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Bajamar. Barranco de Vargas. Bajamar. E-1537

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Trail stats

Distance
3.86 mi
Elevation gain
2,149 ft
Technical difficulty
Experts only
Elevation loss
2,382 ft
Max elevation
1,916 ft
TrailRank 
21
Min elevation
1,916 ft
Trail type
One Way
Coordinates
361
Uploaded
January 5, 2024
Recorded
January 2024
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near Tejina, Canarias (España)

Viewed 34 times, downloaded 1 times

Itinerary description

- Esta excursión forma parte de un conjunto de seis excursiones de subidas (y bajadas) por lomas entre los barrancos de Flandes, Vargas y Porlier.
- Tejina. Bajamar. Mesa Tejina. Tejinetilla E-1388
- Bajamar. Barranco Porlier. Lomo la Cruz. Ermita San Esteban E-1473
- Bajamar. Barranco de Vargas. Bajamar. E-1537
- Bajamar. Barranco de Vargas. Pico Isogue. Cuadras Don Benito. E-1539
- Bajamar. Montiel. Parva Los Chicharos. Lomo Vargas. Barranco Flandes. E-1541
- Bajamar. Lomo el Hediondo. Mesa Tejina. Tegueste. E-1545

- Los tracks son orientativos, no uso ningún dispositivo gps durante las travesías, esta dificultad añadida hace que todas sean difíciles, muy difíciles o nivel experto.

- Los tracks los compongo, a posteriori, usando la cartografía de Grafcan (Mapa Topográfico Integrado de Grafcan,) los mapas de openstreetmap.org, los del Instituto Geográfico Nacional y los de la editorial Alpina. Genero los tracks usando el programa Basecamp (Garmin), el programa Land (TwoNav) y la web de Grafcan (Gobierno de Canarias).

- Puede acceder a más excursiones en mi página web “El Aventurero Doméstico de Tenerife” en la dirección https://sites.google.com/view/adotf

• Excursión 1537. 11 Diciembre de 2023. Lunes. (Anaga 256ª)
Bajamar. Barranco de Vargas. Bajamar
Municipios: La Laguna
ENP: Parque Rural de Anaga
De 14.15 a 19.06h. De 90 a 60 a 550 a 20m.
Distancia: 6,4k. Duración: 4h 51m.

Resumen.
Subida desde Bajamar (en la entrada a la calle del Club Náutico) por pista, sendero, sendero PR, sendero zigzagueante y un bosque de pinos pequeños hasta un pozo y después por un viejo sendero que empieza en el pozo y que continúa por la ladera derecha del barranco de Vargas en un recorrido de mucha pendiente, difícil, con trepadas logro acercarme a la base del risco que rodea el pico (la mesa) de Isogue, pero no logro subir. Después tengo que hacer un retorno de lo más aventurero y arriesgado hasta lograr bajar al pozo justo antes de que anochezca

Crónica.
De una manera inusual voy a empezar la crónica de la excursión por el resultado final: una aventura extraordinaria en la que estirado mis posibilidades y he acabado entero y sin daños (graves), otra vez agobiado por la luz (la falta de), como hace dos semanas, haciendo un retorno a lo familiar (una pista al lado de un pozo) de una manera muy aventurera y emocionante y a la que he llegado justo cuando se ha terminado la luz (18.30h). Todo ha sido porque no he podido subir a la plataforma del pico Isogue, está rodeado de un risco de unos 25/40 metros de lo más vertical y eso que lo he intentado por tres sitios diferentes.

Todavía me quedan un par de excursiones por los alrededores del barranco de Flandes, en La Punta del Hidalgo, pero prefiero avanzar un poco y empezar a explorar el barranco siguiente (hacia Tejina), el barranco de Vargas. Ya que por ahí sólo hay una pista que lleva a un pozo (San Juan 2) he estado mirando rutas en Wikiloc. Prácticamente todas van por la ladera y llegan al pozo después de subir directamente o por la ladera después de visitar una cantera. Sólo un usuario (Cristóbal Méndez) ha hecho algo diferente: subir por una de las dos crestas de la loma que separa el barranco de Vargas del de Flandes (ruta: “bajamar-montiel-solis-cruz-del-carmen-cristobal mendez”). No aporta ningún detalle, sólo el track y un par de fotos. La loma que separa estos dos barrancos es la que llega hasta Solís y que ya he hecho en otras excursiones. Sin embargo, esta loma en la parte que da al mar se separa en dos crestas, mirando desde el mar la que yo he hecho es la izquierda y la que ha hecho Cristóbal Méndez es la de la derecha y ambas convergen en los 500m aprox. Mirando el Mapa Topográfico de Grafcan he visto que tiene un gran desnivel (unos 350 metros) y una extraordinaria pendiente (60%) y parece más demandante y desafiante que la otra.

