Béjar-Ruta Fábricas-La Calzada de Bejar- Via de la Plata-Tranco del Diablo- Via verde y túneles de Bejar.
near Béjar, Castilla y León (España)
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Itinerary description
Béjar fue el centro textil lanero más importante del interior de España, con una especialización productiva que ha sobrevivido al paso de los siglos. Algo meritorio, pues se trata de una ciudad pequeña, aislada y lejana de las grandes áreas textiles españolas de referencia, catalana y valenciana.
Gracias a esa actividad perdura un rico patrimonio industrial, desgraciadamente con poca actividad, que hoy se puede contemplar, en su pasado esplendor, en la llamada Ruta de las Fábricas Textiles, por la ribera del Río Cuerpo de Hombre. Impresionantes edificios fabriles, pesqueras para embalsar agua para, a través de canales, llevarla a las industrias para el lavado, tintura o batanado de la lana y para mover las ruedas hidraúlicas o alimentar las turbinas. Grandes chimeneas y el Puente Gótico de San Albín pueden contemplarse en este paseo de algo más de 2 kilómetros, que nos retrotrae a un pasado centenario, cuando miles de trabajadores y trabajadoras laboraban por un futuro mejor. Sólo el Grupo de empresas de García y Cascón, a mediados del Siglo XX daba trabajo a 1600 operarios, lo que da fe de aquel antiguo esplendor.
Hemos realizado esta ruta en homenaje a aquellos trabajadores/as, ampliándola por uno de los caminos, el de la Calzada de Béjar, por donde, a pie, en verano y en invierno, acudían los obreros y las obreras a sus trabajos desde los Municipios del entorno de Béjar. Cabe imaginar su esfuerzo y sacrificio, pues las jornadas habituales eran de 12 horas, a las que había que añadir el tiempo de trayecto a pie, para el caso de la Calzada de Béjar, de unos 7 kilómetros, 14 ida y vuelta, y había Municipios aún más alejados, como Horcajo de Montemayor.
Mi madre, obrera textil, me contaba que en los años 40 y 50 del Siglo pasado, esos caminos contemplaban un continuo trasiego de gentes, muchos de ellos y ellas compañeros suyos, que buscaban así su jornal.
Además, hemos podido contemplar la antigua Calzada de la Vía de la Plata a su paso por Calzada de Béjar y, de vuelta a Béjar por la orilla izquierda (según el sentido de su marcha), del Río Cuerpo de Hombre, pasando el Tranco del Diablo, volvemos a Béjar para disfrutar de otro de los históricos vestigios de su patrimonio: los túneles del ferrocarril que horadan el cerro granítico donde se encumbra Béjar, en la antigua línea, hoy clausurada y convertida en vía verde, de Palazuelo a Astorga.
Salimos del centro de la Ciudad de Béjar y tomamos por Cañada de Merinas para bajar a la vía verde. Enseguida, nos enfrentamos al primer túnel de aquélla línea, hoy iluminado pues forma parte de la vía verde. La complicada orografía de Béjar exigió la construcción de estos túneles, además de puentes, trincheras y taludes. Este primer túnel, de 372 metros de longitud, seguramente fue construido con el método belga o francés, que comenzaba con una galería de pequeña sección (de avance), y a continuación se excavaba el resto de la sección (destroza). Se finalizó en 1891 y nada más salir de este túnel cargado de historia nos encontramos con un puente metálico de vigas tipo Pratt de 33 m de longitud en un solo tramo, sobre el Río Cuerpo de Hombre. Poco después topamos con el segundo túnel, de 170 metros, ejecutado posteriormente y sin iluminación, pues no la precisa. Lo hemos recorrido y vuelto sobre nuestros pasos, pues, aunque si hubiéramos seguido por la línea verde (mucho más cómoda), hasta el puente de la media legua, habríamos llegado al Camino de la Calzada, un poco más adelante, preferimos volver un poco atrás, tomar una calleja muy empinada que sube hasta el Ventorro Pelayo, cruzar la carretera de Béjar a Ciudad Rodrigo y a la izquierda seguir por un pequeño sendero hasta las rotondas que dan acceso al Polígono Industrial de Béjar y, antes de entrar en él, seguir por este Camino que era el original desde la Calzada a Béjar. Los prados están