Bernedo-San Tirso-Peña del León-Villafría-Villaverde-Lagrán

Parte de este recorrido lo hice justo hace 4 años con el club de monte de mi pueblo, Artarrai, aunque en aquella ocasión pasamos por la Cueva de San Kiliz y la cumbre del Cruz del Castillo, sin duda una travesía mucho más complicada que la realizada hoy, esta vez en solitario.

Bernedo-San Tirso-Peña del León-Cueva San Kiliz-Cruz del Castillo-Lagrán



Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 114:

Así pues, me desplazo hasta la localidad de Bernedo. Para llegar hasta aquí, cojo el bus de la línea 9 de Alavabus, que va hacia Logroño. La única pega que tiene ir hasta Bernedo en bus, es que para que me de tiempo a ir allí, hacer la ruta, y volver a casa, tengo que hacerlo en un día laborable, y no un fin de semana, por la escasa frecuencia de buses.

Atravieso de lado a lado la pequeña localidad (al pasar una antigua puerta de roca, os encontraréis con una fuente que echa agua de forma continua. Ahí podéis llenar vuestras botellas), y me dirijo por una pista de cemento a la cercana ermita de Nuestra Señora de Okón. Desde aquí se observa el inconfundible Bonete de San Tirso, una mole rocosa donde se encuentra una ermita, y la cima de San Tirso.

Para llegar hasta allí, primero asciendo por un cómodo y sencillo sendero situado en un denso bosque. Dicho camino está señalizado con marcas tricolor blanco, rojo y amarillo, además de algún que otro cartel que indica que estoy haciendo el GR-1, y el tiempo que se tarda en llegar al San Tirso.
El sendero al principio apenas tiene pendiente pero a medida que avanzo, las rampas son más y más pronunciadas.

Más adelante, llego a un cruce de caminos, en el cual si giro a la derecha descendería directo hasta el pueblo de Villafría, o a la izquierda para seguir cuesta arriba hacia el monte San Tirso.
Ahora giro a la izquierda, aunque una vez ascienda el San Tirso y el Peña del León, volveré hacia atrás para llegar hasta este cruce y bajar después a Villafría.

Sigo andando en medio del bosque, lo cual se agradece ya que me protegía del sol, que estaba pegando con intensidad.
Aquí la pendiente se suaviza un poco aunque el sendero se estrecha cada vez más, yendo a ratos pegado a algunos arbustos, aunque sin darme ningún problema.

Luego, dejo atrás el bosque para ir de aquí hasta la última cima a cielo abierto. Lo primero con lo que me encuentro, casi sin darme cuenta, es el Bonete de San Tirso. Solo se puede llegar a su cumbre haciendo escalada, así que esto no está a mi alcance.

Unos metros mas adelante, se encuentra otra mole rocosa, en el cual en una de sus paredes se haya encajada la ermita de San Tirso. Dentro de él hay una virgen.

En este punto se sitúa el paso mas complicado y delicado de toda la ruta. Hay que medio trepar entre otra pared rocosa, aunque por fortuna hay numerosos huecos para poder meter los pies y las manos. Subir se sube bien, el problema es bajar. En ambos casos lo recomendable es apoyar las manos en las rocas, para ganar estabilidad.

Una vez superado ese tramo, avanzo unos metros en semillano por un minúsculo sendero, que al final del mismo, accede por otra pared rocosa, más pequeño y corto que el anterior, pero con un acceso también algo complejo. Igual que antes, lo mejor es apoyar las manos en la roca, solo por seguridad.

Justo después de superar este segundo punto delicado, me encuentro ya en la cima del monte San Tirso (1333m), donde se encuentra un precioso buzón con forma de gallo. Igualmente bonitas son las vistas, absolutamente descomunales: hacia el Sur, la enorme llanada de la Rioja Alavesa, casi al completo y mas allá la ciudad de Logroño. Al fondo varios montes de gran altitud, como son el Pico San Lorenzo y tal vez el Pico Urbión??. Hacía el Este el Alto del Avellanal y Peñalta perteneciente a esta sierra de Cantabria/Toloño y al fondo Muela y las sierras de Joar y Lokiz. Hacía el Norte, el monte Kapildui y alguno mas, y los pueblos de Bernedo, Navarrete, Villafría, Villaverde y Lagrán. Hacía el Oeste, buena parte de la Sierra de Toloño, destacando mi siguiente objetivo, el Peña del León y detrás, Cruz del Castillo y el Palomares.

