Brihuega - Cívica

Recorrido por el quejigar que enmarca el valle del Tajuña, camino a esa excentricidad sesentera ubicada en Cívica. La ruta va uniendo fincas de capeas venidas a menos y caserios abandonados.

En un intento por evitar en lo posible pisar asfalto, a la altura de la Finca de Sobrepeñas (con apariencia de complejo de recreo con tufo tardofranquista, de esos chalets rústicos con exceso de uso decorativo del canto rodado y primitivas piscinas que eran poco más que estanques domados) abandonamos el camino para engolfarnos en una antigua cantera yesífera que nos llenó las botas de un barro denso y pegajoso a causa de las recientes lluvias.

Tras deambular por una zona de sotobosque abierto, finalmente el caserío de Palazuelos del Agua, con humilde ermita abandonada incluida, nos hizo poner los pies en la carretera, si bien brevemente. Pronto volvimos a lanzarnos campo a través para llegar a las Casas del Peujar, otra semi-ruina de otra época. El camino más agradable de toda la jornada nos llevará a entrar en Cívica por la parte superior, en una zona salpicada de chalets cutres y casas prefabricradas.

Descendimos hacia el Tajuña, que bajaba con caudal suficiente para disuadirnos de cruzar. A nuestro pesar volvemos hacia Brihuega por la CM-2011 y el camino de ida. Esta vez, sin embargo, subimos hacia Villaviciosa, en donde entramos de forma algo clandestina a través de huertas de frutales.

Desde las ruinas del convento de San Blas -del que sólo queda una espléndida portada y una algo menos espléndida torre- subimos a la llanura para volver al punto de partida desde arriba. Pasado el Punto Limpio de Brihuega el camino se desvanece en una tierra de labor de nuevo cuño. Afortunadamente en invierno es un páramo apenas arado, que dejamos rápidamente atrás para tomar el que parecía antigua carretera de acceso a Brihuega. Hoy convertida en agradable paseo semipeatonal, enmarcado en feos chalets setenteros hechos en serie, desembocaremos en las antiguas Heras de las Aguas y la Puerta de la Cadena.