Badlands de Purullena- Cuevas de Beas de Guadix- Cárcavas del Marchal- Impresionantes Miradores
near Purullena, Andalucía (España)
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Itinerary description
Espectacular ruta que partiendo desde la Ciudad Troglodita de Purullena nos llevará a: Barranco Cuevas de Monzoque, Mirador del Fin del Mundo, Beas de Guadix, Cuevas de Algarbes y Camariles, Cuevas de la Sacristía, Cuevas de Lares, Marchal, Monumento Natural Cárcavas del Marchal, Badland de Purullena.
Tienen 25 millones de años de existencia. La tierra emergió sobre los grandes lagos del sureste peninsular y nacieron las cárcavas de Granada. La arcilla forma una capa de protección de las viviendas trogloditas. Es una de las cualidades de los ‘badlands’, las malas tierras que en el sureste peninsular se llaman cárcavas. Desde hace milenios, el hombre ha encontrado en los vestigios de los movimientos tectónicos que formaron la depresión de Guadix y el Altiplano, un lugar donde vivir y en el que desarrollar una gran cantidad de usos agrícolas, ganaderos e incluso industriales.
A Purullena se le conoce con el sobrenombre de Ciudad Troglodita, que le fue otorgado en los años 60, ya que era un lugar, en la que el único elemento arquitectónico conocido era la Iglesia, y toda la población vivía en cuevas. Hoy día, más de 400 familias siguen disfrutando de esta forma de vivir, siendo el lugar de más concentración de casas-cueva de la Comarca de Guadix.
Comenzaremos nuestra ruta en la Carretera de Granada de la localidad de Purullena; junto a unas tiendas de cerámica y a la Panadería Fco. León; donde compramos pan y una Torta de Chicharrones buenísima. A pocos metros se encuentra la Cueva- Museo de la Inmaculada, aunque a nosotros nos gusta más el nombre de Hábitat Troglodita. En esta visita recorreremos tres casas-cueva con varios siglos de historia, escavadas en el Cerro de la Virgen. La primera cueva está ambientada como se vive en la actualidad, para mostrar a los visitantes la forma cotidiana de vivir en las cuevas de la Comarca de Guadix. La segunda cueva está decorada igual que una cueva habitada a finales del S-XIX y principios del S-XX, época histórica en la que hubo mayor número de habitantes en cuevas. La tercera cueva está en la parte más alta de la montaña, y además de ser un Museo Etnológico, con una amplia exposición de objetos antiguos usados durante muchos años, también es un mirador, desde donde se divisa una bella panorámica del entorno de cerros y cuevas, el Valle de los Ríos Alhama Fardes y Sierra Nevada. Precio 2,50 euros.
Proseguimos encaminándonos al Barraco Cuevas de Monzoque; estrecho barranco que a unos 15 m. de profundidad circula entre cárcavas de arcillas con formas de cuento de hadas, albergan numerosas cuevas abandonadas y ruinosas que hacen al paraje algo misterioso.
Posteriormente tomaremos la Colada de Paulenca, que circula por la Rambla de María, amplio pinar de reforestación con algunos puntos de escombros del vecino pueblo que afean mucho este paraje. Al final de la Rambla llegaremos a la Meseta del Morillo donde se halla una planta de Energía Solar. Nos desviaremos de la pista, casi campo a través, para ir a un Mirador Natural en el que se divisa en primer término Paulenca, más lejos Guadix y al fondo la omnipresente, durante todo el recorrido, Sierra Nevada.
Volveremos a la pista que circula por la Meseta del Manco, y en paralelo al Barranco y Cañada del mismo nombre. Poco después de pasar una Granja Cinegética iniciaremos un descenso por un sendero hasta la Rambla de Zamar y saldremos de esta por la Cuesta de Leñeros, llegando al paraje de Los Llanos, otra meseta que termina bruscamente al llegar al valle del Río Alhama, en el Mirador del Fin del Mundo.
