Bornos y el embalse del Guadalete (Cádiz)

Periplo por la bella localidad de Bornos conociendo su arte y el embalse del Guadalete (construido en 1961).

Es una ruta fácil y cómoda, salvo la empinada subida desde el pueblo hacia la ermita del Calvario y la antigua carretera de acceso al pueblo, además del fiasco de no poder tomar la senda que lleva a las ruinas del torreón del cerro de la Atalaya (Pozo del Moro) y baja al dique del embalse, teniendo que deshacer lo subido al no tener portillo de entrada el cerramiento de una finca; para poder pasar, han colocado una especie de escalera de tijera, rústica, a base de gavillas soldadas, que por prudencia rehusamos emplear.

Eso sí, las vistas desde esa zona tanto del pueblo como del embalse son espectaculares y el pinar que queda a la derecha es de gran belleza.

Optamos, pues, por bajar a la ribera del embalse y tomar hacia su cabecera, siguiendo en algunos tramos los restos de la plataforma del inconcluso tren de Jerez-Almargen (obras iniciadas en 1926 durante la dictadura de Primo de Rivera y que nunca acabaron). En algún punto, se distinguen las trincheras excavadas para tender la vía y subsisten en buen estados un par de túneles. En otros lugares, la plataforma ferroviaria ha desaparecido totalmente.

Llegamos hasta el punto en que el talud del embalse y el pedregal impedían progresar, desistiendo subir de nuevo cerros para bajar hacia la cabecera de la obra hidráulica (de estar expedito el paso franqueable con la escalerilla de hierro, habríamos bajado desde ese punto hasta el dique y la casa del ingeniero del pantano para luego regresar a Bornos por al ribera por donde hemos venido).

En cualquier caso, las vistas del embalse desde la ribera son magníficas.

Como colofón, y tras recorrer un paseo gran fluvial, subimos al centro para conocer algo de su arte arquitectónico y caserío, en especial el palacio de los Enríquez de Ribera, propiedad de la Diputación y que aloja un prosaico hogar del pensionista en tan histórico sitio.