Buendía ( cuenca ) mirador de la virgen de la peña y ruta de las caras

Hoy nos dirigimos hacía la localidad de Buendía en Cuenca,
provincia de parajes emblemáticos, a una zona natural
situada en las inmediaciones de esta villa. Esta localidad
cuenta con innumerables atractivos, entre ellos, el Museo
del Carro, los alrededores del río Guadiela y en el cauce
del río Tajo que contiene catorce embalses, el Embalse de
Buendía, denominado desde 1954 el Mar de Castilla. La
mayoría de estos embalses, fueron construidos en las
décadas de los años cincuenta y sesenta, y su principal
función era potenciar como fuente de energía la
electricidad. Hoy en día se practican diversos deportes
acuáticos.
A orillas del embalse encontramos la Ruta de las Caras, llamada así por la cantidad de rostros, de
diferentes formas, que se encuentran esculpidos en la roca. La Ruta de las Caras es un mundo petreo
donde rostros esculpidos en paredes rocosas crean un ambiente místico entre pinares y rocas milenarias.
El paisaje parece estar vigilado por estas figuras en reposo. La piedra cobra vida para convertirse en algo
más. Rostros fantásticos, cargados de misterio gracias a la soledad del lugar y al sonido del viento cuando
sopla entre los pinares. Los atardeceres en la Ruta de las Caras forman insólitos paisajes que invitan a
soñar. Cerca de las aguas, en el horizonte, los sueños se transforman en piedra. Como solicitadas por el
inmenso espejo, brotaron las esculturas en las peñas y atalayas, renacieron caras fantásticas emulando
sueños del pasado. Ante sus sendas, Arte y Naturaleza se funden en un abrazo común.
Esculpidos en roca arenisca de diferentes tamaños, algunos espectaculares como El Chamán, con unas
dimensiones de tres metros y medio; se tardó en esculpir cuatro años por la dureza de la roca, y La
Calavera de metro y medio, desde la cual se puede divisar todo el lugar.
La unión entre las diversas esculturas y la naturaleza de la zona, pinares y el embalse, hacen de este
lugar un paraje fantástico para cualquier persona que lo visite.
Espero que disfruten de este bello paraje, que fue
creado por Jorge Maldonado y Eulogio Reguillo, que
un día de 1992 pasaron por este bosque de pinos y
olivos, y la idea les asaltó inevitablemente, como
una tentación. Aquel roquedal escondía muchas
caras a la espera de que alguien se decidiera a
sacarlas a la luz. Pasada una década el sueño ha
cobrado forma.