El Mirador del Fin del Mundo se llama así porque, cuando se viene desde Paulenca hacia Beas de Guadix al caminante le da la impresión de que allí acaba el mundo ya que sólo ve cielo y tierra. Este promontorio es el lugar perfecto para disfrutar de unas excelentes vistas de los desiertos y ‘badlands’ del Norte de la provincia de Granada. Con las cimas de Sierra Nevada al fondo, desde aquí se divisa gran parte del Valle del río Alhama, que engloba a todos los municipios situados a la derecha del río Fardes: Cortes y Graena, Beas, Marchal y Purullena.
Los paisajes que ofrece esta zona permiten comprender la evolución geológica de toda la comarca: en un primer nivel, las montañas calizas de la Sierra de La Peza o Lugros en las zonas más altas; en un segundo nivel el Camarate, el bosque mejor conservado de Sierra Nevada, que se viste de mil colores en otoño; y, por último, los badlands formados por la erosión de la arcilla, con las Cárcavas de Marchal, declaradas Monumento Natural, como uno de sus referentes.
Y tras descender por la Cuesta de Guadix y cruzar el Río Alhama por un puente, llegamos a Beas de Guadix, , singular villa de un notable pasado árabe y una histórica encrucijada de caminos entre Guadix y Granada. De hecho, los romanos tuvieron allí un lugar de aprovisionamiento en el cruce de la ruta desde Granada hacia Guadix y La Peza.
Regalo de la naturaleza de gran belleza paisajística que mira hacia "El Fin del Mundo". Tierra de contrastes entre el páramo y el vergel, tierras áridas y arcillosas que se combinan en caprichosa armonía con vegas y huertas cuidadas con el primor de un jardinero.
Escenario sencillo y de extraordinaria peculiaridad, se extiende sobre las laderas del Cerro del Castillo, sus calles estrechas y misteriosas nos conducen a un rico arrabal de casas-cueva en el que se encuentra su iglesia parroquial que alberga un rico tesoro de la carpintería mudéjar granadina, su extraordinario artesonado.
En Beas se encuentra el Centro de interpretación los Algarbes y Camariles. Esta cueva museo está destinada al turismo rural y en este momento es el Taller de Empleo de Beas de Guadix "El mirador del fin del mundo" quien se encarga de su mantenimiento y de realizar las visitas guiadas de turistas o de gente interesada en visitarla. Nosotros lo encontramos cerrado ya que solo abre de Junio a Noviembre o concertando cita con la Alcaldesa, según nos dijeron.
Salimos de Beas por un camino que discurre por la ladera de la montaña entre pinares y coincidente con los PR-A153 y PR-A-298. A unos 700 m. nos saldremos del camino por un sendero poco definido que desciende unos metros entre olivos hasta llegar a la entrada de las Cuevas de La Sacristía, una joya casi desconocida, posible antiquísimo lugar de culto cristiano en el paraje de Lares.
Las denominadas " Cuevas de la Sacristía “conforman un conjunto de espacios excavados en un pequeño cerro amesetado, la mayoría han sido reutilizados como almacén para los aperos de los agricultores que trabajan las tierras contiguas al pequeño eremitorio. Su localización a una cierta distancia de las vías de comunicación y con una fuente inagotable de agua tan cercana, ofrece una sensación de aislamiento muy apreciada por los monjes que se retiraban para su labor contemplativa. En las tierras circundantes al cerro de Lares se han documentado restos de materiales constructivos y cerámicos, lo que nos indica junto a las fuentes históricas, que en el lugar se situaba un pequeño poblamiento, Alares, que abarcaría una amplia cronología de ocupación no continua desde época visigoda-islámica hasta al menos los siglos XVI-XVII.