primorosos, tras estas lluvias y junto al Prado de la Moza pasamos por un pequeño puente de piedra de un sólo ojo, sobre el Arroyo Hontor, testimonio del intenso tráfico que tuvo el camino en su día. Un poco más adelante se ensancha hasta llegar a la confluencia con la carretera a Ciudad Rodrigo, que no tomamos, para seguir por este Camino, bien señalizado. Llegamos a la Calzada de Béjar, donde confluyen la antigua Calzada de la Vía de la Plata y el Camino de Santiago y el GR-100. Lo seguimos y al llegar a la carretera de Béjar a Aldeacipreste giramos a la izquierda. Un poco más adelante, en las casas de Pepegón, pasamos una cancela y tomamos la pista de tierra (hay un cartel de señalización que indica que Béjar está a 5,5 kilómetros), por donde, atravesando el Cuerpo de Hombre por un puente, disfrutamos de un bucólico paseo entre alisos, fresnos y robles melojos, escuchando el fuerte rumor del Río. Hay que prestar atención, pues la pista de tierra es ancha, pero hay que girar a la izquierda por una pequeña cancela verde, y un poste que indica el GR-10, internándonos en un estrecho sendero. En este tramo, en concreto a la altura del Tranco del Diablo, el Río ha horadado el terreno, creando un pequeño valle, donde se encuentra una roca con forma de bota, donde cuenta la leyenda que pasó el diablo y, para cruzar el río, dio una gran zancada (tranco significa paso largo o salto que se da abriendo las piernas); con un pie en cada orilla, decidió dar un trago de vino antes del salto definitivo, y, al darle, una de sus botas se quedó al otro lado del río, convirtiéndose en piedra y conservando esa forma hasta nuestros días.
Sólo falta ya seguir por el hermoso sendero, entrar en Béjar cruzando por debajo el impresionante Viaducto de la Autovía de la Plata, y por la Depuradora de aguas residuales, cruzar el puente de don Paco (junto a la empresa de Gómez-Rodulfo), e iniciar el recorrido por la ruta habilitada de las fábricas textiles, ya descrita al principio.
Gracias a esa actividad perdura un rico patrimonio industrial, desgraciadamente con poca actividad, que hoy se puede contemplar, en su pasado esplendor, en la llamada Ruta de las Fábricas Textiles, por la ribera del Río Cuerpo de Hombre. Impresionantes edificios fabriles, pesqueras para embalsar agua para, a través de canales, llevarla a las industrias para el lavado, tintura o batanado de la lana y para mover las ruedas hidraúlicas o alimentar las turbinas. Grandes chimeneas y el Puente Gótico de San Albín pueden contemplarse en este paseo de algo más de 2 kilómetros, que nos retrotrae a un pasado centenario, cuando miles de trabajadores y trabajadoras laboraban por un futuro mejor. Sólo el Grupo de empresas de García y Cascón, a mediados del Siglo XX daba trabajo a 1600 operarios, lo que da fe de aquel antiguo esplendor.
Hemos realizado esta ruta en homenaje a aquellos trabajadores/as, ampliándola por uno de los caminos, el de la Calzada de Béjar, por donde, a pie, en verano y en invierno, acudían los obreros y las obreras a sus trabajos desde los Municipios del entorno de Béjar. Cabe imaginar su esfuerzo y sacrificio, pues las jornadas habituales eran de 12 horas, a las que había que añadir el tiempo de trayecto a pie, para el caso de la Calzada de Béjar, de unos 7 kilómetros, 14 ida y vuelta, y había Municipios aún más alejados, como Horcajo de Montemayor.
Mi madre, obrera textil, me contaba que en los años 40 y 50 del Siglo pasado, esos caminos contemplaban un continuo trasiego de gentes, muchos de ellos y ellas compañeros suyos, que buscaban así su jornal.
Además, hemos podido contemplar la antigua Calzada de la Vía de la Plata a su paso por Calzada de Béjar y, de vuelta a Béjar por la orilla izquierda (según el sentido de su marcha), del Río Cuerpo de Hombre, pasando el Tranco del Diablo, volvemos a Béjar para disfrutar de otro de los históricos vestigios de su patrimonio: los túneles del ferrocarril que horadan el cerro granítico donde se encumbra Béjar, en la antigua línea, hoy clausurada y convertida en vía verde, de Palazuelo a Astorga.