Salgo temprano de casa y voy en taxi desde La Estación hasta Bajamar y me bajo al principio de la calle del Club Náutico. La tarde está estupenda, soleada, despejada, buen tiempo. Enseguida de entrar por la calle me desvío por una calle a la derecha (Camino Hermanos Tabares) que pronto es una pista de tierra entre zonas de cultivo, invernaderos y alguna casa aislada. Me gusta empezar ya por tierra y lejos del tráfico. Bien por Cristóbal. Bien diseñada la excursión. En unos 300 metros la pista termina en un portón de una finca. Afortunadamente hay un camino, casi un sendero, que por la derecha evita la finca y va entre vegetación salvaje. Después cruzo el cauce de un barranquillo (Perdomo/La Goleta) y en unos 200 metros salgo a la carretera de Bajamar, la cruzo y al otro lado sigo a la izquierda por una calle asfaltada que va en paralelo a la carretera, de nuevo evitando el tráfico. En 100 metros me echo a la izquierda por una pista agrícola por donde veo las señales (blanca y amarilla) de sendero PR (es el PR 12). Es una pista ancha que va entre invernaderos, terrenos vacíos, y vistas a la montaña y a la prodigiosa cresta por donde se supone que voy a subir, ya veremos. Es un paseo bastante llano y muy agradable, de nuevo, en calma y tranquilidad. La pista me va llevando, ningún estrés. En varios sitios veo las marcas de PR. La tarde está perfecta para caminar. Tras unos 10 minutos (800 metros) me gusta una casa en ruinas, alargada, de bloques y ladrillos que apenas se ve y que está medio comida por la vegetación. A continuación, hay unos invernaderos y justo después (95m) tuerzo a la derecha por una pista que enseguida se convierte en un sendero y empieza a subir por la ladera. El sendero va por antiguas terrazas, ya irreconocibles, y entre cornicales, planta que domina en la ladera, una planta de crecimiento expansivo sin tallos leñosos, sin una gran estructura de ramas, con pequeñas florecitas, y muchas lianas, que desprenden un liquido blanco y pegajoso cuando se rompen. Me gusta subir por este sendero, con señales de mucha agua reciente, está compactado y nada arenoso. Pronto doy a una pista (125m) y me echo a la izquierda y después, algo confuso, sí, voy encontrando un sendero que zigzaguea y sigue subiendo entre la vegetación muy frondosa, con cornicales, tabaibas e inciensos. Me gusta mucho que sea algo confuso y que deba ir muy atento para no perderlo, parece transitado, incluso por motos. En los 175m llego a un canal (Bajamar - Punta del Hidalgo/ canal de la Fajana). Sigo por encima del canal hacia la izquierda por una zona con mucha zarza, un zarzal imponente. Las vistas hacia el risco por donde se supone que voy a subir cada vez me parecen más impresionantes. En unos 20 o 30 metros por el canal y llego a una pista (la que lleva al pozo San Juan 2). Puedo ver bien que para subir por la arista de la loma primero debería ir por encima del canal (de tosca) algo estrecho que rodea la montaña (rojiza) hasta la propia arista en sí.

Pero antes de eso y ya que parece que no está muy lejos prefiero echarle un vistazo al pozo y a la propia pista que sube hasta el pozo, si tanta gente ha subido rutas (en Wikiloc) hasta ahí algo tendrá. Tengo la intención de ver el pozo y bajar de nuevo hasta aquí. Paso una barrera metálica (para coches) y empiezo a subir por la pista. Es una pista ancha que sube en zigzag con vistas a la loma por cuya arista voy a subir, una loma muy arriscada por este lado de un color rojizo y donde apenas crecen plantas, el último sol del día le saca un color cálido precioso al risco. Y lo que me empieza a llamar la atención son unos árboles, no muy grandes, bien ramificados, que tardo un rato en identificar, son pinos, pinos de Monterrey (pinus radiata), con ramas enhiestas terminadas en cogollos de hojas que crecen muy juntas. La corteza es grisácea con tendencia a formar capas finas en proceso de desprenderse. Son realmente bonitos, no crecen muy altos, quizás unos quince o veinte metros como mucho. También abundan los dragos y las palmeras canarias. Es todo un paseo que debe ser muy popular entre la gente de Bajamar. Esto es ya parte del parque rural de Anaga y no hay pinares como este en toda Anaga.