El conjunto consta de una decena de cuevas con formas y características muy diferentes, que varían de pequeñas celdas individuales a plantas de importantes dimensiones en forma de cruz griega, o incluso espacios de doble altura conectados por una escalera tallada en la roca. Su uso continuado y el deterioro natural del terreno han transformado las construcciones originales en cierto grado. No todas presentan pruebas de su función religiosa, pero al menos en las cuevas que se agrupan en torno a la vertiente norte del cerro, sí se han hallado signos que se pueden relacionar con algún tipo de ocupación monástica. La multitud de cruciformes tallados en la roca, con paralelos en la mayoría de las construcciones del norte de la Península, los escudos esquemáticos de probable adscripción medieval, las reducidas dimensiones de las celdas que reproducen a la perfección las halladas en otros centros rupestres, o la temprana cristianización, que desde al menos el siglo IV se ha desarrollado en estas tierras, ayudan a adscribir este complejo al repertorio de manifestaciones rupestres cristianas en la Península Ibérica
Volviendo al recorrido, y concretamente al camino, pasaremos por la rambla de Lares; y posteriormente entre huertas llegaremos a la Rambla de Alboroz; unos metros más y llegamos a Marchal. Flanqueado por elevadas cadenas montañosas, que lo aíslan y le confieren un clima de carácter continental, se encuentra un espectacular paisaje conocido como las Cárcavas de Marchal.
Se trata de un sistema formado por movimientos de placas terrestres que provocaron el hundimiento de esta zona, dando origen a una fosa tectónica. Esta depresión, con el paso del tiempo, se fue rellenando de materiales, blandos en su gran mayoría como arcillas y limos. Debido a la escasa vegetación, a las lluvias de tipo torrencial frecuentes en la zona y al arrastre de materiales, fue creándose un paisaje de barrancos, regueras y profundas zanjas denominadas cárcavas. Estas peculiares formaciones de tonalidades marrones, ocres, verdes y oscuros constituyen un conjunto de gran atractivo visual.
Estos paisajes son conocidos con el término bad-lands o malas tierras, ya que no son aprovechables para la agricultura. Pero, desde tiempos remotos, los habitantes han utilizado estas formaciones para construir viviendas a modo de cuevas. El material arcilloso del que están compuestas permite un alto grado de impermeabilización, lo que ayuda, a su vez, a mantener una temperatura constante en su interior. El habitáculo se comunica con el exterior por una sola puerta y a veces por un ventanuco para mantener las óptimas condiciones ambientales.
Además del paisaje y sus viviendas-cuevas se puede visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación del siglo XX construida sobre la antigua mezquita y llama la atención de una forma muy especial el palacete que se ubica en la zona alta de la localidad, el Palacio de los Gallardo, que también se conoce como la casa rosa y la casa grande. Es del siglo XIX; obra del arquitecto Gustavo Gallardo, que lo construyó para él y su familia. Su estructura de castillo italiano, con techos muy inclinados al estilo de la comarca de Loira, otorga un exótico y atractivo contraste con la austeridad de las cárcavas. En la actualidad sigue siendo de propiedad privada.
Seguiremos la ruta cruzando nuevamente el Río Alhama por otro puente y tomando a la derecha la Rambla de Zamar y tras un breve pero intenso atroche llegaremos nuevamente a la meseta de Los Llanos. Tomaremos dirección izquierda junto a la valla de La Granja Cinegética hasta llegar al Mirador de las Cárcavas de Marchal, donde hay paneles informativos que nos explican los mecanismos de erosión y formación de la Hoya de Guadix. Las vistas son increíbles.
Muy cerca, y tras haber pasado la caseta foresta llegaremos a otro mirador este conocido como el de Los Badland de Purullena. Si el anterior mirador tenía unas vistas increíbles, este no se queda atrás. Aquí vemos a la perfección un tipo de paisaje ruiniforme de características áridas y de litología rica en lutitas, extensamente erosionado por el viento y el agua. Cañones, cárcavas, barrancos, canales, chimenea de hadas (columnas de roca con formas en sus picos) y otras formas geológicas del estilo. Dependiendo de las sucesiones sedimentarias que las conformen, estas tierras pueden presentar una espectacular gama de colores, que alterna capas que van del negro azulado oscuro, característico del carbón, al blanco del caolín o el yeso, pasando por el rojo brillante, característico de algunas arcillas.
