Atalaya Segurilla, LA ATALAYA GUARDIÁN DE LA CUENCA DEL TAJO

Empezamos la ruta desde el Embalse de la Portiña desde aquí nos desviamos por un camino vecinal dirección a la Atalaya, este camino nos llevará a la Atalaya . Debido a que disponemos de poco tiempo para hacer la ruta decidimos acortarla en un momento concreto, esto supone entrar en fincas particulares siempre cuidando y siendo respetuoso con la propiedad.
Enclavada en un cerro a 623 metros de altitud, nos ofrece una vista inigualable de la cuenca del Tajo, al sur; los Montes de Toledo y Talavera de la Reina a vista de pájaro.
Estas atalayas eran torres que también servían para comunicarse entre ellas y dar la señal de alarma ante la llegada del enemigo mediante el humo que hacían con fogatas, y de hecho, en las crónicas árabes aparecen como “torres de señales”, y es curioso constatar cómo esos lugares estratégicos para las comunicaciones siguen siéndolo hoy día, pues cerca se pueden ver varias torretas y repetidores de telecomunicaciones.

Cuando uno contempla desde la base de la Atalaya, la magnificencia del paisaje y el territorio tan extenso que se observa desde aquí (imaginar desde 18 metros de altura...), puede comprenderse fácilmente, de la importancia y valor que supondría este enclave.
Hacia el norte se perfilan claramente las montañas de Gredos. Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Es fácil imaginar, el aislamiento y las condiciones en las que estos hombres hacían su vigilancia. Que muchas veces, tras avisar de la llegada del enemigo a otras fortificaciones, perecían sus vigilantes en el asalto que perpetraban los mismos contra ella...

Se aprecian perfectamente, los "huecos" en donde estarían sujetas las vigas de madera, que soportaban los pisos de que se componía. Desconozco, si alguno se utilizaba como pequeña ventana para su ventilación. La puerta de entrada está a varios metros de altura, y el acceso a su interior se haría con una escalera de madera, o una escala trenzada de cuerdas

Una parte del muro está caído, posiblemente por el peso del tiempo, las inclemencias o que quedó así en alguno de los último asaltos que tuviera...

Pero eso nos desvela el interior, que está completamente hueco al haber desaparecido su interior, que cedería y se precipitaría contra el suelo...