Ayagaures-Las Tederas-Pino de Pilancones. Gran Canaria

En esta ruta ponemos rumbo al emblemático Pino de Pilancones, ( su nombre se debe a los charcos que se forman en el barranco después de las lluvias llamados también pilancon o pilancones).
Situado en el Pinar de Ayagaures, vertiente sur de la isla,
este colosal pino canario tenía un diámetro de 5,25 metros ( chaaacho se necesitaban cinco personas para abrazarlo por completo ) …….. llegó a tener una altura de 50 metros y lo curioso es que tardó solo 8 ańos en alcanzarla. Su antigüedad está datada en 542 ańos según un estudio dendrocronologico (analiza los anillos del tronco) de la Universidad Politécnica de Madrid, hasta allí llegó la tea de nuestro pino, que lo convierten en unos de los “pinus canariensis “ más longevos, por lo que este árbol siendo jovencito, vio pasar allá por 1492 a Cristóbal Colón hacia las Américas.
Nuestro particular gigante lo derribó un temporal en Enero del 2008, aunque previamente lo debilitaron varios incendios, el más virulento para su corteza, fue el del verano del 2007, sólo un ańo antes de su caída.
No piensen que es el más antiguo de las Islas , puesto que el abuelo de Canarias es el Pino de La virgen en la isla de La Palma que casi le dobla en edad .

Conocida su historia, queremos visitar a este colosal pino canario……. para ello comenzamos el sendero junto a la plaza de Ayagaures y ascendemos por la vertiente sur del barranco, dirección Las Tederas, al volver la vista atrás, mientras avanzas , una postal se dibuja en tu retina , al mirar desde lo alto las siluetas que el agua pinta en la presa de Ayagaure. Por encima del agua, al abrigo norte de la montańa, sobresale un palmeral exótico, salpicado de viviendas construidas en piedra labrada que te hacen desenfundar la cámara de fotos para inmortalizar este hermoso paisaje.
Más arriba en el caserío de Las Tederas nos sorprende diversas construcciones antiguas, también en piedra construidas por los márgenes del camino que recuerdan la forma de vida precaria de nuestros antepasados.
En el último tercio del camino, el pinar envuelve todo el sendero hasta llegar a nuestro destino final : “el monumental pino de Pilancones “. que recostado duerme sabiendo que fue fuerte, grande y respetado , pues era costumbre de los lugareńos que al pasar una comitiva fúnebre por el lugar, se tomara un descanso en su base en seńal de respeto a este icono verde de Gran Canaria.
Allí también paramos nosotros a rendir nuestro pequeńo homenaje con la “magüa” de no haberlo conocido vivo, verde, peinando las nubes y desafiando con su altura los vientos de nuestra cumbre, pues hubiéramos querido abrazarlo entre todos para no dejarlo caer.

Volvemos sobre nuestros pasos emocionados por haber conocido este original rincón de nuestra isla y su peculiar historia.