No solo el hombre se sirve de las cárcavas. Animales y vegetales saben aprovechar la protección de las arcillas rojas. Es fácil ver cada año, con la llegada de la primavera, la presencia de carracas, un ave de color azulado, muy escasa, que gusta de zonas desérticas y áridas, como ocurre con los abejarucos, que cada año hacen sus nidos en los cortados de las cárcavas de Marchal, como legiones de aviones roqueros y golondrinas. Las grajillas, parientes de las carracas, también utilizan las cornisas y pliegues de la tierra roja para protegerse. Y no solo aves, también se encuentran cabras montesas; nosotros vimos una pareja casi en una pared vertical, que habilidad y agilidad.
Los geólogos no lo consideran un desierto, sino una zona semiárida, lo que significa que también hay una muy particular riqueza vegetal, con especies que han logrado adaptarse a situaciones de sequía, calor y frío, como Pequeñas coronillas, manzanillas y romeros. Como recuerdo de que estas zonas fueron un mar, queda una gran concentración salina, por lo que crecen especies que necesitan de sal, como Salsola oppositifolia. Merece la pena conocer estos paisajes y contemplarlos como algo más que un lugar donde crece el desierto o se construyen viviendas-cueva.
Ya solo nos queda un descenso algo arriesgado, a la vez que divertido y espectacular. Bajamos por un zigzagueante y marcado sendero, que con un sube y baja por la propias Cárcavas nos lleva hasta el punto de partida. La torta de chicharrones la llevamos ya en los talones; así que nos vamos al restaurante Capitol a saciar un hambre tremenda.
Ruta muy recomendable.
Tienen 25 millones de años de existencia. La tierra emergió sobre los grandes lagos del sureste peninsular y nacieron las cárcavas de Granada. La arcilla forma una capa de protección de las viviendas trogloditas. Es una de las cualidades de los ‘badlands’, las malas tierras que en el sureste peninsular se llaman cárcavas. Desde hace milenios, el hombre ha encontrado en los vestigios de los movimientos tectónicos que formaron la depresión de Guadix y el Altiplano, un lugar donde vivir y en el que desarrollar una gran cantidad de usos agrícolas, ganaderos e incluso industriales.
A Purullena se le conoce con el sobrenombre de Ciudad Troglodita, que le fue otorgado en los años 60, ya que era un lugar, en la que el único elemento arquitectónico conocido era la Iglesia, y toda la población vivía en cuevas. Hoy día, más de 400 familias siguen disfrutando de esta forma de vivir, siendo el lugar de más concentración de casas-cueva de la Comarca de Guadix.
Comenzaremos nuestra ruta en la Carretera de Granada de la localidad de Purullena; junto a unas tiendas de cerámica y a la Panadería Fco. León; donde compramos pan y una Torta de Chicharrones buenísima. A pocos metros se encuentra la Cueva- Museo de la Inmaculada, aunque a nosotros nos gusta más el nombre de Hábitat Troglodita. En esta visita recorreremos tres casas-cueva con varios siglos de historia, escavadas en el Cerro de la Virgen. La primera cueva está ambientada como se vive en la actualidad, para mostrar a los visitantes la forma cotidiana de vivir en las cuevas de la Comarca de Guadix. La segunda cueva está decorada igual que una cueva habitada a finales del S-XIX y principios del S-XX, época histórica en la que hubo mayor número de habitantes en cuevas. La tercera cueva está en la parte más alta de la montaña, y además de ser un Museo Etnológico, con una amplia exposición de objetos antiguos usados durante muchos años, también es un mirador, desde donde se divisa una bella panorámica del entorno de cerros y cuevas, el Valle de los Ríos Alhama Fardes y Sierra Nevada. Precio 2,50 euros.
