BARRANCO DE HONDARES

Para hacer nuestra clásica de navidad, en esta ocasión nos decantamos por hacer la ruta del Barranco de Hondares, de la que había oído maravillas, aunque ninguno de los 3 lo conocíamos. Para ello, nos basamos en los tracks de Alsamuz y Malpaso, pero decidimos hacerla en sentido contrario, con el fin de darnos un baño en Somogil, y así no ir con el bañador y toallas mojadas mucho camino.

Y he de decir, que todo lo que había oído se quedó corto. La ruta es una auténtica pasada, un deleite para nuestros sentidos. Y no sólo la parte final del Barranco de Hondares, sino toda la ruta en general. Los 19 kilómetros no se hacen nada pesados, pues paramos cada dos por tres, obligados por el paisaje, a echar numerosas fotos.

Dejamos el coche en el parking a la entrada del camping de la puerta. Hacía frío, unos 4º, nada que no se supere con unos guantes y un cortavientos. Tras atravesar el camping, tenemos una primera zona muy bonita, la única que ya conocíamos, por el curso del Río Alhárabe, con numerosas pozas, donde en anteriores ocasiones nos hemos bañado. Hay algunos tramos por roca, pero nada peligroso. Luego salimos al camino, y al poco, llegamos a la bifurcación, derecha Hondares, izquierda Alhárabe.
Todas las rutas que habíamos visto hacían primero el Hondares, pero nosotros, por lo ya comentado del baño en Somogil, o por hacer primero la parte "supuestamente" fea y lo bonito al final, lo hacemos al revés. Y digo "supuestamente", porque esta parte del recorrido también es impresionante. Tenemos unas vistas impresionantes del valle del Alhárabe, con unos cortados mejestuosos. Al poco tomamos un desvío a la derecha, y a partir de aquí, tenemos la parte más exigente físicamente, pues tenemos unos 3 km de subida, al principio por una bonita zona empedrada. Conforme miramos atrás, vemos la confluencia de los dos valles con niebla, muy bonito.
Tras estos kilómetros de subida, llegamos a un altiplano (sobre los 1160 metros), con maravillosas vistas. El valle del Alhárabe, la cabecera del Hondares, y al fondo, el valle del Campo de San Juan y El Sabinar. Tras echar unas cuantas fotos a un enorme árbol caído y al Bancal de la Carrasca, comenzamos el descenso buscando el Arroyo de Hondares. Vemos el Cortijo de Hondares, abandonado, pero giramos a la derecha hasta llegar a la Cascada de Hondares. Lleva poca agua, pero es preciosa igualmente, un lugar mágico. Poco más adelante nos desviamos unos metros hasta una curiosa hendidura en la roca, y poco más adelante hasta una poza del Arroyo.
Y al fin nos adentramos en el Barranco de Hondares, un precioso paraje. La humedad se puede cortar con un cuchillo, pues vamos todo el rato por la umbría.
Como hay que reponer fuerzas, paramos en una majestuosa Carrasca a almorzar, pero no un almuerzo cualquiera. Las fotos dan fe del homenaje que nos dimos, jamón ibérico, queso curado, unos tomaticos con aceite y olivas, un poco de bonito, y una buena botella de tintorro. No dejamos ni para las hormigas.
Tras almorzar, estamos helados de frío, por lo que apretamos el paso para entrar en calor. Pronto salimos de la umbría del barranco, y éste se ensancha. Ya llevamos en la mente los Baños de Somogil, y pronto llegamos a ellos. Tocamos el agua, pero de aguas termales nada, pero al menos está templada, según mi hermano, sobre los 28º andará. Nos lo pensamos un poco, pero al final nos bañamos los 3, ¡QUE PASADA!, un baño espectacular, a quién se lo cuentas no se lo cree, bañándose en Navidad. La suerte es que la poza está al sol.
Tras el magnífico baño, ya sólo nos queda volver al coche, unos 4 km, y ya por camino.

En definitiva, una ruta sencillamente ESPECTACULAR, totalmente recomendable en cada uno de sus 19 km, aunque se puede acortar avanzando con el coche más arriba del camping. Parece increíble los parajes tan maravillosos y desconocidos que tenemos en Murcia. La verdad es que estamos acertando con nuestras rutas navideñas, porque la anterior al Cañón de Almadenes también fue espectacular.