-ASTURIAS- HAYEDO DEL MONASTERIO DE HERMO “Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias”

El BOSQUE HERMO, en el suroeste asturiano, tiene la magia de todos los hayedos, un encanto que se acentúa sobre todo durante el otoño y el invierno, pero además suma un componente que lo convierte en misterioso y único: el hecho de ser uno de los menos conocidos de España y también uno de los menos transitados.

La UNESCO en noviembre de 2.002 lo nombró como Reserva de la Biosfera. Se ubica en Asturias suroccidental en el concejo de Cangas del Narcea, dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, se trata del hayedo más extenso de Asturias.

El hayedo está incluido en la red europea Natura 2000 por la calidad y la cantidad de valores naturales que alberga, entre los que destacan algunas de las especies de vertebrados terrestres más amenazadas del planeta, como el oso pardo, el urogallo, el lobo o el rebeco.

Pero dicha protección no ha sido bien recibida por algunos vecinos que están acostumbrados a no cuidar este espacio natural como lo merece y suelen quitar las indicaciones del Parque Natural.

LAS PRIMERAS AGUAS DEL RIO NARCEA parten de varias fuentes en la zona, a la cota 1.590 está la laguna los Cobradores, la laguna Vega Cimera (cota 1.560 m.) también aporta agua al naciente río, así como otras muchas fuentes no cartografiadas a lo largo del amplio y extenso valle de Monasterio de Hermo.

LA RUTA:

Comenzamos en una pista asfaltada donde estacionamos los coches tras dejar atrás el municipio de Monasterio de Hermo, justo en ese lugar ya vemos los restos de explotación de una antigua mina de la zona.

Nos adentramos en el Alto Valle del Narcea, no caminamos demasiado cuando encontramos la primera barrera de prohibición de entrada de vehículos a la zona. Siguiendo esta pista que transcurre a la orilla del rio narcea llegaemos a las Brañas de Narcea del Monasterio donde podemos ver una serie de casas de pastores muy bien conservadas, muy próximas a las Fuentes donde nace este célebre río de la cuenca cantábrica.

Una vez en las Brañas del Narcea seguiremos caminando por este mágico bosque de hayas, acebos, abedules y serbales, disfrutando de las diferentes tonalidades de colores que el otoño nos ofrece.

En el camino nos encontramos los restos de la explotación minera de la zona como una antigua entrada a una mina que ya no está en uso.

El tiempo no acompaña y la lluvia apenas nos da tregua de modo que decidimos dar la vuelta, pero cuando llegamos de nuevo a las brañas no podemos evitar adentrarnos hacia la vega para ver algunos saltos de agua y fuentes del nacimiento de este mítico rio, el Narcea

Ruta muy sencilla, muy agradable. como la climatología (fuerte lluvia) no nos permitió alargarla tanto por el hayedo como subiendo a los nacientes del Narcea, pero terminamos la jornada disfrutando de la rica gastronomía de la zona.