Bordils-Arbres Monumentals-Masies i Refugis

Un largo trayecto en ferrocarril nos transporta al destino de hoy. Medio elegido para propiciar la celebración final. No en vano es tiempo de reencuentros, tras un prolongado período alejados. También la sencilla y fácil ruta está diseñada para ese propósito. Un tranquilo paseo por llanos caminos y agrícolas carreteras permite la charla distendida y multitud de chascarrillos. No siempre deberemos sufrir para disfrutar del entorno. Un cálido sol invernal decide acompañarnos, dandonos una tregua de tormentas y aguaceros. Acariciado el rostro por sus rayos y sumergidos en la tranquilidad de los campos de cultivo, las hermosas motas de color y el olor a hierba, completan la hermosa sinfonía que propone el discurrir de la riera para solaz de todos los sentidos. Admiramos cada rincón, cada árbol, no dejamos de embelesarnos con los hermosos y bien cuidados edificios de piedra que encontramos a nuestro paso. Los sorprendentemente limpios y bien conservados refugios, empañan por un segundo nuestra mirada, por el recuerdo de su uso, pero como ilusionados niños de mirada limpia, buscamos un nuevo objetivo y cualquier motivo para sonreir y soñar de nuevo. Un hermoso cuento de invierno nos aguarda en el Roure del Pla de les Arenes. Un sonriente madre al cuidado de dos revoltosos retoños nos lo explica, mientras ellos se columpian riendo estrepitosamente. El ave que salta alegremente entre las ramas, mientras canturrea, fue objeto de una misión de rescate por parte del guardia rural, que una vez liberada, decidió habitar en este roble y confraternizar con los humanos, cogiendo de nuestras manos la comida que tengamos a bien ofrecerle. Antes de comprender del todo la historia, salta hacia mi, e intenta arrebatarme el móvil con el que intentaba fotografiarle. Entendido el mensaje , le regalamos unas pipas de calabaza , que acepta de mala gana a falta de mejores manjares. Toca ahora el tour por el pueblo, donde abundan los ejemplos de lo que parecen antiguos momentos de prosperidad a juzgar por los señoriales edificios que pueblan sus calles. Su monumental iglésia, mezcla de estilos gótico y renacentista no lo desmiente. Atesoramos para otro momento todo lo visto y oido, y nos apresuramos para no perder el tren . De vuelta a la realidad y a lo que llamamos modernidad.