Barrancos de Huermeces y Viana de Jadraque, por el valle del Río Salado

Barrancos de Huermeces y Viana.

La ruta se realizó en un día despejado de noviembre, sin mucho barro

Saliendo desde el molino de Huérmeces del Cerro y bordeando por senda y lindes de campos toda la solana del hueco, el picarón y el picozo.

Hacia el segundo kilómetro, llegamos al camino de Sigüenza por el camino de la fuente “del Espino”, lo seguimos subiendo y cogiendo los caminos de la derecha, siempre tendremos al sur un umbrío quejigar e iremos dejando atrás numerosas cerradas de pastores. Ya casi cumplido el sexto kilómetro, llegamos a las “peñas del yeso”.

Viramos al este para subir rodeando “El Tolvo”, monte tobizo de 1048 ms de altitud que rodearemos para llegar al arroyo de “los Pilancones”, justo en el vértice de los términos municipales de Huérmeces y Viana. Seguimos este arroyo que sube hacia el este y va describiendo una curva hacia el sur. El trabajo de erosión del agua sobre calizas de desigual dureza ha dado lugar a la formación de las pilas de agua. La subida es trabajosa y hemos de estar atentos por lo irregular del terreno.

Seguimos subiendo hasta el momento en que cruzamos un antiguo camino carretero, del que se ve muy bien la pared que le servía de plataforma. Una vez en este camino, lo tomamos en dirección oeste y tras andar un poco, tomamos el camino de la izquierda e iniciamos la bajada por el barrancazo desde la cantera (el hueco que se abre a nuestra izquierda) para deleitarnos en la bajada por el impresionante barranco de formaciones de roca caliza, desgastada por los elementos, ha dado lugar a caprichosas formas, que emulan proas y popas de magníficos galeones.

Es en este barranco donde se concentra uno de los mayores tesoros de esta ruta, y que le ha valido a esta zona la denominación de ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves), y no es otra que la comunidad de pájaros que anidan en estos cantiles: buite leonado, cernícalo común, golondrinas encuentran su refugio en las verticales paredes que nos rodean; disfrutemos de ellos sin perturbar la paz que reina en este singular entorno.

Antes de acabar el barranco tenemos escondida en los desplomes rocosos de la derecha, un manantial casi labrado a modo de gamellón con aguas frías y cristalinas al igual que más abajo a pie del camino la fuente “del Pradillo” que abastecen al pueblo de Viana. A medida que vamos descendiendo va abriéndose el terreno y dejando paso a los campos de cultivo. Apenas un par de kilómetros más tarde, llegamos al bonito pueblo de Viana de Jadraque donde su Iglesia, lavadero y fuente de los cangrejos nos incitan a la pausa y a refrescarnos un momento.

Saliendo del pueblo, y antes de cruzar el río Salado por un puente moderno, si vamos atentos al río que está a la izquierda, topamos con unas cascadas que seguro no esperábamos, dado lo llamo del terreno. En este punto el camino no tiene pérdida, ya que coincide con la ruta de la Lana, que unía Cuenca con Burgos y está profusamente señalizado con hitos y flechas amarillas. Subimos por el camino del “Monte del Moro” inmediatamente a la derecha cogemos un camino paralelo al río en su margen izquierda que por el “Pasomalo” nos lleva a Huérmeces del Cerro el que antes de llegar en cuanto accedemos por la carretera nos presenta su “Fuente Romana” y después la Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción.

Cruzando el pueblo e inmediatamente a la derecha cuando vemos la plaza de toros nos vamos hacia el río para cruzarlo por el puente sustituto del antiguo “Puente de las Cabras” y subir por su margen izquierda hasta el molino sin dejar de mirar a los montes de hueco y del Lutuero, moradas de la colonia de buitre Leonado y del Halcón peregrino.