Proseguimos encaminándonos al Barraco Cuevas de Monzoque; estrecho barranco que a unos 15 m. de profundidad circula entre cárcavas de arcillas con formas de cuento de hadas, albergan numerosas cuevas abandonadas y ruinosas que hacen al paraje algo misterioso.
Posteriormente tomaremos la Colada de Paulenca, que circula por la Rambla de María, amplio pinar de reforestación con algunos puntos de escombros del vecino pueblo que afean mucho este paraje. Al final de la Rambla llegaremos a la Meseta del Morillo donde se halla una planta de Energía Solar. Nos desviaremos de la pista, casi campo a través, para ir a un Mirador Natural en el que se divisa en primer término Paulenca, más lejos Guadix y al fondo la omnipresente, durante todo el recorrido, Sierra Nevada.
Volveremos a la pista que circula por la Meseta del Manco, y en paralelo al Barranco y Cañada del mismo nombre. Poco después de pasar una Granja Cinegética iniciaremos un descenso por un sendero hasta la Rambla de Zamar y saldremos de esta por la Cuesta de Leñeros, llegando al paraje de Los Llanos, otra meseta que termina bruscamente al llegar al valle del Río Alhama, en el Mirador del Fin del Mundo.
El Mirador del Fin del Mundo se llama así porque, cuando se viene desde Paulenca hacia Beas de Guadix al caminante le da la impresión de que allí acaba el mundo ya que sólo ve cielo y tierra. Este promontorio es el lugar perfecto para disfrutar de unas excelentes vistas de los desiertos y ‘badlands’ del Norte de la provincia de Granada. Con las cimas de Sierra Nevada al fondo, desde aquí se divisa gran parte del Valle del río Alhama, que engloba a todos los municipios situados a la derecha del río Fardes: Cortes y Graena, Beas, Marchal y Purullena.
Los paisajes que ofrece esta zona permiten comprender la evolución geológica de toda la comarca: en un primer nivel, las montañas calizas de la Sierra de La Peza o Lugros en las zonas más altas; en un segundo nivel el Camarate, el bosque mejor conservado de Sierra Nevada, que se viste de mil colores en otoño; y, por último, los badlands formados por la erosión de la arcilla, con las Cárcavas de Marchal, declaradas Monumento Natural, como uno de sus referentes.
Y tras descender por la Cuesta de Guadix y cruzar el Río Alhama por un puente, llegamos a Beas de Guadix, , singular villa de un notable pasado árabe y una histórica encrucijada de caminos entre Guadix y Granada. De hecho, los romanos tuvieron allí un lugar de aprovisionamiento en el cruce de la ruta desde Granada hacia Guadix y La Peza.
Regalo de la naturaleza de gran belleza paisajística que mira hacia "El Fin del Mundo". Tierra de contrastes entre el páramo y el vergel, tierras áridas y arcillosas que se combinan en caprichosa armonía con vegas y huertas cuidadas con el primor de un jardinero.
Escenario sencillo y de extraordinaria peculiaridad, se extiende sobre las laderas del Cerro del Castillo, sus calles estrechas y misteriosas nos conducen a un rico arrabal de casas-cueva en el que se encuentra su iglesia parroquial que alberga un rico tesoro de la carpintería mudéjar granadina, su extraordinario artesonado.
En Beas se encuentra el Centro de interpretación los Algarbes y Camariles. Esta cueva museo está destinada al turismo rural y en este momento es el Taller de Empleo de Beas de Guadix "El mirador del fin del mundo" quien se encarga de su mantenimiento y de realizar las visitas guiadas de turistas o de gente interesada en visitarla. Nosotros lo encontramos cerrado ya que solo abre de Junio a Noviembre o concertando cita con la Alcaldesa, según nos dijeron.
Salimos de Beas por un camino que discurre por la ladera de la montaña entre pinares y coincidente con los PR-A153 y PR-A-298. A unos 700 m. nos saldremos del camino por un sendero poco definido que desciende unos metros entre olivos hasta llegar a la entrada de las Cuevas de La Sacristía, una joya casi desconocida, posible antiquísimo lugar de culto cristiano en el paraje de Lares.
