Barranco Hondo Del Valle: Paseo botánico 09022021

Después del barranco de Tegazo me quedaba este barranco, para completar las visitas a mis vecinos. Nace en la Montaña de Faja y se desagua en los llanos de Arrieta después de juntarse con el que viene desde el Rincón de Tegaso y que a medias también forma parte del recorrido de hoy.
Salí de Arrieta con la idea de alcanzar el curso del barranco de la Negra y seguirlo hasta la ladera próxima a las antenas existentes en la zona. La primera imagen que se percibe es la del Arco Iris que se formó sobre la montaña de Faja anunciándome que no tardaría en mojarme.
Al llegar al pie de la caída del barranco parece que las nubes vieron que regresar quedaba lejos y decidieron soltar un pequeño aguacero para que siguiera el camino fresquito; y eso fue lo que hice.
Alcancé la carretera de las curvas de Trujillo y después de pasarla me adentré en el barranco. A pesar de que lo tengo cerca, nunca había estado. Lo había sobrevolado por la parte alta, saliendo del cementerio de Haría pero desde esta parte no lo había hecho, así que me fui para ya buscando sendero al que agarrarme.
En principio el sendero que seguí transita por la ladera norte y no hubo problemas para continuar por él, la ladera de enfrente tenía mejor pinta en todos los sentidos pero yo seguí por la norte.
De nuevo se observa una explosión inmensa de colores y vegetación. Hay mucha y dificulta un poco el caminar pero sigo hacia adelante hasta que me pareció que era mas seguro buscar camino por el otro lado y a eso me dedique. Aproveche unos de los diques hechos para contener el agua para pasar a la ladera sur y continuar por ella. Como ayer, llegue a un punto desde donde se observa el puente por el que he pasado varias veces (el camino desde el cementerio pasa por el) y decido dar la vuelta.
Como ya andaba por la ladera sur procuré ir mas arriba para cambiar las vistas y fue un acierto porque se va mejor y ademas me di cuenta que había posibilidad de trasladarme al barranco de al lado (el Rincón de Tegazo) y hacer el retorno por él.
En cuanto el acceso me resulto factible, cambié de bando y me fui para el otro barranco. El descenso hasta el cauce fue llevadero y el problema con el perrito surgió casi al final, tuve que aligerar porque no me dejó hasta un buen rato después, afortunadamente sólo ladraba detrás mío y pasadas las viviendas que hay en las proximidades de la carretera me dejó en Paz.
Volví a casa casi por el mismo sitio que ayer.