Béjar-Navacarros-S.Bartolomê-Ledrada-Frenedoso-Béjar

Ruta para recorrer algunos de los pueblos del entorno de Béjar, sin grandes pretensiones y cuya única dificultad es su longitud. La idea era también ver como estaba la vía del tren en todo el tramo, amenazaba por la maleza y la posibilidad del levante para su venta como en el tramo final.

El primer trozo corresponde al GR-10 y nos lleva de Béjar a San Bartolomé pasando por Palomares y Navacarros. La verdad es que el pobre GR-10 es a tramos calle asfaltada (en el entorno de Palomares básicamente), a tramos un agradable sendero y a tramos un auténtico cauce fluvial, por lo que unas buenas botas impermeables resultan indispensables al menos ahora en primavera.

A paso por Navacarros aprovechamos para hacer una parada en 'La Osera', un agradable bar con terraza y -sobre todo- un agradable interior donde reponer fuerzas con unas deliciosas tapas. También en San Bartolomé visitamos el bar, que habían abierto para el puente y que piensan abrir de forma regular durante el verano.

De San Bartolomé a Sorihuela, aunque el camino más bonito parece que es por Neila, decidimos acortarlo para ir directamente, inicialmente por pistas que dan servicio a las fincas pero después por un agradable sendero que con buenas vistas nos baja al valle en el que se encuentra el pueblo.

Tras confirmar que no había camino directo a Ledrada (nuestro objetivo) tanteamos distintas posibilidades, pero al decirnos en Sorihuela que había una pista que subía a los molinos y que luego era fácil 'tirarse' ya que Ledrada se veía en todo momento desde la cuerda, decidimos mantener el plan inicial.

La pista de subida no es la más bonita del mundo pero nos permite acceder fácilmente a la cuerda. Un poco antes de llegar a ella hay una puerta con un cartel que prohíbe el paso, pero un amplio paso abierto a su izquierda con una rejilla de ganado nos hizo pensar que la prohibición era únicamente para vehículos.

Sin embargo, al intentar ir a la cumbre cercana, vimos que estaba todo vallado, por lo que decidimos 'tirarnos' hacia Ledrada, en concreto a coger una pista que dista unos 400 metros de la cuerda y que baja al pueblo.

En la bajada existe ganado suelto en lo que efectivamente parece una finca privada, por lo que en caso de seguir esta ruta deberíais pedir permiso al propietario o -al menos- aseguraros de que permite el paso.

Tras recorrer unos centenares de metros por la pista se pasa por una puerta que se puede abrir (y que lógicamente es imprescindible cerrar para evitar que se escape el ganado), tras la cual ya el camino parece libre al discurrir entre vallas que delimitan fincas, llegándose a Ledrada por la zona en la que se ubicaba la estación de tren.

Tanto el edificio de viajeros como su muelle cubierto se encuentran en bastante buen estado para llevar sin servicio más de treinta años, y aún se mantienen las vías; quizá en esto influya la proximidad de la Casa Cuartel de la Guardia Civil.

La idea ahora era volver a Béjar por la vía para conocer de primera mano su estado. Unos amigos ya nos habían comentado que al menos hasta Sanchotello era practicable, y efectivamente así es, salvo en dos tramos en trinchera en los que existe un sendero lateral que permite 'puentear' la zona cegada por la maleza.

En Sanchotello, tras pasar por la antigua estación (de la que no queda nada salvo una extensión que parece utilizarse para carga de materiales agrícolas, llegamos al apeadero, que aún se mantiene en pié.

En el bar del pueblo preguntamos y amablemente nos dijeron que era posible ir andando por la vía hasta Navalmoral, así que a ella nos dirigimos. El trayecto es muy bonito, ya que discurre elevado sobre el valle por el que discurre la carretera y las vistas a lo largo de todo el recorrido son amplias y agradables. En alguna trinchera parece que el paso se cierra pero siempre hay un pequeño sendero que serpenteando evita la vegetación.

Tras pasar el apeadero de Navalmoral (del que no queda nada salvo restos del andén) la vía discurre ya a nivel por lo que resulta menos espectacular, y al llegar al límite del término municipal y entrar en el del Béjar los carriles y las traviesas desaparecen, ya que este municipio solicitó a adif el levante (y venta) de los materiales.

A partir de este punto andar se hace más pasado, ya que es necesario andar por las piedras sueltas (el balasto) que no se llevaron en la operación de levante porque no tiene valor en el mercado.

Aún así, el tramo hasta Béjar presenta algún punto curioso como el cruce de varios caminos mediante tramos metálicos. En algunos tramos hay senderos paralelos a la vía, pero no existe continuidad de los mismos, pese a que a partir de un determinado punto parece indicado precisamente como una ruta del Ayuntamiento.

La llegada a la estación de Béjar, tras pasar bajo la autopista, es muy espectacular, discurriendo primero junto a las fábricas abandonadas y atravesando después el denominado 'túnel pequeño' (de 170 metros en recta), el tramo metálico sobre el río Cuerpo de Hombre (que aún mantiene la vía) y el túnel de Béjar o de San Albín (de 372 metros y en curva aunque iluminado), que pasa bajo la localidad y da acceso a la estación.

La estación, aunque carece ya de servicio ferroviario y han levantado (y vendido) todas las vías excepto unos metros de una frente al edificio de viajeros, se ha rehabilitado recientemente como albergue, bar y ludoteca, y aunque no conserva elementos originales, sus arrendatarios le han dado un cierto 'aire ferroviario' que recuerda su pasado y es de agradecer.