Barranco de Azuaje

Se trata de una ruta circular muy atractiva, que en general es cómoda para caminar, pero tiene algunos tramos en los que el trazado se complica y hay que trepar o descender con la ayuda de las cuerdas que están ancladas en la roca. Por otro lado, en algunos puntos es fácil despistarse y salirse del sendero, por lo que conviene estar atentos a los desvíos.

La ruta la iniciamos en el mirador sobre el barranco, en Firgas, de donde parte el sendero de bajada hacia el cauce del barranco. El camino va zigzagueando por la ladera con una pendiente que se hace bastante pronunciada en algunos momentos, pero que, salvo el riesgo de algún resbalón, no presenta mayores dificultades. En el trayecto nos encontramos con un par de pequeños miradores que permiten contemplar el barranco y su vegetación.

Llegamos al fondo del barranco a la altura del antiguo balneario, y giramos hacia la izquierda, siguiendo un camino que inicialmente está empedrado. El sendero continúa paralelo al cauce de agua que, de vez en cuando, forma pequeñas cascadas. El entorno resulta muy agradable, puesto que te encuentras rodeado de vegetación, entre las murallas casi verticales del barranco, sin más ruido que el sonido del agua.

La ruta nos obliga a cruzar el arroyo en varias ocasiones, algunas sobre piedras, otras sobre ramas dispuestas sobre el cauce. Justo antes de uno de estos cruces, nos encontramos con un pato que seguramente nos quería informar que un poco más adelante teníamos que desviarnos del cauce por un sendero ascendente. Pero no entendimos el mensaje y seguimos el cauce para, tras hacer un recorrido circular por en medio de un cañaveral, volver al punto de origen y terminar descubriendo la desviación.

Un poco más adelante nos encontramos con varios tramos, tanto de subida como de bajada, que hay que superar con ayuda de las sogas que se encuentran dispuestas para ello. Y algo más allá, volvimos a despistarnos tomando un desvío hacia ninguna parte, que nos obligó a desandar un tramo hasta volver al sendero.

La ruta continúa hasta ir dejando el cauce del barranco y empezar el ascenso hacia la montaña de Firgas. La parte final del recorrido tiene menos interés, puesto que el paisaje se va abriendo a medida que aumenta la cota, y se empieza a caminar entre fincas de cultivo, con algún tramo de cemento, hasta alcanzar la carretera asfaltada que te lleva de regreso a Firgas.