Borda de Bruned. GR-11. Plana de Petramula. Ibones de Lalarri o de La Munia

El trazado previsto de este sendero incluía un cambio de valle (de Pineta a Petramula), para hacer una ascensión corta desde la Plana de Petramula hasta el segundo ibón de Lalarri. Esa ruta es parte de una ascensión emblemática del Pirineo: La Munia, pasando por los ibones y el circo de la Munia. No pretendíamos una ascensión que ya está fuera de nuestras fuerzas, máxime con las limitaciones actuales, pero si saborear por un tiempo una experiencia más en la alta montaña de una de las zonas más majestuosas del Pirineo.
Ese cambio necesitó un largo recorridos en coche, desde el aparcamiento del Parador de Pileta hasta Bielsa, en cuyo aparcamiento hay una máquina expendedora de billetes de aparcamiento (3 euros por coche, mismo precio para todos aunque en el Ayuntamiento nos indicaron que debíamos coger el ticket de Ruegos). Después de pagar el billete salimos a la A-138, para subir hacia Parzán y Francia, y salir por la izquierda poco después de Parzán por un camino asfaltado (por el que pasa el GR-11) que pasa por Chisagües, donde deja de estar asfaltado y sigue subiendo por el bonito valle del río Langorrués en dirección a la Plana de Petramula, pero nos encontramos con la sorpresa de que el coche no podía subir más allá de la Borda de Bruned, lo que añadía unos 5 km de longitud a la ruta prevista, además de unos 250 metros de desnivel. Nada importante, si hubiéramos tenido tiempo para hacerlo a un ritmo moderado, pero habíamos hecho otra ruta por la mañana y el acceso a la Borda fue más lento de lo previsto, lo que redujo el tiempo de luz disponible y eso, teniendo en cuenta que empezamos a caminar casi a las 3 de la tarde, nos obligó a tomar decisiones para compensar. Las únicas lógicas eran reducir la distancia, y acelerar la marcha, por lo que fijamos el final en el primer ibón, pasado el collado de las Puertas, y tres miembros del grupo iniciaron el descenso antes de eso(al llegar a la salida de la senda que sigue hacia el Robiñera, o Rubiñena, según las cambiantes denominaciones), mientras otros tres completaban el ascenso.
El camino escogido no tiene dificultad hasta Chisagües, aunque después el firme (no asfaltado y con zonas cacheadas) aconseja valorar el vehículo en el que se asciende. No hay grandes problemas para llegar hasta la Borda de Bruned, donde ahora deben dejarse aparcados los vehículos que no disponen de un permiso especial para alcanzar la Plana de Petramula. En la propia pista se advierte de que a partir de la Borda la pendiente aumenta mucho y el firme empeora, por lo que se recomienda subir sólo en 4x4. Nosotros no tenemos autorización para seguir, por lo que dejamos el coche aquí.
El primer tramo de subida a pie, por una pista no asfaltada en bastante buen estado, no plantea dificultades, salvo por algunas pendientes con inclinación superior al 20%, y así llegamos a la Plana de Petramula, siguiendo el barranco de Langorrués, con el Cordal de la Sierra de Espierba y luego el Comodoto (una soberbia imagen) a nuestra izquierda; en esa ladera se ve un bonito sendero que permite llegar a Petramula desde Espierba.
Desde Petramula seguimos por un sendero que, primero, atraviesa el barranco de la Puerta de los Gorgos y luego continúa por el Barranco de Petramula hasta el Paso de Labaza, donde gira en dirección norte para seguir ascendiendo por la ladera de la Sierra de Chinipro, hasta llegar a la Puerta de los Gorgos y el primer ibón de Lalarri o de la Munia, al pie del Tozal de los Gorgos (a nuestra izquierda) y el Robiñera (el primer tres mil que se encuentra por esta ruta, a nuestra derecha); al fondo tenemos el Circo de la Munia y, coronando el impresionante conjunto, La Munia.
No hay mucho tiempo para admirar el entorno, porque además parece estar entrando la niebla . Queda marcado en el GPS el punto al que hemos llegado, e iniciamos el descenso con la debida premura, por el mismo camino por el que hemos subido, y llegando de nuevo a la Borda Bruned, donde termina la ruta a pie, a las 7 de la tarde. Todavía queda más de hora y media para el anochecer, pero la luz baja ya resueltamente en el valle aunque las tonalidades en la parte alta son muy notables a pesar de nubes y niebla, así que recuperamos el coche y volvemos hacia el Parador de Pineta en busca de una bien merecida, y muy trabajada, cena.
Si busca mucha agua o una frondosa vegetación este no es su destino. Los valles y los picos se merecen todo tipo de halagos, pero el suelo es hostil, típico de lugares cubiertos por la nieve durante medio año, donde las rocas ígneas y metamórficas parecen dominantes y la tierra fértil es un raro evento reservado a las zonas más bajas. Pero si busca la alta montaña y ese espíritu austero y duro que parece connatural a ella, y también esas imágenes impactantes de los innumerables accidentes geológicos que han dado lugar a la morfología actual de esta cordillera, con enormes desniveles, largos y profundos valles y una inmensa sensación de soledad sólo rota por el estruendo del silencio que te enfrenta a ese ser que llevas dentro, entonces este es su lugar. ¡Disfrútelo!