Las denominadas " Cuevas de la Sacristía “conforman un conjunto de espacios excavados en un pequeño cerro amesetado, la mayoría han sido reutilizados como almacén para los aperos de los agricultores que trabajan las tierras contiguas al pequeño eremitorio. Su localización a una cierta distancia de las vías de comunicación y con una fuente inagotable de agua tan cercana, ofrece una sensación de aislamiento muy apreciada por los monjes que se retiraban para su labor contemplativa. En las tierras circundantes al cerro de Lares se han documentado restos de materiales constructivos y cerámicos, lo que nos indica junto a las fuentes históricas, que en el lugar se situaba un pequeño poblamiento, Alares, que abarcaría una amplia cronología de ocupación no continua desde época visigoda-islámica hasta al menos los siglos XVI-XVII.
El conjunto consta de una decena de cuevas con formas y características muy diferentes, que varían de pequeñas celdas individuales a plantas de importantes dimensiones en forma de cruz griega, o incluso espacios de doble altura conectados por una escalera tallada en la roca. Su uso continuado y el deterioro natural del terreno han transformado las construcciones originales en cierto grado. No todas presentan pruebas de su función religiosa, pero al menos en las cuevas que se agrupan en torno a la vertiente norte del cerro, sí se han hallado signos que se pueden relacionar con algún tipo de ocupación monástica. La multitud de cruciformes tallados en la roca, con paralelos en la mayoría de las construcciones del norte de la Península, los escudos esquemáticos de probable adscripción medieval, las reducidas dimensiones de las celdas que reproducen a la perfección las halladas en otros centros rupestres, o la temprana cristianización, que desde al menos el siglo IV se ha desarrollado en estas tierras, ayudan a adscribir este complejo al repertorio de manifestaciones rupestres cristianas en la Península Ibérica
Volviendo al recorrido, y concretamente al camino, pasaremos por la rambla de Lares; y posteriormente entre huertas llegaremos a la Rambla de Alboroz; unos metros más y llegamos a Marchal. Flanqueado por elevadas cadenas montañosas, que lo aíslan y le confieren un clima de carácter continental, se encuentra un espectacular paisaje conocido como las Cárcavas de Marchal.
Se trata de un sistema formado por movimientos de placas terrestres que provocaron el hundimiento de esta zona, dando origen a una fosa tectónica. Esta depresión, con el paso del tiempo, se fue rellenando de materiales, blandos en su gran mayoría como arcillas y limos. Debido a la escasa vegetación, a las lluvias de tipo torrencial frecuentes en la zona y al arrastre de materiales, fue creándose un paisaje de barrancos, regueras y profundas zanjas denominadas cárcavas. Estas peculiares formaciones de tonalidades marrones, ocres, verdes y oscuros constituyen un conjunto de gran atractivo visual.
Estos paisajes son conocidos con el término bad-lands o malas tierras, ya que no son aprovechables para la agricultura. Pero, desde tiempos remotos, los habitantes han utilizado estas formaciones para construir viviendas a modo de cuevas. El material arcilloso del que están compuestas permite un alto grado de impermeabilización, lo que ayuda, a su vez, a mantener una temperatura constante en su interior. El habitáculo se comunica con el exterior por una sola puerta y a veces por un ventanuco para mantener las óptimas condiciones ambientales.
Además del paisaje y sus viviendas-cuevas se puede visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación del siglo XX construida sobre la antigua mezquita y llama la atención de una forma muy especial el palacete que se ubica en la zona alta de la localidad, el Palacio de los Gallardo, que también se conoce como la casa rosa y la casa grande. Es del siglo XIX; obra del arquitecto Gustavo Gallardo, que lo construyó para él y su familia. Su estructura de castillo italiano, con techos muy inclinados al estilo de la comarca de Loira, otorga un exótico y atractivo contraste con la austeridad de las cárcavas. En la actualidad sigue siendo de propiedad privada.
