Bosque de la Pardina El Señor - Sarvise a Fanlo y vuelta

Varias veces había pasado en otoño por la carretera que bordea este bosque y siempre me había sorprendido su colorido. Le hacía fotos y más fotos y me volvía a casa fascinado. Pasaron los años y por fin se ha señalizado un antiguo camino que unía Buesa con unas pardinas ubicadas en medio del bosque y con Fanlo (antes la GR15 circulaba casi en su totalidad por la carretera de Fanlo a Sarvisé, pero recientemente se ha trasladado a este antiguo itinerario de las pardinas). Con esta nueva señalización se ha conseguido recuperar caminos tradicionales, y humanizar la GR15. Un fantástico programa de la televisión aragonesa emitió un recorrido por aquí y consiguió que al poco tiempo preparara una excursión en este lugar y aquí que nos vinimos a hacer senderismo de largo recorrido, por supuesto en otoño avanzado (algo que resalta este bosque y si no OBSERVAR LAS FOTOS) octubre puede que sea pronto. Al documentarme sobre la zona descubrí que en opinión de alguna publicación especializada en naturaleza, éste es en otoño uno de los bosques más espectaculares de España, y por qué no de Europa (junto con la Selva de Irati o con el Bosque de Muniellos). Destacar que una señal nos advierte de que el bosque por el que vamos a transitar es de propiedad privada, por lo que no hay que salirse del sendero señalizado. No sé cómo serán los demás pero éste es impresionante: la fotos son prueba de ello. Tiene una mezcla de abetos, hayas, arces, álamos, temblones, avellanos, serbales de cazadores, fresnos, cerezos, pinos silvestres, abedules, bojes, quejigos, musgo... en una combinación perfecta entre barrancos, praderas, sendas estrechas, antiguas construcciones abandonadas, que hacen que al mirar hacia las montañas todo ello parezca un cuadro: la luz y el color son los protagonistas. Este bosque en otoño y con sol, es poesía (como dice mi primo). Nunca he visto un bosque semejante.

Partimos de Buesa sobre las 10:30h y atravesando el pueblo hacia la iglesia cogemos el sendero del GR15 que se inicia en una pista forestal y a los 1.8 km entramos en la senda de la que ya no saldremos en todo el recorrido. El sendero está muy bien marcado y señalizado, lo que permite ir con comodidad sin riesgo de perderse (salvo niebla u oscuridad, por lo que un GPS con el track nunca va mal). El primer tramo es algo pedregoso pero mejora en seguida y pronto cruzamos el barranco de Bun (con la ermita de la Virgen de Bun en lo alto de una loma). Más adelante cruzamos el barranco del Baño desde donde salimos a una pista que descendemos unos metros y en seguida retoma el sendero ascendente hacia el barranco de Lecina donde hay una bonita y sombría cascada. Ya de lleno en el espectáculo otoñal, tras fotos y más fotos, llegamos a unos prados escalonados donde nos encontramos unas vacas: las bordas de San Esteban (antiguo núcleo de población). A la ida bordeamos el muro de piedra hasta llegar a una pista pero a la vuelta cruzamos por el medio del prado, alcorzando. Esta zona, tras las lluvias y con vacas por todas partes, tiene los senderos totalmente embarrados lo que hace el caminar sea lento y muy cansino. (Destacar que las vacas estaban la mayoría a punto de parir y son inofensivas siempre y cuando las respetemos. En ocasiones es difícil adelantarlas por un sendero estrecho, por lo que ¡paciencia!). Retomamos nuestro embarrado sendero para atravesar unas construcciones derruidas y llegar a la fuente de la Preguntería que a la ida casi ni nos damos cuenta de ella. Atravesamos varios barrancos secos, seguimos haciendo fotos, pues al cambiar de orientación continuamente alternamos árboles diferentes y por tanto colores diferentes. En una orientación Norte, en la sombra sobre las 13:00h, encontramos un impresionante hayedo a 1300 m. de altura que tras cruzar el barranco Pueyo nos lleva de nuevo a la aparición del sol y a la espectacular y semiderruida Pardina Ballarín (conocida como Pardina el Señor). La dejamos para verla tranquilamente a la vuelta y seguimos en suave bajada y entre magníficos ejemplares de robles gigantes hasta el barranco de Borrue o del Jalle (conocido también como del Chate). Aquí el caudal de agua es elevado, similar a un río, con una cascada y una poceta bastante destacable, apta para el baño en verano. Aquí comemos al sol disfrutando de un magnífico paraje. Desde aquí nos quedaría una fuerte pendiente de unos 45´ hasta Fanlo que decidimos no hacer por falta de tiempo (para no llegar de noche a Buesa, que aunque llevamos frontales y GPS, nos parece arriesgado y poco razonable).
El camino de vuelta puede parecer aburrido y repetitivo, pero todo lo contrario la perspectiva y el colorido es totalmente diferente. Paramos un rato en la Pardina Ballarín para contemplar la casa principal, la fuente, las cuadras anexas, los bancales, etc. En las proximidades, a unos 50 m. hacia arriba se localizan las ruinas de una ermita de origen románico. Al cambiar los juegos de luces, los contrastes, los reflejos, las tonalidades… la vuelta se hace muy amena y distraída. Incluso un par de vacas nos impiden que las adelantemos lo que rompe un poco la supuesta monotonía del camino ya hecho hace unas horas. Llegamos de día a Buesa, cansados tras 30 km y 1200 m. de desnivel acumulado (yo al menos por ir levemente resfriado) pero muy pletóricos por el recorrido hecho. Eso sí, nos sobraron 15 minutos de luz pues al rato anocheció.
Una vez más apuntar que elegir el otoño para esta zona fue un acierto. Así mismo destacar que no vimos a nadie durante todo el camino de ida y vuelta, tan solo cuando llegábamos al barranco del Chate una pareja con dos perros que venían de Fanlo dando un paseo. Normalmente esta excursión se hace con combinación de coches desde Fanlo hasta Buesa o incluso Sarvisé, lo que la hace más corta y asequible.