La pista sube en zigzag con muchos miradores sobre el cauce profundo del barranco y el risco rojizo de la loma de enfrente. En un km aprox. llego al final de la pista (260m) donde está el pozo (San Juan 2) con una caseta bien visible. Antes de la caseta hay una conexión de tuberías muy ruidosa. Cuando ya pienso que me voy a dar la vuelta descubro un sendero que sube por la derecha de la caseta. Sin dudarlo, decido explorarlo. Me llama la atención que todas esas personas que han subido hasta el pozo no hayan continuado, la traza del sendero es muy clara. Este sendero también me interesa por si acaso no puedo subir por la arista de la loma y tengo que acercarme por la ladera, me interesa encontrar un lugar por donde cruzar el cauce del barranco (de Vargas). Lo encuentro un poco más arriba. Pero yo continúo subiendo. El sendero es más o menos claro y va subiendo, en paralelo al cauce y a una cierta distancia bastante constante con respecto al fondo del barranco. No es ningún sendero evidente, ni claro, incluso tengo que subir por la derecha por una torrentera de piedras, pero es un tramo corto. Enseguida lo vuelvo a encontrar manteniendo la distancia al cauce. Hace un ligero rodeo para evitar un barranquillo lateral y después sigue pegado al borde y ascendiendo. El barranco está muy lleno de plantas, de árboles, de pinos, también. Al otro lado el risco es muy vertical pero no tanto como al principio por donde la zona rojiza. Veo bien, cada vez mejor, el perfil de la arista que iba a subir, ya me da la impresión que lo voy a dejar para otro día, este sendero es demasiado goloso para dejarlo y parece que va teniendo continuidad y cuanto más lo recorro más me parece que puede llegar muy arriba, a lo mejor hasta la plataforma de Isogue, aunque cuando miro hacia arriba, hacia Isogue, hay un risco vertical, en forma de corona rodeándolo todo. La vista del barranco es para mí un paisaje nuevo, con salientes con pinos, en plan alpino.

En los 350m aprox. el sendero ya no sigue en paralelo al cauce, sino que, antes de otro barranquillo, empieza a subir en zigzag por una loma (¿Lomo de la Cueva del Tanque?). En esta subida lo voy perdiendo y lo voy encontrando cuando ataco la loma en vertical, cuanta más veces lo vuelvo a encontrar más me refuerza la idea de que tiene continuidad. El terreno está blando, que se desprende bajo mis pies, con grandes tabaibas, pinos, pencas, cada vez más húmedo el entorno. En los 450m aprox. me echo a la izquierda y llaneo hasta un barranquillo, que parece totalmente cubierto de zarzas y plantas desde lejos, pero que por un amplio pasillo despejado de zarzas atraviesa el cauce. Al otro lado me sigo echando a la izquierda y rodeo, por la parte inferior, un risco muy vertical e impresionante sin salida aparente. Incluso tengo que descender unos metros pegado a la pared negra y abrasiva y después, voy ascendiendo en diagonal por una zona bastante rocosa, con pasos algo expuestos, puedo continuar subiendo hasta que me lleva a una parte complicada, una parte para trepar. Sigo por un andén estrecho hacia la izquierda (cada vez más peligroso) hasta que llego a un sitio sin continuación, puro risco. Regreso al sitio donde hay que trepar y tras varios intentos y acercamientos logro superarlo, está en el límite de lo que yo puedo trepar y tengo que poner toda la carne en el asador. Una vez superada la parte complicada llego a una zona rocosa y sin plantas (480m). Por encima tengo un risco vertical de unos 25-35 metros y de una manera natural encuentro, hacia la derecha, un camino que lo bordea en ligero ascenso. El esfuerzo de la trepada me ha dejado un poco tocado psicológicamente y no tengo una imagen amplia y panorámica de por dónde voy, simplemente me dejo llevar por lo que parece lógico. Existe un sendero estrecho entre las plantas, muy marcado. Tras un primer tramo bajo el risco después viene otro en forma de arco con algunos derrumbes de grandes piedras, todavía bajo el risco y tras superarlo ese risco llego (520m, punto A) a la base de otro risco mucho más largo y algo más alto (entre 25 y 40 metros) que uniformemente me separa de Isogue. De nuevo de una manera natural encuentro un sendero que se echa a la izquierda, lo sigo, la vegetación es muy densa en la base del risco. Son las cinco y media y anochece a las seis y media, tengo tiempo. Sigo unos 50 metros por el “sendero” y ataco el risco (muy vertical) por dos sitios diferentes, pero no encuentro ningún lugar que de una manera más o menos segura me permita subir, todo es demasiado arriesgado (en estos trances me salen unas habilidades para trepar y destrepar que desconozco tener). Retrocedo hasta el punto A y sigo hacia la derecha por la base del risco y por dos veces más vuelvo a atacar el risco, pero sin éxito, no sé cómo, logro no caerme.

