-ASTURIAS- DESFILADERO DE LAS XANAS

En el corazón del centro de Asturias se encuentra este magnífico desfiladero, hermano pequeño de la Garganta del Cares, pero para muchos senderistas mucho más bello y menos masificado. Fue declarado Monumento Natural por el Principado de Asturias, en Abril de 2002.

El desfiladero de Las Xanas ó de Caballada, es un cañón que ha formado el arroyo Viescas a lo largo de unos dos kilómetros de recorrido, abriéndose paso entre paredes rocosas que a veces llegan a alcanzar los 500 metros de desnivel.

El nombre del desfiladero hace honor a las hadas de la mitología asturiana, “Las Xanas” son hadas que habitan en las cuevas, las fuentes y en las orillas de los ríos de esta hermosa región. Son de pequeña estatura y muy bellas, con cabello rubio y muy largo que sujetan con cinta de perlas o de flores. Se visten con túnicas plateada y la mayoría están encantadas. Cuidan del ganado y a la puerta de su casa hilan madejas de oro y se las regalan a los pastores y a aquellas personas que las ayudan. Tienen hijos y raptan a los hijos de los aldeanos y en su lugar dejan a los suyos, los "xaninos", para que los alimenten. La Noche de San Juan, salen a romper su encantamiento, bailando, lavando y tendiendo sus ropas...

LA RUTA:
A la entrada del pueblo de Villanueva, capital del concejo de Santo Adriano, sobre la carretera comarcal AS-228, encontramos una desviación a la izquierda, para entrar en la carretera local de Villanueva a Tenebreo y Lavares, donde en el mismo cruce, hay un aparcamiento y área recreativa, donde se señaliza el comienzo de esta ruta.

La senda fue tallada en la roca, en un antiguo proyecto para conectar los pueblos de Pedroveya, Rebollada y Dosango con el valle del Trubia. En nuestro caminar desde aquí hacia Pedroveya, iremos atravesando varios túneles esculpidos en la piedra. Este desfiladero, labrado en la roca calcarea, parece la entrada a otra dimensión. Es un pedrero estrecho sobre el que rápidamente ganamos altura, a nuestra espalda tenemos el valle de Villanueva

En los primeros tramos el desfiladero discurre por una senda con bastante pendiente, pero enseguida llegaremos al primero de los túneles llamado “La Cerezal”, al salir de este, ya vemos el arroyo que forma este barranco.

Ya pasado el túnel, seguimos caminando por la senda, poco a poco el desfiladero va ganando altura. En parte de la subida han puesto unas cuerdas de protección aunque el camino es suficientemente ancho como para hacerla sin peligro.

Seguimos ascendiendo lentamente por el desfiladero, entre vueltas y revueltas, pasamos por lo más abrupto del camino (Valle Pequeño), que llega en algunos puntos hasta los 80 metros de altura sobre el río.

Pasamos el segundo túnel “El de la Virgen”, y nos empezamos a adentrar (Valle Grande) en un bosque de hayas. Estamos entrando en el punto más umbrío, el camino discurre próximo al río, en esta zona encontramos una cascada y un molino medio ocultos entre los árboles, continuamos y pronto alcanzamos un puente de madera, una vez pasamos el puente podemos tomar dos caminos para llegar a Pedroveya.

En este cruce volveremos a atravesar el río por un puente más pequeño que el anterior y a continuación tenemos que subir por un camino con desnivel mas exigente en unos pocos metros pero que se hace muy bien subiendo por unos escalones hechos con traviesas de madera, una vez arriba solo hay que seguir la pista que nos llevará directamente a la Ermita de Pedroveya.

La Ermita es un buen lugar para descansar y comer el bocadillo a la sombra de su Teixo centenario pero decidimos acercarnos hasta el pueblo, solo tenemos que bajar por la carretera y a unos 500 m. llegamos a Pedroveya, pueblo típico asturiano con multitud de hórreos y casas tradicionales Asturianas.

Tras un rato de descanso y disfrutar del mismo retomamos los pasos e iniciamos la vuelta por el mismo camino disfrutando nuevamente de los parajes que nos ofrece.
Al no ser una ruta ni muy larga ni muy exigente, es ideal para hacer en cualquier época del año y para todas las edades pero ojo con los niños y las personas con vértigo.