Aulesti-Gizaburuaga-Barrios de Lariz, Abixata, Oleta y Urrutia-Amoroto

Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 189:

Día de extraordinario calor el de hoy, con previsiones de temperaturas de casi 40°. Tenía el día libre, y haciendo buen tiempo no quería quedarme en casa, así que he aprovechado para hacer otra etapa, que viene de perlas para este tipo de condiciones, ya que la distancia y desnivel son muy pequeñas, el terreno es cómodo y llevadero de principio a fin, durante buena parte de la trazada se camina entre árboles, y también le podía sacar provecho para volver en bus, ya que para ir de Amoroto a Lekeitio, solo hay trayectos disponibles en los días laborables.

Esta ruta forma parte de 2 caminos de renombre: el Lea Ibilbidea, que comienza en el municipio de Munitibar, y sigue el curso del río Lea hasta su desembocadura en Lekeitio, y por otro lado, el GR-38.3, variante del GR-38, osea, de la Ruta del Vino y el Pescado.

En mi caso, parto desde la pequeña localidad vizcaína de Aulesti, y sigo en todo momento un sendero natural señalizado con marcas GR roja y blanca, que transcurre por la margen derecha del río Lea. Como he mencionado arriba, se agradecía la presencia de numerosos árboles y del propio río, ya que refrescaba el ambiente.

Durante el camino, paso por bonitos puntos de observación, en especial el de la fundición de Burdinola, donde hay un precioso salto de agua.
Poco después, me desvío del camino para visitar brevemente el núcleo principal del municipio de Gizaburuaga.

Ahora si, prosigo la marcha, pasando al lado de un antiguo molino, y después, por los barrios de Lariz, Abixata y Oleta, todos ellos pertenecientes a Gizaburuaga.

Es al llegar a Oleta cuando la cosa se pone seria. Hasta ahora, todo era llanear, salvo pequeños repechos, pero ahora me tocaba ascender uno muy potente, para ir así hacia mi destino, el municipio de Amoroto.

Las rampas son muy exigentes, aunque el sendero y el terreno sean de buena calidad. El calor aprieta, y el sudor empieza a salir a chorros de mi cara.
Afortunadamente, no he de andar demasiada distancia cuesta arriba. Al llegar a una antena, situado en el punto más elevado, ya doy por finalizado la mayor de las ascensiones, aunque aún quedaba otro pequeño repecho.

Me adentro de lleno por el barrio de Urrutia, salgo a una carretera, y seguido, hago un doble giro derecha-izquierda para, ahora si, encarar una última subida por senda herbosa.

Rápidamente, llego de nuevo a la civilización, y recorro la totalidad de la preciosa localidad de Amoroto, de pequeñas dimensiones pero de muy bella factura. Finalmente, me dirijo hasta la patada de bus del pueblo, donde pongo punto y final a esta sencilla y bonita ruta.