CAMINO MOZÁRABE ALMERÍA-CÓRDOBA ETAPA 14: Baena-Espejo

Larga etapa entre campos de cereal, frutales y obviamente, un día más, olivares, con predominio otra vez de pistas y de carreteras secundarias asfaltadas, con la bonita localidad de Castro del Río que no llega hasta los 20 km y un final precioso en el pintoresco pueblo de Espejo.
Dejamos atrás el bonito albergue de la Ruta del Califato bajando en un ya conocido camino que durante el día anterior hemos recorrido 3-4 veces de subida y de bajada, hasta la Plaza España, rodeando una vez más el castillo y pasando otra vez por la Plaza de la Constitución. Una vez en la Plaza España, seguimos a la izquierda por la N-342A siguiendo el trazado de la misma hasta el Bar Casa Juani, que encontramos temprano abierto y donde aprovechamos para desayunar. Este bar, por lo que parece, es toda una institución para los amantes de los caracolillos en caldo, que en época, es muy visitado por los amantes de esta típica tapa de la región. En el bar, en la zona de la barra, vemos un curioso calendario con las precipitaciones históricas de la población por meses y años, que llama nuestra atención. Dejamos la carretera nacional y seguimos ahora por la Avenida Cañete de les Torres pasando junto a una rotonda con un monumento en el centro referente al cercano yacimiento arqueológico de Torreparedones. A la izquierda, tenemos las bodegas Jesus Nazareno. Seguimos por esta carretera de estrecho arcén durante más o menos un kilómetro hasta que unos metros después de pasados bajo la N-432, la abandonamos para coger a la derecha una pista de tierra que se adentra en el olivar y por la que caminaremos durante unos 4 km, primero llaneando con espectaculares panorámicas que se pierden en los extensos campos de olivos, y cuando llevemos unos 2,5 km, comenzando a bajar para acabar saliendo a la carretera A-3125. La seguimos a la derecha durante unos 2 km para dirigirnos al PUENTE DE LA MATURRA sobre el Río Guadajoz, que a partir de aquí, se va a convertir, a relativa distancia, a nuestra izquierda, en nuestro acompañante. Cruzado el puente, a unos 200 metros siguiendo de frente, tenemos la entrada cerrada de la Cueva del Yeso, a la que sólo se puede acceder con visita guiada. Nosotros, giramos a la izquierda pasado el puente para comenzar un largo tramo por una pista asfaltada con nomenclatura CP-325. El trazado llanea con un pequeño repecho a la altura del Cortijo de Izcar la Baja que nos queda a la izquierda. Unos 600 metros después de acabar la suave bajada, entramos en el término municipal de Castro del Río. Ya cerca de la población, que nos aparece en la lejanía, encontramos un espacio habilitado con sombra para uso de los peregrinos al margen de la pista asfaltada. Poco a poco vamos encontrado casitas diseminadas y algún vivero de olivos para acabar entrando en CASTRO DEL RÍO. Entramos a la misma por la Avenida Jaén y seguimos luego a la izquierda por la Calle Martos hasta llegar al castillo de la población, que nos queda a la izquierda. Pasamos la Plaza de San Rafael y entramos en el barrio de la Villa, donde encontramos, al lado de la IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN, el punto de información al peregrino donde nos acompañan al albergue, que se encuentra allí al lado, para poner el sello en la credencial. Es muy habitual tomar esta bonita población de Castro del Río como final de etapa, sin embargo, nosotros tenemos ganas de más y decidimos después de una larga pausa en la población, continuar la etapa hasta la población de Espejo. Unos 9 km más adelante. Aprovechamos para comprar algo para comer en la Plaza de la Iglesia y tenemos la suerte de que justo a nuestro paso la iglesia estaba abierta, ya que el párroco de la misma, muy amable con nosotros, estaba haciendo una visita a dos visitantes particulares. La iglesia, después de su última restauración, luce espectacular en su interior, donde podemos encontrar valiosos elementos donde vale la pena detenerse. Posee una gran variedad de esculturas, pinturas y orfebrerías. Entre ellas destaca una imagen de Cristo Crucificado de 1700, la sillería del coro datada en 1717 en madera de nogal, una pequeña tabla de la Virgen del Rosario de 1600 aproximadamente, un fresco de San Cristóbal de 1600 o diferentes óleos sobre lienzos. También encontramos en las diferentes capillas los pasos procesionales que cada Semana Santa desfilan por las calles de Castro del Río junto a las distintas cofradías de gran devoción popular. Como decíamos, el pàrroco, muy amable con nosotros, también nos puso un bonito sello de la parroquia en nuestra credencial. Después de comer, dedicamos un buen rato para callejear por el