Badolatosa, ribera del pantano de Malpasillo, Arroyo y Gruta del Pontón, Ermita la Fuensanta, Cueva del Tempranillo y cumbre

Salida desde el aparcamiento de la presa del embalse de Malpasillo en Badolatosa, sobre los 260m sobre el nivel del mar.

Seguimos el camino de la ruta del Tempranillo marcado por su correspondiente monolito. Es un camino entre olivos donde se puede apreciar la agricultura de la zona.

En la bifurcación del paraje el Sandino tomar dirección a la Ermita.

Luego, en el mirador de los meandros del río Genil, salir del sendero para visitar los fascinantes cortados de las canteras de yeso donde hay dos posibilidades: seguir por las canteras que es bastante más difícil o volver por el derrumbe sobre el trazado para alcanzar la cima y ver los arcos de piedra, sobre los 320m sobre el nivel del mar, que es la opción que tomamos para no complicar la ruta. Las formaciones geológica que se pueden observar por la zona son muy interesantes.

Se continúa por la bajada de las canteras y se atraviesa un pinar que tiene ORUGA PROCESIONARIA así que atención a los que lleven mascotas. Luego se continua por camino de servicio para las fincas de olivar hasta llegar a cruzar el arroyo de la Cantera donde se vuelve a entrar en un pinar que tiene oruga procesionaria. Por el camino nos encontramos algunas ruinas de cortijos centenarios.

Tras un corto descenso llegamos al Arroyo del Pontón donde podremos admirar el arco de piedra natural que lo cruza, así como bajar por la derecha al propio cauce del arroyo donde veremos el substrato de roca con estratos de colores llamativos; es la conocida como gruta del Pontón, a unos 260m sobre el nivel del mar, en el cauce del arroyo, donde puedes bajar por el cauce si te gustan las formaciones geológicas pero nosotros pensamos que era más interesante subir por el arroyo y ver el cañaveral y la fauna de la zona compuesta de aves y anfibios, hasta una pequeña cascada desde donde volvimos por nuestros pasos hasta volver a subir el puente de piedra que conforma la gruta, que es por donde se cruza el arroyo.

Se sube por el sendero una pequeña cuesta y se llega a un olivar donde se busca el camino de acceso a la fincas vecinales.

Se continúa por dicho camino agrícola hasta llegar a la Ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta, reconstruida en 1671, donde la tradición oral indica que recibió el indulto real el bandolero El Tempranillo en 1832. Junto a la ermita se pueden admirar los restos de las ruinas del antiguo lugar de culto fechadas sobre 1383.

Anexas al ala izquierda de la Ermita, cerradas por verja, se encuentran las cuevas de José María "El Tempranillo". Que eran el lugar donde se refugiaba el bandolero para visitar a la Virgen de la Fuensanta, de la que era muy devoto, y al santero, su confidente.

Siguiendo el camino de la ermita, calle Fuensanta, se pasan por dos cruces que marcan hitos religiosos; la última denominada Cruz de los Deseos porque la tradición oral indica que fue el punto de aparición de la Virgen a un devoto que pidió la curación de su enfermedad.

Esta carretera de asfalto llega hasta las inmediaciones de la pedanía de Corcoya donde se vuelve desde la colina del mirador de los pinos, por el camino recorrido.

Tras pasar por la Ermita y seguir el camino rural, en su bifurcación se toma a la derecha para subir hasta las ruinas de la antigua posada tras la cual están los restos de una gruta donde supuestamente se escondían los bandoleros para tener un punto alto de atalaya y vigilar los alrededores.

Se sigue por el sendero para visitar las ruinas de las antiguas minas de hierro de la zona. Donde se aprecian aun los muros de algunos edificios.

Se continúa el camino a la izquierda del farallón de roca, donde se encuentra la veta de piedra hematita de la cantera de la mina al aire libre.

Así se llega hasta un mirador en el acantilado del río Genil desde donde hay una vista privilegiada del embalse.

Se sube por el sendero al borde del acantilado hasta coronar la mina abandonada y observar el gran corte que la cantera supone en el terreno.

Se sigue ascendiendo hasta coronar el Monte de la Cabrera donde hay un hito geodésico en el punto alto a 449 metros sobre el nivel del mar, según la Red de Vértices Geodésicos de España. Las vistas del entorno son espectaculares. Allí se emprende el camino de vuelta.

Se baja hasta la coronación de la mina, y entonces se continua a la izquierda por el sendero que suavemente desciende por la ladera hasta las ruinas de la antigua posada que vimos en la subida.

Se continua por el mismo camino que en la subida, hasta que en el olivar se toma la bifurcación de la derecha para ver la pequeña cueva del camino y observar la formación de la roca que la contiene.

Se sigue por esa vertiente del Arroyo del Pontón para admirar los caminos de la ladera de enfrente, por donde se hizo la bajada al arroyo en el camino de ida.

Se continúa hasta descender a la riberas del embalse donde se cruzan los arroyos por las vaguadas que hay entre los cañaverales. Y dependiendo del nivel del embalse se elegirá el sendero más llano a la derecha o el sendero más empinado a la izquierda.

Siguiendo el sendero, hay varios puntos donde se puede observar las aves que pululan en el embalse, teniendo en cuenta de que es Zona de Especial Protección para las Aves y no se las puede molestar. Nosotros tuvimos la suerte de poder ver flamencos, a parte de las usuales garzas, cigüeñuelas, andarríos y patos. También se ve en alguna foto los aguiluchos laguneros que sobrevolaban la zona constantemente.

Finalmente, se vuelve al punto de partida con un buen sabor de boca de una deliciosa caminata con todos los ingredientes que se pueden pedir a un maravilloso día en la naturaleza.

Posteriormente, visitamos el pueblo y comimos estupendamente en uno de sus bares que daban servicio a muchos otros senderistas.