Bentué de Rasal-Tozal de la Pardina
near Bentué de Rasal, Aragón (España)
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Trail photos
Itinerary description
-Inicio, en Bentué de Rasal a 900m.
-Duración, 4:30h sin contar paradas.
-Desnivel, 680 metros de subidas y bajadas.
-Tozal de la Pardina o Lomaplana a 1483m.
En Bentué de Rasal, junto a la iglesia de San Cristóbal, parte un carril que desciende a la ribera del Garona. Se presentan ramales secundarios, como los que llevan a una borda muy hermosa y a la ermita de la Virgen de la Corona.
Antes del vado sobre el río Garona se pasa junto a un corral, obviando un ramal que prosigue a la orilla del cauce. Unos metros adelante surge una intersección donde tomar el carril de la derecha. Así iremos entre campos de cereal y otros de pasto para el ganado, hasta el acabose de la pista en el lindero del bosque.
Una senda principia en ascenso bajo el follaje del pinar, diagonal que alcanza un colladete con vistas al pueblo y a su hoya de campos.
El camino prosigue a media ladera para subir luego a base de lazadas, con una pendiente que va en aumento al acercarse a los escarpes de la Foz de la Portiella.
A ratos el sendero se halla empedrado y con restos de tapiales de aseguramiento, señales de que el camino era empleado antaño por los habitantes de la zona para pasar a la vertiente de Loarre. La subida concede un respiro cuando alcanza un paso en la raya de la Foz, con vistas hacia el ansiado Tozal de la Pardina y al agreste tajo del barranco.
Ahora el camino llanea entre pasillos de bojes y pinar hasta cruzar el escaso caudal del torrente de la Portiella. Es en la otra margen donde la pendiente se endurece, entre un matorral que en ocasiones invade la traza del sendero pero que no impide el claro avance. A destacar la presencia de muchos tejos en este tramo mas exigente de la ruta.
Volveremos a cruzar al otro lado del barranco, pasando a una ladera conquistada por el erizón. Sería de desear una mejor limpieza y mantenimiento del camino porque se nota que sólo es recorrido por cazadores y contados excursionistas. Aún así su seguimiento no es del todo irritante. El trecho último se interna en el pinar y sale a un pasillo de arcillas rojizas, cerca de la pista que recorre la Sierra Caballera.
Toca seguir los hitos de piedras que encaran a la base del Tozal de la Pardina, a través de lomas que obligan a perder altitud y a vadear un fino reguero. El objetivo consiste en alcanzar al collado de separación entre ambos Tozales, el Royo y el de la Pardina.
En pasadas ocasiones siempre había ascendido a la cumbre del Tozal por un intrincada vía que marcha por la cara oeste de la montaña. Está señalizada con hitos y resulta laboriosa de seguir por un terreno farragoso de pedreras y matorral a veces cerrado. Mucho mas sencilla y breve es la alternativa de faldear bajo la muralla sur del Tozal, donde también aparecen mojones de piedras a fin de confirmar el buen rumbo.
El exiguo sendero busca una apertura factible entre las paredes, paso que no reviste dificultades mas allá de alguna cuesta inclinada. Arriba, sobre el hombro del Tozal, ya se adivina el corto espacio que nos separa de la cumbre. Un prado pequeño y una ladera infestada de bojes por donde buscar un avance mas expedito. Hay distintas líneas de ascenso, mas o menos cerradas, y todas llevan a la cumbre herbosa de la cima.
Una cruz metálica nos da la bienvenida en un pico que sorprende por su vasto panorama del Pirineo oscense, y de otras sierras exteriores y vecinas.
El regreso se hizo por idéntico camino al de la ida.
-Duración, 4:30h sin contar paradas.
-Desnivel, 680 metros de subidas y bajadas.
-Tozal de la Pardina o Lomaplana a 1483m.
En Bentué de Rasal, junto a la iglesia de San Cristóbal, parte un carril que desciende a la ribera del Garona. Se presentan ramales secundarios, como los que llevan a una borda muy hermosa y a la ermita de la Virgen de la Corona.
Antes del vado sobre el río Garona se pasa junto a un corral, obviando un ramal que prosigue a la orilla del cauce. Unos metros adelante surge una intersección donde tomar el carril de la derecha. Así iremos entre campos de cereal y otros de pasto para el ganado, hasta el acabose de la pista en el lindero del bosque.
Una senda principia en ascenso bajo el follaje del pinar, diagonal que alcanza un colladete con vistas al pueblo y a su hoya de campos.
El camino prosigue a media ladera para subir luego a base de lazadas, con una pendiente que va en aumento al acercarse a los escarpes de la Foz de la Portiella.
A ratos el sendero se halla empedrado y con restos de tapiales de aseguramiento, señales de que el camino era empleado antaño por los habitantes de la zona para pasar a la vertiente de Loarre. La subida concede un respiro cuando alcanza un paso en la raya de la Foz, con vistas hacia el ansiado Tozal de la Pardina y al agreste tajo del barranco.
Ahora el camino llanea entre pasillos de bojes y pinar hasta cruzar el escaso caudal del torrente de la Portiella. Es en la otra margen donde la pendiente se endurece, entre un matorral que en ocasiones invade la traza del sendero pero que no impide el claro avance. A destacar la presencia de muchos tejos en este tramo mas exigente de la ruta.
Volveremos a cruzar al otro lado del barranco, pasando a una ladera conquistada por el erizón. Sería de desear una mejor limpieza y mantenimiento del camino porque se nota que sólo es recorrido por cazadores y contados excursionistas. Aún así su seguimiento no es del todo irritante. El trecho último se interna en el pinar y sale a un pasillo de arcillas rojizas, cerca de la pista que recorre la Sierra Caballera.
Toca seguir los hitos de piedras que encaran a la base del Tozal de la Pardina, a través de lomas que obligan a perder altitud y a vadear un fino reguero. El objetivo consiste en alcanzar al collado de separación entre ambos Tozales, el Royo y el de la Pardina.
En pasadas ocasiones siempre había ascendido a la cumbre del Tozal por un intrincada vía que marcha por la cara oeste de la montaña. Está señalizada con hitos y resulta laboriosa de seguir por un terreno farragoso de pedreras y matorral a veces cerrado. Mucho mas sencilla y breve es la alternativa de faldear bajo la muralla sur del Tozal, donde también aparecen mojones de piedras a fin de confirmar el buen rumbo.
El exiguo sendero busca una apertura factible entre las paredes, paso que no reviste dificultades mas allá de alguna cuesta inclinada. Arriba, sobre el hombro del Tozal, ya se adivina el corto espacio que nos separa de la cumbre. Un prado pequeño y una ladera infestada de bojes por donde buscar un avance mas expedito. Hay distintas líneas de ascenso, mas o menos cerradas, y todas llevan a la cumbre herbosa de la cima.
Una cruz metálica nos da la bienvenida en un pico que sorprende por su vasto panorama del Pirineo oscense, y de otras sierras exteriores y vecinas.
El regreso se hizo por idéntico camino al de la ida.
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