Barrio de la Villa de la población, que vale realmente la pena. La localidad tiene su origen en un castro o campamento militar romano levantado en lo alto de una colina que dominaba el valle del entonces Flumen Salsum, hoy río Guadajoz. La muralla, cuyo perímetro disponía de 40 torres, envuelve el barrio de la Villa, con callejas empedradas, arcos, fachadas de color blanco y muchas macetas con flores, donde se respira su pasado morisco. Según reza el dicho popular, «este es el lugar donde Cervantes tuvo un hijo y engendró otro». Entre 1587 y 1592 Miguel de Cervantes, en su calidad de recaudador de tributos, pasó varias veces por Castro del Río, donde llegó a estar encarcelado por un asunto de comisiones fraudulentas; al parecer fue en su mazmorra donde inició la escritura de El Quijote. También se dice que mantuvo un idilio con una mujer del pueblo, relación clandestina de la cual nació un bastardo; pudo ser con la hija del posadero, aunque las malas lenguas afirman que fue con la esposa del sacristán. En la Calle Rincón de este barrio, encontramos también el reñidero de gallos más antiguo de España, construido a finales del siglo XVIII cuyas bancadas forman un pequeño anfiteatro de color azul alrededor de la arena del ring, donde antaño se congregaban hasta 300 personas, entre galleros y aficionados. A nuestro paso estaba cerrado y no puedimos verlo insitu, así que, nos queda como cuenta pendiente para cuando volvamos a Castro del Río. Pasamos por la Capilla de San Acisclo y Santa Victoria y a continuación por el ayuntamiento de la población para tomar la Calle Tercia y hacer otra pausa para tomar un café en el Círculo el Liceo antes de acometer el último de la etapa. Por la Calle Córdoba, Mucho Trigo y Diputación a continuación, o tramo de la etapa. Por la Calle Córdoba, Mucho Trigo y Diputación a continuación, salimos a una rotonda con una mecedora gigante, en homenaje a la artesanía local, girando a la izquierda para cruzar por un puente el Río Guadajoz. Continuamos hasta salir a la N-432 por la que caminamos unos metros hasta dejarla a la derecha por una pista de tierra pasada la gasolinera. Por un paso inferior pasamos bajo la A-309 y ahora con el río a nuestra derecha continuamos por la misma entre campos para girar más adelante a la izquierda a la altura de una depuradora. Dejando a la derecha una inmensa balsa de agua, comenzamos a ver en la lejanía, encaramada sobre una colina, la localidad de Espejo y su castillo, a la que nos vamos acercando progresivamente. Ya cerca de la población, nos encontramos un cruce de pistas en forma de tridente. En el caso de querer continuar sin entrar a ESPEJO, deberíamos tomar la pista de más a la derecha. Nosotros sin embargo, con la intención de pernoctar en la población, tomamos la pista de más a la izquierda que en subida, pasa junto a una fuente y después, tocando a la carretera, por una pintoresca rotonda. Nos dirigimos hacia la Plaza de la Constitución, donde se encuentra el ayuntamiento, y donde debemos inscribirnos y recoger el código que nos permitirá acceder al bonito albergue de la población donde nos alojaremos. El albergue se encuentra al lado de las instalaciones de la piscina municipal, mientras que nosotros, primero, deberemos subir por la Calle Pilar Salado primero, Casas Nuevas, y Alfonso XI, hasta el ayuntamiento y la policia local, que se encuentra en frente junto al mercado de abastos. Aunque habíamos quedado con la policía local, encontramos un funcionario que casualmente entraba al ayuntamiento y además de ponernos el sello del municipio, nos entregó el código para poder abrir el cajetín donde se encontraban las llaves del albergue. Una vez instalados en el mismo, la policía local vendría a tomarnos los datos en el mismo albergue, poniéndonos otro bonito sello en la credencial, al día siguiente, al comienzo de la siguiente etapa. La pintoresca localidad de Espejo merece una visita y callejear por su parte más alta. Las inmediaciones del Castillo Ducal, la Parroquia de San Bartolomé y un par de bonitos miradores, fueron algunos de los lugares que visitamos en lo que nos quedó de tarde. Además, aprovechamos para pasar por un colmado, Autoservicio Cristina, en la Calle Pilar Salado, donde compramos el famoso chorizo de Espejo, siendo la dependienta muy amable con nosotros y explicándonos la mejor manera para cocinarlo en el albergue. El albergue municipal, por cierto, impecable, de 4 plazas, pero con todas las comodidades que requiere el peregrino, limpio, con mantas y con cocina. Sin duda, se agradece que pequeñas poblaciones como Espejo, decidan apostar por el Camino Mozárabe y faciliten el paso por la localidad a los peregrinos.