Seguiremos la ruta cruzando nuevamente el Río Alhama por otro puente y tomando a la derecha la Rambla de Zamar y tras un breve pero intenso atroche llegaremos nuevamente a la meseta de Los Llanos. Tomaremos dirección izquierda junto a la valla de La Granja Cinegética hasta llegar al Mirador de las Cárcavas de Marchal, donde hay paneles informativos que nos explican los mecanismos de erosión y formación de la Hoya de Guadix. Las vistas son increíbles.
Muy cerca, y tras haber pasado la caseta foresta llegaremos a otro mirador este conocido como el de Los Badland de Purullena. Si el anterior mirador tenía unas vistas increíbles, este no se queda atrás. Aquí vemos a la perfección un tipo de paisaje ruiniforme de características áridas y de litología rica en lutitas, extensamente erosionado por el viento y el agua. Cañones, cárcavas, barrancos, canales, chimenea de hadas (columnas de roca con formas en sus picos) y otras formas geológicas del estilo. Dependiendo de las sucesiones sedimentarias que las conformen, estas tierras pueden presentar una espectacular gama de colores, que alterna capas que van del negro azulado oscuro, característico del carbón, al blanco del caolín o el yeso, pasando por el rojo brillante, característico de algunas arcillas.
No solo el hombre se sirve de las cárcavas. Animales y vegetales saben aprovechar la protección de las arcillas rojas. Es fácil ver cada año, con la llegada de la primavera, la presencia de carracas, un ave de color azulado, muy escasa, que gusta de zonas desérticas y áridas, como ocurre con los abejarucos, que cada año hacen sus nidos en los cortados de las cárcavas de Marchal, como legiones de aviones roqueros y golondrinas. Las grajillas, parientes de las carracas, también utilizan las cornisas y pliegues de la tierra roja para protegerse. Y no solo aves, también se encuentran cabras montesas; nosotros vimos una pareja casi en una pared vertical, que habilidad y agilidad.
Los geólogos no lo consideran un desierto, sino una zona semiárida, lo que significa que también hay una muy particular riqueza vegetal, con especies que han logrado adaptarse a situaciones de sequía, calor y frío, como Pequeñas coronillas, manzanillas y romeros. Como recuerdo de que estas zonas fueron un mar, queda una gran concentración salina, por lo que crecen especies que necesitan de sal, como Salsola oppositifolia. Merece la pena conocer estos paisajes y contemplarlos como algo más que un lugar donde crece el desierto o se construyen viviendas-cueva.
Ya solo nos queda un descenso algo arriesgado, a la vez que divertido y espectacular. Bajamos por un zigzagueante y marcado sendero, que con un sube y baja por la propias Cárcavas nos lleva hasta el punto de partida. La torta de chicharrones la llevamos ya en los talones; así que nos vamos al restaurante Capitol a saciar un hambre tremenda.
Ruta muy recomendable.
Waypoints
Comments (2)
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Buenas tarde. Impresionante la descripción de la ruta y la cantidad de waypoints, además de las fotografías. Un ejemplo de cómo hay que publicar los tracks. He visto dos tracks similares al tuyo. Uno de ellos se dio la vuelta en el punto que señalas como DESCENSO PELIGROSO. ¿Hay posibilidad de evitarlo o es un mensaje para novatos? ¿Sería mejor hacer la ruta en sentido inverso y convertirlo en SUBIDA DURA, pero con menos riesgo?
En realidad el descenso peligroso no lo es tanto y menos para tí. A nosotros nos gusto mucho este descenso, es muy divertido y desciende por la propias cárcavas; pero hay que prevenir pues no se sabe el nivel de quien va ha realizar la ruta.
Si la ruta similar a la que te refieres, es la de Alexandermagina, me comentó que no hizo el descenso por amenaza de tormenta y por viento.
Gracias y Saludos