Benatae - Cascadas y Laguna de la Hueta

Que a mediodía se tengan 15 grados, a la sombra, no es lógico a estas alturas de diciembre, entre Navidad y Nochevieja de 2016.

Pero mejor para el caminante. Un poco de relente por la mañana y luego solecito entre los árboles. Salvo en las umbrías es muy agradable pasear hoy por el monte. Lo peor es que es día de caza y hay un par de monterías por estos lugares. No es que pase nada, pero uno tiene sus reparos y preferiría no transitar por sitios donde pueda haber fuego cruzado.

Primero subimos al pie de Peñalta, al mirador desde donde se ve Segura y el Yelmo. Allá abajo, por Cortijos Nuevos, las nubes parecen algodón pegado al suelo, que poco a poco va despegando. Por las alturas la atmósfera está clara y se ve incluso algún monte nevado hacia el oriente.

Sin subir a la caseta de los fogueros seguimos la senda hasta el Pilarillo, en la carretera a La Hueta y a la Sierra. Un aguilucho nos sorprende donde normalmente hay buitres.

Llegados a la carretera la seguimos un km hasta la desviación que llega a las cascadas más altas del río Morles. Visitamos un par de ellas, por las prisas. Tienen agua, pero sin demasía, lo que permite acercarnos bastante.

Volvemos por nuestros pasos a la carretera, porque no nos atrevemos, desde la majada que hay a mitad del camino, a subir por el barranco, ya que el suelo está helado en algunos sitios por la escarcha, pero es una buena alternativa para otra ocasión.

Después de menos de tres km de carretera llegamos al aparcamiento donde se dejan los coches, al pie del camino a la laguna. Subimos la colina y luego a la izquierda, tras medio km hay que tirarse por medio de los pinos y allí está, en silencio y medio llena, esperándonos con sus aguas de color verde esmeralda, reflejo de los pinos, rodeada de follaje ocre agostado por la sequía de este verano. Quizá en la primavera vuelvan a brotar, y las ranas a croar por entre los juncos y las gramíneas.

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