Tras las fotos de rigor, prosigo la marcha, yendo por el cresterío de ésta parte de la Sierra de Toloño. El avance no es que sea muy complicado, pero fácil fácil tampoco. El firme es una combinación de hierba, roca y arbustos de tipo boj, donde a ratos aparece un fino sendero de tierra, y en otros momentos desaparece. No es cómodo andar por aquí, hay que fijarse bien en todo momento por donde se meten los pies, porque si uno va despistado, puede perder el equilibrio y caerse, con un desenlace fatal.

Quien tenga vértigo habrá momentos en que pueda pasarlo mal, por tener que ir tan cerca del precipicio, pero insisto, al menos a mi parecer, si se presta la debida atención a la hora de caminar, no resulta demasiado complicado atravesar el cresterío.

Hay 2 posibilidades de progresar por el cordal, yendo por el interior del mismo, es decir por el lado derecho, acercándose más a la herbosa ladera Norte (repleto del incómodo boj), o ir lo más pegado al borde del acantilado, sorteando pasos rocosos sencillos.
He de decir que la mayoría del tiempo he optado por ir al borde del precipicio porque me ha parecido con diferencia la forma más cómoda y fácil de avanzar.

Al cabo de un rato, llego al collado de El Portillo. Ojo aquí ya que es fácil confundirse de camino. Aparece un evidente senderillo que desciende ligeramente hacia el lado derecho. Por ahí fui al principio, creyendo que luego subiría hacia la izquierda. Poder se puede subir, pero no es nada fácil hacerlo. Y de seguir recto, el sendero se adentra en medio de una densa zona de boj donde es casi imposible avanzar.
Conclusión, al llegar al collado, hay que ascender por la izquierda, yendo de nuevo por la cresta, y lo más cerca posible del borde.

Esto mismo hice al bajar y la diferencia es bastante grande. Además yendo por la cresta hay algún que otro hito o caírn indicando que voy bien por aquí.

En pocos minutos, llego hasta el buzón y geodésico de la segunda y última cumbre del día, el Peña del León (1392m). Mismas vistas que el San Tirso, pero desde una perspectiva algo distinta.

Ahora, mi objetivo es descender hasta los pueblos de Villafría, Villaverde y Lagrán. Ya que descender por el collado de El Portillo resulta muy complicado, no tengo otra opción que volver sobre mis pasos, hasta el mencionado cruce de caminos inicial.

Misma dinámica, mucho ojo a la hora de andar por el cresterío, y sobre todo mucha atención a la hora de descender por los tramos delicados. Apoyad las manos en la roca allá donde haga falta, y aseguraos de encajar bien los pies en los huecos.

Una vez superado eso, el resto del recorrido es coser y cantar.
Vuelvo al cruce, giro a la izquierda, y desciendo de nuevo por el denso pero bonito bosque, hasta salir de él, encontrándome ya en la localidad de Villafría.

Finalmente, solo me queda caminar unos km por una carretera, pasando primero por el pueblo de Villaverde, y en última instancia a mi destino, la localidad de Lagrán, donde pongo punto y final a esta magnífica ruta.

Para volver a Vitoria cojo el bus de la línea 7 de Alavabus, en el que una vez más su frecuencia es bastante escasa, así que hay que procurar llegar a tiempo hasta aquí, sino tendréis un buen problema para volver a casa.
Lo más fácil para aquellos que queráis desplazaros en coche sería ir desde Bernedo hasta el Peña del León y volver. En ese caso la distancia total de la ruta sería de 14km.

Dicho esto, he dispuesto de un total de 8h para completar la ruta, así que no he necesitado forzar la máquina para terminar a tiempo. Yendo despacio en el tramo montañero, y a un ritmo medio-alto en la parte baja, he tardado 6h y 20 min en concluir el recorrido.

Dificultad MODERADA por los 2 pasos delicados y el cresterío desde San Tirso hasta Peña del León, el resto es súper fácil. Recomendable hacer la caminata con condiciones climáticas adecuadas, osea, con poco viento, sin lluvia ni niebla, y a ser posible, en seco.