Barrancos de Anchuela. GUADALAJARA

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Anchuela del Campo está situado a 1.160 metros de altitud. Perteneciente al antiguo señorío de Molina, el sexmo de Campo-Mesa, con una docena de valientes que viven aquí todo el año y rodeado de barrancos y ancianas sabinas. Como su fuente-lavadero, su olmo centenario que preside la entrada (ambos de 1913) y su iglesia con planta de cruz latina.

Desde la báscula de camiones situada a mano izquierda poco antes de la entrada al pueblo, iniciaremos la ruta que nos llevará por el barranco de la Hoz o Concha, hasta el río Mesa sin pérdida alguna.

Las aguas de este río van a desaguar al Mediterráneo pasando por el Piedra, el Jalón y el Ebro.

Una vez llegados al río Mesa, lo vadeamos para ver los restos del molino Barranco, que molió cebada hasta el año 1960.

Volvemos por el mismo sitio, volvemos a cruzar el Mesa y giramos a la izquierda para seguir en la margen derecha, o el sentido de las aguas. Marcas de pintura blanca y azul del GR-66 nos irán acompañando.

Iremos viendo restos de distintos huertos separados por muros de piedra, nogales, álamos...

Volveremos a cambiar de orilla, esta vez llevaremos las aguas a nuestra derecha, un poco antes de darnos cuenta que no podemos seguir por el lado que llevábamos y así evitar tener que darnos la vuelta. Buscaremos el sitio adecuado y poco después nos toparemos con una valla metálica, la cual no se puede cruzar por ser propiedad privada.

En este punto iremos a la derecha para volver a vadear el río por unos troncos estratégicamente colocados y que facilitan el acto. La maleza es abundante y tendremos que agacharnos para acceder a éstos.

Buscamos la pared de roca que se nos presenta e iremos pegados a ella. Empezaremos a ganar altura, no mucha, y tendremos que estar atentos al segundo molino en ruinas. El de Bartolo, en la margen contraria.
Veremos sus ruinas con permiso de la maleza y es posible que hasta no nos demos cuenta porque francamente, sólo se puede ver el tejado.

En breve llegaremos al barranco Hondo o de la Toba, por la piedra tobácea del fondo de su cauce, completamente seco y que de llevar agua (rara vez), sería de una belleza inconmensurable.

Este barranco lo tomaremos a la vuelta pero ahora seguiremos el cauce Mesa abajo para llegar al tercer molino en ruinas, el de Amayas, el más antiguo de los tres, con el salto del Escalerón, coqueta cascada en la que antaño las truchas se cogían en la poza después de bajar el "escalón". Y para llegar a él tendremos que abandonar el Mesa más adelante porque llega un momento que es imposible vadearlo. Tendremos que ascender por una senda, no muy bien marcada. Primero a izquierdas en ascenso, después a derechas en bajada por la ladera contraria hasta llegar de nuevo a las aguas del Mesa, ya sin vadearlo, y en un salto estaremos en el Escalerón

Volvemos por el mismo camino hasta llegar al barranco de la Toba, por el que pasamos anteriormente. Lo remontamos. Las marcas de pintura rojas y blancas del GR nos ayudará en el trayecto.

Este cauce (seco) no lo cruzaremos en ningún momento, salvo al llegar a un campo de labriego, en el que nos espera un puente bastante antiguo, que casi da miedo cruzarlo pero que ahí sigue, aguantando, duro como estas latitudes.

A partir de aquí seguimos un tramo más por sendero con marcas de pintura blanca y roja, y después nos saldremos de él para proseguir por pista de tierra más cómoda, pero quien quiera puede seguir por el sendero.

A unos 2 km por esta pista, giramos a la derecha para dirigirnos hacia el cementerio y en 1 km más, habremos cerrado el círculo de esta ruta que recordaremos profundamente.