Mi presión principal ahora es que me estoy quedando ya sin luz. En esos intentos se me ha ido mucho tiempo y ahora son casi las seis de la tarde. Voy siguiendo el risco hacia la derecha y en la “última” esquina me encuentro con una grieta por la que me debería meter y repta sin saber si me llega a algo, (no lleva a nada, lo compruebo al bajar un poco) y ya son las seis y diez. El hecho de que me estoy quedando sin luz es ya muy patente y la idea de que me puedo quedar atrapado y tener que pasar la noche se va haciendo más y más fuerte. Me resisto a regresar por donde he venido, no sé cómo podría destrepar la parte complicada, no tengo tiempo para invertir en la manera de bajar por dónde trepé. Me dejo llevar entonces por mi instinto y decido bajar por la loma, campo a través, hacia la caseta del pozo que se ve muy bien desde aquí, tiene el tejado de color rojo teja y es muy conspicuo. Sé que es de lo más arriesgado, puede haber riscos imposibles, no hace falta que sean muy altos, con cinco metros ya me impedirían bajar. Lo que sigue es torbellino en el que logro mantener la calma e ir evitando las partes verticales, a veces teniendo que volver a subir y sujetándome a todo lo que es firme (rocas, ramas de tabaibas, pinos pequeños). Es un descenso vertiginoso en el que me voy recordando cada poco que lo importante es que no me tuerza un tobillo o me caiga, todo lo demás es bueno. Y así, con cada vez menos luz, voy descendiendo esta ladera y, para mi suerte, encontrando sitios por donde destrepar. Sólo una vez ruedo por unas rocas y me doy un golpecito en la nalga y en el pie. En la bajada no sólo me guía el tejado de la caseta (que cada vez veo menos) sino el ruido de las tuberías que se mantiene constante, incluso aumenta. Son dos buenas referencias. Cerca de la caseta me tengo que echar a la derecha para evitar otro risquito y entre pencas pequeñas logro llegar justo a la caseta… a las seis y media. Salvado por la campana. Ya no me tienen que venir a rescatar. Hace tres semanas en la subida al pico de Aguacada también fue una situación muy tensa que pasé por los pelos. No me puedo acostumbrar a estas cosas. Ahora empiezo a sentir que las manos me pican (están llenas de pequeños arañazos) pero ya la cosa es radicalmente diferente. Echo a caminar por la pista y tengo que sacar la linternita para que me lleve por la pista pedregosa. Sólo cuando he bajado bastante y ya se me va pasando el susto me siento a lavarme las heridas de las manos y echarme cristalmina.

Me lo tomo con toda la calma del mundo, cada paso es un regalo. Voy disfrutando de haberme salvado. Al llegar a la barrera sigo bajando por la pista y sólo mucho más abajo es cuando empieza el asfalto y hay iluminación y puedo apagar la linterna y me encantan las decoraciones luminosas que tienen en varios chalets. La bajada es casi toda recta hasta llegar a la carretera de Bajamar. La vida cotidiana de la ciudad de voces apagadas con poco tráfico y gente paseando me parece una maravilla. Desde el banco de la parada puedo seguir disfrutando de este regalo, de haber podido volver, y de estar aquí, casi con pinta de aburrido. Me cambio de ropa y meto la mojada en la mochila, incluso me cambio de calcetines. Poco a poco me voy recuperando. Me pongo a escuchar música con los auriculares que me aíslan acústicamente del entorno y ahora lo veo todo como en una película. La 105 tarda un cuarto de hora en aparecer, no me importa. En Tejina tengo que esperar 20 minutos a la 051. No me importa. Todo me parece bien. Cuando me subo a la guagua y me siento noto el asiento muy duro y empiezo a notar mucho frío, casi como si me fuese a poner a temblar, y eso que me he cambiado de ropa y la que llevo está seca. Voy sentado muy inmóvil con las manos apoyadas en los muslos, sentado en contra de la dirección de la guagua, me gusta más al regresar. Podría abrazar a cualquiera de los pasajeros y preguntarles por sus cosas, los siento muy próximos, a todos. Estoy rígido, muy frío todo el viaje, no sé como logro no ponerme a temblar. Es un viaje de veinte minutos que se me hace largo. No recuerdo una sensación como esta, parece que tengo el frío metido en los huesos.

Por fin delante del mercado de Tacoronte me bajo y cuando voy en busca de mi coche que dejo aquí todavía siento mucho frío. En el coche me pongo un suéter y regreso a casa como un zombi.

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