Blanes-Ermita El Vilar-Castell-Blanes

Ruta circular desde Blanes que pasa parcialmente por la conocida ruta de las ermitas que realizan tradicionalmente el día del cambio de hora de verano. Partimos de la estación de tren de Blanes, separada del centro urbano por un par de kilómetros. Seguimos paralelos a la vía del tren para girar a la derecha hasta un pinar, donde gracias a su acogedora sombra almorzamos fresquitos a pesar del calor reinante.Un ultraligero nos sobrevuela pareciendo espiar de que son los bocadillos. Alcanzamos la entrada del camino a la ermita protegido por una reja cerrada, a la izquierda una pequeña senda permite el paso a los caminantes. Un poco más allá. descubrimos el magnífico despliegue de mesas y barbacoas dispuestas para las comilonas familiares del fin de semana. La ermita es sencilla como corresponde, pero extrañamente hermosa gracias al pórtico cubierto de la entrada que parece animar a los feligreses a continuar la comunión vecinal a la sombra del porche. Es recomendable retroceder sobre vuestros pasos y volver por el mismo camino para retomar la ruta, ignorando la senda que nosotros seguimos para el retorno, debido a que es poco transitado y la vegetación ha reclamado ese espacio y convertido en espesura lo que antes era sendero. Al llegar a la reja debéis tomar el camino que queda justo enfrente, dejando a vuestra espalda el que indica "Blanes 11..km", dado que volveremos al pueblo por la parte norte.Pronto tenemos la primera panorámica de las casas con el mar al fondo. Giramos a la izquierda como alejándonos para prolongar la caminata. Se inicia una dura y prolongada subida que deja a la izquierda el Hospital Comarcal y nos lleva a lo alto de la Cala de Sant Francesc. Hermoso enclave para disfrutar con la familia del sol,la playa y claro, de la buena comida. También está el Jardín Botánico. Dejamos para otros el solaz y la tranquilidad, y enfilamos una corta pero desafiante ascensión al Castilo de Sant Joan y la pequeña ermita adosada a él. La vista desde allí, compensa con creces las dificultades pasadas y luego de tomar unas fotos, seguimos las marcas del GR bajando por las escaleras hasta la playa. A la izquierda el puerto deportivo, y enfrente Sa Palomera, donde tiene lugar el festival pirotécnico anual. Durante varios días compiten diversos expertos en este tipo de magia, por demostrar que su espectáculo consigue la mayor apertura de nuestras bocas como signo de admiración. Una helada cerveza nos permite recuperarnos mientras contemplamos el mercadillo semanal unos metros más allá. Después de comer debemos apresurarnos porque perdemos el tren, nos acercamos a la estación de autobuses y nos dejamos conducir hasta el ferrocarril, donde en el viaje de vuelta , planearemos la próxima aventura en miniatura.