Ascenso a la Tiñosa desde Las Lagunillas
near Las Lagunillas, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
El Pico de la Tiñosa, con sus 1560 metros es el más alto de la provincia de Córdoba, seguido del Bermejo (1476 m) y del Sierra Alta (1320 m). Los tres forman parte de la Sierra de la Horconera, un espectacular macizo montañoso de crestas afiladas y vigorosas, alternantes con valles profundos y encajados, que se asienta entre los términos municipales de Priego de Córdoba y Rute. Nos proponemos el ascenso al primero de ellos, el techo del Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Mis compañeros de aventura fueron mis amigos Carlos, Ángel, Miguel Ángel y Rosa, nuestra guía de excepción.
Iniciamos la ruta desde Las Lagunillas, una de las 21 aldeas de Priego, siguiendo el sendero señalizado y reabierto recientemente. Concretamente comenzamos la andadura al final de la calle Toledo (37.35905753887329, -4.252701466615366). Debo decir, que teóricamente es necesario solicitar permiso, porque la Agencia de Medio Ambiente establece un aforo de 75 personas para el recorrido. Sin embargo, actualmente parece que lo están denegando por algún litigio con un propietario, pero los propios vecinos de Las Lagunillas nos animaron a subir indicándonos que no habría ningún problema en ello. No obstante, el permiso se solicita a través del siguiente enlace .
Partimos de una altitud de 810 metros, por lo que teníamos por delante una subida cercana a otros 800 metros, suave al principio, pero que en el último tramo alcanzaría desniveles entre un 40 % y hasta un 80 %, hecho que hace que la ruta se deba considerar de dificultad alta. En un primer tramo, los olivares de los cortijos de Los Petronilos y El Llano ganan terreno al monte hasta alturas increíbles, como sucede por estos lares que producen, eso sí, aceites de insuperable calidad. Pronto nos encontramos con el cauce del Arroyo Cañatienda, que solo suele llevar caudal en época de lluvia. Nosotros tuvimos la suerte de disfrutarlo cargado e ir casi todo el tiempo acompañados de su belleza y del sonido de su corriente y el de sus pequeños saltos y el de los trinos de los pájaros que se acercaban a su fuente de vida.
Conforme vamos ascendiendo, nos vamos encontrando con cornicabras y majestuosos ejemplares centenarios de encinas y quejigos. Siempre siguiendo el cauce del arroyo, nos encontramos primero con las ruinas del Caserío de Cañatienda, que por su porte y gran planta nos invita a pensar en el número de familias que allí convivirían y en la actividad agropecuaria que se desarrollaría antaño. Poco más arriba, prácticamente en el mismo cauce, se encuentra la fuente-abrevadero de Cañatienda. Desde allí, si miramos al NE divisamos el Pico del Morrión y la cueva del mismo nombre, un abrigo cerca del que pasaremos más adelante y, en todo momento, conforme vamos ascendiendo, si nos giramos, nos vamos maravillando cada vez más de las espectaculares perspectivas. Ascendiendo aproximadamente un kilómetro, llegamos a el Puerto de la Mahina, collado que separa suavemente las elevaciones de La Tiñosa y de El Bermejo y en el que un cartel nos advierte de que el ascenso que resta hasta la cúspide que perseguimos no es "apto para todos los públicos". A partir de ahí nos quedan un par de kilómetros de un ascenso que se hace más abrupto, invitándonos a pararnos de vez en cuando a disfrutar de las vistas y a llenar nuestros pulmones de aire fresco y limpio. A mitad de camino en este reto final, veremos de cerca la Cueva del Morrión, en la que todavía se aprecia su uso como refugio de ganado caprino, y poco después, ya por fin podremos abrazar el vértice geodésico que nos anuncia que llegamos a nuestra meta. Y ¡cómo no!, pudimos disfrutar de 360º de maravillosas perspectivas de montañas, valles, olivares, poblaciones... ¡Espectaculares las vistas de Sierra Nevada, del Pantano de Iznájar!, entre otras joyas del paisaje andaluz.
El regreso, delicado en ese tramo más alto y más cómodo después, lo hicimos por pequeñas variantes a una y otra orilla del Arroyo Cañatienda. También nos desviamos "un pelín"
al final hacia el Cortijo del Llano, buscando el Bar-Restaurante El Patio, que estaba a pocos metros del punto de partida y sin duda fue un lugar ideal para "hidratarnos" y degustar unas estupendas chachinas y quesos de la tierra.
