
Estamos bajo el cerro donde los restos del Castillo de Otiñar dominan el paso por el valle, nuestra puerta de entrada se abre al frente encajonada por el Abrigo del Toril. Dejando la visita del castillo para la vuelta, entramos de lleno en nuestro ascenso por el Barranco de la Hoya del Caño.

Nuestra marcha desfila los primeros metros encajonado entre las paredes del Abrigo del Toril, pronto se convertirá en una marcada vereda que asciende acompañando al barranco. Tramos terrizos de fuerte pendiente a la umbría del barranco nos hacen remontar la sierra de forma continua, por ahora sólo debemos tener en cuenta una encrucijada que nos haría abandonar el barranco en dirección opuesta a nuestro rumbo, esa traza nos desviaría hacia el poblado de Santa Cristina.

Este trayecto de fuerte ascenso toca fin cuando enlazamos con la rodada de ascenso al Puerto de la Hoya. En este punto encontramos la Fuente del Obispo y la secuencia de senda que sigue remontando el Barranco de la Hoya del Caño.
Desde aquí haremos un corto trayecto de ida y vuelta hasta localizar la Cueva del Obispo, por algo parecido a una traza, incomodísima por el terreno y el matorral. Viaje en vano ya que el acceso a la cueva resulta impracticable sin ayuda de una cuerda.

De vuelta a la senda, continuamos escasos metros para volver a abandonar las comodidades de la marcada vereda de ascenso por un trecho. de nuevo, una fuerte rampa nos separa de la entrada de la Cueva de la Piletilla, que aunque marcada por el paso, resultará una acceso tedioso.
Esta cueva es de fácil acceso y podremos adentrarnos, con ayuda de un frontal, hasta su parte baja. Tras la visita y a fin de evitar la vuelta en descenso hacia la vereda, optamos por una traza campo a través para volver a enlazar con la senda unos metros más arriba.
Nos movemos lateralmente por el flanco del barranco, evitando el matorral en lo posible y conseguimos nuestro enlace en el lugar deseado.

Nos queda por delante otra tirada larga de ascenso hacia el Puerto de la Nava , usando la magnífica senda que sigue remontando el Barranco de la Hoya del Caño hacia su cabecera, obviando en los primeros metros un desvío que nos apartaría hacia el Puerto del Raso junto a Peña Blanca.
Tras un primer tramo de fuerte ascenso, cruzamos por última vez el barranco con un agradable llaneo que nos sumerge en el pinar de la Nava, al frente se alza por fin el macizo de la Pandera abanderado por sus antenas.

Poco antes de alcanzar el puerto nos desviaremos en busca de la senda oeste de ascenso, una vez localizada su amplia diagonal nos hace ganar altura rápida y cómodamente hasta la carretera de acceso.
Nos bastará llegar hasta las instalaciones que coronan la cima y anotamos el vértice geodésico de la Pandera, rodeados de antenas y cables. Las vistas se ven menguadas por las nubes pasajeras que capotarán nuestro cielo en la mitad del día.

Dejamos atrás la Pandera y ponemos rumbo a su vecina Peña del Altar en el extremo este del macizo. Aquí disfrutaremos de las mejores vistas hacia el Embalse del Quiebrajano y la Sierra Sur de Jaén, no alcanzando más allá por las nubes bajas que cubren las sierras vecinas.
Tras la merecida pausa junto al Refugio de Montaña de la Pandera, enfilamos el alargado descenso por la senda este de acceso a la Pandera. Traza directa hacia el Puerto de la Nava y el siguiente ascenso al Cerro Cagasebo. Nos decidimos por acceder desde su extremo oriental, recorriendo en liviano ascenso por el canchal de su alomada cuerda.

Las nubes nos ocultan nuestros pasos a seguir y nuestro próximo objetivo, el Cerro Peña Blanca. No supone mayor complicación que recorrer la cuerda que nos separan, avance que nos brinda un descenso rápido hacia el collado que nos separa de los tajos de Peña Blanca.
En todo momento tendremos unos metros descolgado a nuestra derecha una traza algo más cómoda para el enlace.

Desde el collado, un corto ascenso nos sitúa sobre la canal que dibuja la línea de tajos del Cerro de Peña Blanca.
De nuevo, una nueva traza a la derecha, tras la valla que se mantiene en la divisoria, nos hará continuar el descenso sin complicaciones hacia Senda Nueva o el Yedrón, según nos interesa.
Con esa opción más que conocida, optamos esta vez por recorrer la franja de tajos hacia su espolón noroeste a fin de comprobar su viabilidad.
Alcanzado su extremo sobre un pequeño lapiaz calizo, un rápido descenso directo hacia el pequeño llano que nos acompaña abajo ala derecha nos lleva a pisar la traza que perderá altura por Senda Nueva

Nos espera un fuerte descenso por Senda Nueva. Los primeros metros serán esquivos, con una seria variada de trazas arriba y abajo, o al menos es lo que parecen, intentando no apartarnos del rumbo hasta que la senda se vuelve más marcada y sin otras opciones.
Aún así, debemos ir atentos para no abandonar el rumbo y su traza óptima.

Finalizamos la marca de Senda Nueva sobre una pequeña plataforma, aquí prestaremos especial atención por las distintas aperturas de simas que nos encontramos al paso. Tras un último trecho en descenso enlazamos con la rodada que recorre este flanco del cerro.
Una trocha nos llevará a un carril en un nivel inferior y dejando de lado las distintas pisadas que atajan buscando un descenso directo, nos quedamos con el agradable paseo por la pista forestal que nos lleva hasta los bajos del Castillo de Otiñar.

Cerramos el trazado con la visita al paraje del Castillo de Otiñar, su pintoresca estampa y las formidables vistas hacia el valle del Quiebrajano. Pocos pasos nos separan de nuestro punto de partida unas decenas de metros más abajo.

Nos vemos en las montañas.