Belatxikieta desde Ermita de San Vicente (Arkotza-Amorebieta)

BELATXIKIETA (661m)

Bilbao a Catorce de Abril de 2013.
Esta mañana me he levantado un poco vago. Hace buen día pero ayer trasnoché y me ha costado levantarme.
Así que al mediodía nos hemos ido a dar una vuelta a comer un “picnic” al aire libre. Para ello hay una zona muy maja, pequeña pero con todo lo necesario en el parque del barrio de Euba.
Ya por la tarde hemos subido a visitar la ermita de San Vicente en Arkotza-Bediaga.
Y aquí comienza nuestra ruta montañera.
No tiene ninguna dificultad, toda la ladera está plagada de pistas de la explotación maderera del pino insignis. Por cierto se puede apreciar in situ la forma de plantación en “Seles”. Andando ves el círculo del sel.
Este vocablo “sel” es de origen prerromano. En euskera occidental se denomina “korta” , mientras que en la zona guipuzcoana se aplica el nombre de “sarobe”.
No hay uniformidad en la definición de “sel” la mayoría coincide en que los seles eran porciones de terreno delimitadas y con unas características de explotación especiales. Eran también términos amojonados, y gozaban de un status especial de protección, en particular en lo referente a la fabricación de carbón y tala de árboles por el pie. O al aprovechamiento ganadero y pastoril.
Los seles tenían una particularidad que, a nuestros ojos, es pintoresca: eran términos redondos. Villarreal de Berriz (Bizkaia, siglo XVIII) describía así lo que es un sel: “Es un Monte en círculo perfecto, que solo tiene un Mojón en el centro, al que llaman Piedra Cenizál”. Seguramente por la tradición de enterrar ceniza bajo el mojón. Además de su posible significado simbólico, el austarri tenía una función primordial: era utilizado como origen para efectuar las medidas de demarcación del sel. El mojón central era “... luz, guía y gobierno ...” de los seles (Hernani 1784).
Los mojones monolíticos tenían en su cara superior, por lo general, una grabación consistente en cuatro, ocho (lo más frecuente) o dieciséis trazos dispuestos de forma radial, que teóricamente apuntaban hacia otros tantos mojones periféricos, que dibujaban la periferia del circulo de explotación.
Bueno volviendo a la ruta, la ascensión es continua, sin grandes rampas pero sin descanso. Al principio discurre entre pinos altos y de buen porte que ofrecen una agradable sombra y al poco de cruzar el cortafuegos de las torres de electricidad nos acercamos a una reciente plantación de pinos jóvenes.(aquí es donde vi la forma del sel)
Salimos por fin a terreno despejado en la pista por la que discurre el GR-229 el Sendero Mikeldi que da la vuelta al duranguesado.
Nuestra ruta sigue cogiendo altura y se interna en el Parque Natural de Urkiola, poco antes de la cima llegamos a la zona donde está la Ermita de San Ignacio y los numerosos refugios ,así como las mesas y los asadores, y es que hasta aquí se puede llegar en coche.
Reconozco que no me gusto la masificación de los edificios ni la música alta que alguno quería que escucháramos todos.
Así que le di un breve vistazo y a todo correr para arriba que ya no queda nada.
En la cima si me entretuve más. Saque fotos, videos y noté algo…
Serán esas energías que a veces nos sorprenden en determinadas zonas. El mugarri de la cima estaba … en fin que desbarro. No me hagáis caso.
La bajada fue casi casi por el mismo camino, si quieres al entrar en el bosque fui más directo hacia abajo.
Por cierto unas pinceladas a modo de resumen.
El Belatxikieta es la cima que cierra la sierra de Aramotz por el Oeste, es la única cima herbosa pues toda la zona es terreno kárstico y precisamente a sus pies podemos observar la depresión o cubeta de Galdara o caldera por el calor de los días bochornosos. Por esta zona se explotó una mina de Espato de Islandia, que es una variedad de calcita que tiene la propiedad óptica de la birrefringencia, es decir, que tiene una doble refracción. Hay quien dice que esta era la piedra “solar” de los vikingos, es decir la que usaban para navegar en periodos de tiempo nublado, de noche, etc.
Pero esa es otra historia amigos…