En definitiva, una jornada de disfrute para los sentidos en la que lo mejor fue, como siempre... "la compañía".
Si tenéis tiempo, recomendamos la visualización de este magnífico vídeo del ascenso, extraído del videoblog "De rutas y sendas", que si bien no se ajusta exactamente al que hicimos, el itinerario es bastante parecido...
Iniciamos la ruta desde Las Lagunillas, una de las 21 aldeas de Priego, siguiendo el sendero señalizado y reabierto recientemente. Concretamente comenzamos la andadura al final de la calle Toledo (37.35905753887329, -4.252701466615366). Debo decir, que teóricamente es necesario solicitar permiso, porque la Agencia de Medio Ambiente establece un aforo de 75 personas para el recorrido. Sin embargo, actualmente parece que lo están denegando por algún litigio con un propietario, pero los propios vecinos de Las Lagunillas nos animaron a subir indicándonos que no habría ningún problema en ello. No obstante, el permiso se solicita a través del siguiente enlace .
Partimos de una altitud de 810 metros, por lo que teníamos por delante una subida cercana a otros 800 metros, suave al principio, pero que en el último tramo alcanzaría desniveles entre un 40 % y hasta un 80 %, hecho que hace que la ruta se deba considerar de dificultad alta. En un primer tramo, los olivares de los cortijos de Los Petronilos y El Llano ganan terreno al monte hasta alturas increíbles, como sucede por estos lares que producen, eso sí, aceites de insuperable calidad. Pronto nos encontramos con el cauce del Arroyo Cañatienda, que solo suele llevar caudal en época de lluvia. Nosotros tuvimos la suerte de disfrutarlo cargado e ir casi todo el tiempo acompañados de su belleza y del sonido de su corriente y el de sus pequeños saltos y el de los trinos de los pájaros que se acercaban a su fuente de vida.
Conforme vamos ascendiendo, nos vamos encontrando con cornicabras y majestuosos ejemplares centenarios de encinas y quejigos. Siempre siguiendo el cauce del arroyo, nos encontramos primero con las ruinas del Caserío de Cañatienda, que por su porte y gran planta nos invita a pensar en el número de familias que allí convivirían y en la actividad agropecuaria que se desarrollaría antaño. Poco más arriba, prácticamente en el mismo cauce, se encuentra la fuente-abrevadero de Cañatienda. Desde allí, si miramos al NE divisamos el Pico del Morrión y la cueva del mismo nombre, un abrigo cerca del que pasaremos más adelante y, en todo momento, conforme vamos ascendiendo, si nos giramos, nos vamos maravillando cada vez más de las espectaculares perspectivas. Ascendiendo aproximadamente un kilómetro, llegamos a el Puerto de la Mahina, collado que separa suavemente las elevaciones de La Tiñosa y de El Bermejo y en el que un cartel nos advierte de que el ascenso que resta hasta la cúspide que perseguimos no es "apto para todos los públicos". A partir de ahí nos quedan un par de kilómetros de un ascenso que se hace más abrupto, invitándonos a pararnos de vez en cuando a disfrutar de las vistas y a llenar nuestros pulmones de aire fresco y limpio. A mitad de camino en este reto final, veremos de cerca la Cueva del Morrión, en la que todavía se aprecia su uso como refugio de ganado caprino, y poco después, ya por fin podremos abrazar el vértice geodésico que nos anuncia que llegamos a nuestra meta. Y ¡cómo no!, pudimos disfrutar de 360º de maravillosas perspectivas de montañas, valles, olivares, poblaciones... ¡Espectaculares las vistas de Sierra Nevada, del Pantano de Iznájar!, entre otras joyas del paisaje andaluz.
El regreso, delicado en ese tramo más alto y más cómodo después, lo hicimos por pequeñas variantes a una y otra orilla del Arroyo Cañatienda. También nos desviamos "un pelín"
al final hacia el Cortijo del Llano, buscando el Bar-Restaurante El Patio, que estaba a pocos metros del punto de partida y sin duda fue un lugar ideal para "hidratarnos" y degustar unas estupendas chachinas y quesos de la tierra.
En definitiva, una jornada de disfrute para los sentidos en la que lo mejor fue, como siempre... "la compañía".
Si tenéis tiempo, recomendamos la visualización de este magnífico vídeo del ascenso, extraído del videoblog "De rutas y sendas", que si bien no se ajusta exactamente al que hicimos, el itinerario es bastante parecido...
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