Salimos del centro de la Ciudad de Béjar y tomamos por Cañada de Merinas para bajar a la vía verde. Enseguida, nos enfrentamos al primer túnel de aquélla línea, hoy iluminado pues forma parte de la vía verde. La complicada orografía de Béjar exigió la construcción de estos túneles, además de puentes, trincheras y taludes. Este primer túnel, de 372 metros de longitud, seguramente fue construido con el método belga o francés, que comenzaba con una galería de pequeña sección (de avance), y a continuación se excavaba el resto de la sección (destroza). Se finalizó en 1891 y nada más salir de este túnel cargado de historia nos encontramos con un puente metálico de vigas tipo Pratt de 33 m de longitud en un solo tramo, sobre el Río Cuerpo de Hombre. Poco después topamos con el segundo túnel, de 170 metros, ejecutado posteriormente y sin iluminación, pues no la precisa. Lo hemos recorrido y vuelto sobre nuestros pasos, pues, aunque si hubiéramos seguido por la línea verde (mucho más cómoda), hasta el puente de la media legua, habríamos llegado al Camino de la Calzada, un poco más adelante, preferimos volver un poco atrás, tomar una calleja muy empinada que sube hasta el Ventorro Pelayo, cruzar la carretera de Béjar a Ciudad Rodrigo y a la izquierda seguir por un pequeño sendero hasta las rotondas que dan acceso al Polígono Industrial de Béjar y, antes de entrar en él, seguir por este Camino que era el original desde la Calzada a Béjar. Los prados están primorosos, tras estas lluvias y junto al Prado de la Moza pasamos por un pequeño puente de piedra de un sólo ojo, sobre el Arroyo Hontor, testimonio del intenso tráfico que tuvo el camino en su día. Un poco más adelante se ensancha hasta llegar a la confluencia con la carretera a Ciudad Rodrigo, que no tomamos, para seguir por este Camino, bien señalizado. Llegamos a la Calzada de Béjar, donde confluyen la antigua Calzada de la Vía de la Plata y el Camino de Santiago y el GR-100. Lo seguimos y al llegar a la carretera de Béjar a Aldeacipreste giramos a la izquierda. Un poco más adelante, en las casas de Pepegón, pasamos una cancela y tomamos la pista de tierra (hay un cartel de señalización que indica que Béjar está a 5,5 kilómetros), por donde, atravesando el Cuerpo de Hombre por un puente, disfrutamos de un bucólico paseo entre alisos, fresnos y robles melojos, escuchando el fuerte rumor del Río. Hay que prestar atención, pues la pista de tierra es ancha, pero hay que girar a la izquierda por una pequeña cancela verde, y un poste que indica el GR-10, internándonos en un estrecho sendero. En este tramo, en concreto a la altura del Tranco del Diablo, el Río ha horadado el terreno, creando un pequeño valle, donde se encuentra una roca con forma de bota, donde cuenta la leyenda que pasó el diablo y, para cruzar el río, dio una gran zancada (tranco significa paso largo o salto que se da abriendo las piernas); con un pie en cada orilla, decidió dar un trago de vino antes del salto definitivo, y, al darle, una de sus botas se quedó al otro lado del río, convirtiéndose en piedra y conservando esa forma hasta nuestros días.
Sólo falta ya seguir por el hermoso sendero, entrar en Béjar cruzando por debajo el impresionante Viaducto de la Autovía de la Plata, y por la Depuradora de aguas residuales, cruzar el puente de don Paco (junto a la empresa de Gómez-Rodulfo), e iniciar el recorrido por la ruta habilitada de las fábricas textiles, ya descrita al principio.
Waypoints
Bridge
2,861 ft
Puente metálico. Tipo Pratt. 33 metros. Junto actual Museo del Textil. Sobre río Cuerpo de Hombre
Intersection
3,110 ft
Pasamos por encima Autovía de la Plata y a la izquierda
Hacia Polígono Industrial
Intersection
3,022 ft
Cruzamos Camino Natural Via Plata, vía verde y seguimos hacia Calzada de Bejar
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