Barranco del Sosa integral, Gabasa - Monzón

Descenso integral del barranco del río Sosa, desde su nacimiento hasta la desembocadura. Necesario llevar botas con gore-tex, preferentemente de suela blanda. Algún tramo con zarzas y/o maleza, pero la mayor parte por caminos o senderos limpios. Ruta muy larga en distancia pero poco exigente ya que es un descenso.

ACCESO:
De Monzón a La Almunia de San Juan (A-1237), Azanuy (A-2215) y Peralta de la Sal, seguimos por la A-2216 (dirección Benabarre) pasamos por Gabasa y 1 k. después aproximadamente desviaremos a la derecha por un camino ó pista señalizada como PR, cruzamos el barranco del Sosa y después de alguna curva y un cruce detenemos el coche para continuar ya a pié.

El camino de acceso prosigue junto a un almacén viejo y en pocos minutos llegaremos al Nacimiento del Río Sosa. Como no existe ningún cartel indicador, nos podemos guiar por un chopo altísimo al lado mismo de la fuente de la que mana agua todo el año. Es el llamado "Clot del Ull", es decir el "Agujero del Ojo". A pocos metros, una balsa recoge el agua para su aprovechamiento, desbordando barranco abajo.

Me he marcado el reto de realizar el descenso completo desde el nacimiento hasta la desembocadura en una sola jornada.

DESCRIPCION DE LA RUTA:

9,00 h. - Punto de partida, Nacimiento del Río Sosa. Entramos en el barranco y en 15 minutos de agradable sendero nos plantamos en la cascada de Santa Ana, precioso lugar donde hay una mesa donde sentarse.

La senda va recorriendo lo más "selvático" del cauce, desciende a veces lano y otras por escaleras. El siguiente punto de interés es Gabasa y su bonito congosto, lugar donde cambiaremos de margen que no de paisaje, fascinante por los hermosísimos ejemplares de robles y chopos envueltos de hiedra.

Pronto se llega a una balsa de riego donde se toma un camino algo apartado del río pues en este punto es imposible ir por el cauce.

A la hora de caminata rodeamos Peralta de La Sal, donde el cauce está muy degradado, es incomprensible que la gente tire tanta porquería y basura en el río. .
No hemos pasado por las salinas ya que se encuentran en un barranco lateral y no en el propio río Sosa como mucha gente cree.

Pasado Peralta enlazamos con el barranco de Calasanz, el cauce recupera su sano aspecto a la vez que se hace impenetrable y tengo que esquivarlo por sus márgenes.

En la confluencia con la carretera de San Esteban, ha sido construido un punto de control del cauce (Estación de aforos) supongo que a raíz de las avenidas que repiten cada 15 años aproximadamente.

Seguimos por un camino paralelo al Sosa, los verdes campos de sembrado y las flores de los almendros hacen pensar que la primavera está llegando. Luego regresamos al cauce que tengo que atravesar mojándome los pies, es la confluencia del barranco del Canalillo.
Un pequeño trecho y encuentro ¡un coche! abandonado dentro del río, del que solo queda la carrocería y poco más.
La pista está inundada si bien es fácil seguirla ya que no hay tantos cañares, pero a la vez se estrecha el cauce. Es un trayecto que me gusta aunque ya comienzo a notar cansancio.
Poco después, el agua desaparece bajo la capa de grava, el cauce se ensancha muchísimo coincidiendo con el barranco de Lareny, también seco.

Da la sensación que este barranco lateral llevó mucha agua en la gran riada del año 2006, y que probablemente la versión de que el incendio que hubo en Calasanz fue el precursor de la riada no tenga tanta razón de ser.

Andar por la grava es pesado pero a la vez evitamos la maleza y se adelanta bastante. Llegué al puente de las Siete Bocas, que sucumbió a otra gran riada allá por el año 1975. Ahora la carretera va sobre un moderno puente pero mucho menos bonito, claro.

La extracción de áridos en años pasados han provocado que este punto se vuelva a estrechar el cauce que curiosamente se torna más bonito por su angostura. Aproveché a comer junto a un pino solitario.

De nuevo cambiamos de paisaje, vuelve a aparecer el curso del agua como si fueran los ojos del Guadiana y aumenta la vegetación permitiendo que los vecinos de San Esteban de Litera hayan construido un pequeño parque - merendero junto al río. Hermosos álamos blancos me reciben y cobijan cuando son ya las 13,00 horas.

¡Bueno! regresamos a una pista flanqueada por arbustos (tamarizos) a punto de brotar. Los trigales y eriales florecidos rompen la monotonía hasta nuestra llegada al Sifón del Sosa, obra de ingeniería en el Canal de Aragón y Cataluña que salva el cauce del río Sosa mediante un par de conducciones (tubos) de gran tamaño. Inagurado hace más de 100 años por el Rey Alfonso XIII, este sifón fué considerado en su tiempo una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes del mundo.

Aparecen más y más florecillas en las márgenes a la vez que comienza a divisarse el Castillo de Monzón, muy muy lejos todavía.

El tramo de cauce a partir de aquí también está invadido de cañares, aunque afortunadamente me encontré con que alguien ha limpiado un camino paralelo más accesible en la margen izquierda, que voy siguiendo hasta la "Peñeta Blanca", roca de arenisca salitrosa que en tiempos fué un lugar de esparcimiento (baño) para los montisonenses.

15,00 h. - Llegando a la capital del Cinca Medio el río se encuentra canalizado y también bastante sucio. El Parque de La Jacilla es la antesala de la desembocadura a la que me acerco con prisa por llegar cuanto antes, pues los pies me hierven.

15,30 h. - ¡Conseguido! Desembocadura del Río Sosa, meta. Hoy el Río Cinca lleva un impresionante caudal.

He disfrutado mucho de este singular recorrido, si bien es una auténtica caminata (paliza).
Es necesario o recomendable que alguien os lleve hasta el nacimiento, y así al llegar tendréis ya el coche en casa.