Burgo de Osma. Cementerio. Antenas. Hoz del río Abión. Castillo de Osma. Río Ucero.

El Burgo de Osma es una ciudad muy bella y con hostelería y cocina de gran calidad, por lo que ha sido destino de elección en otras ocasiones, aunque nunca habíamos grabado rutas por aquí. Hoy hemos escogido combinar un somero recorrido urbano con una visita más detenida a la Catedral (durante la cual hemos pausado la grabación, para evitar artefactos en lo posible), y con un recorrido por la hoz del río Abión, que nace en un paraje muy especial (la Fuentona de Muriel, que se origina en un acuífero subterráneo con un sifón de considerables dimensiones y alto interés hidrológico. pues supera los 100 metros de profundidad, y su final no ha sido explorado aún) para ir después a unir sus aguas a las del río Ucero a los pies del poderoso castillo de Osma.
Es una población de origen muy antiguo, pues los primeros vestigios se encuentran en el Cerro Castro, cerca de las ruinas del Castillo de Osma, y corresponden a una población celtíbera de etnia arévaca llamada Uxama, que luego fué conquistada por los romanos y anexionada a Roma en el 99 a.C. Posteriormente fue una importante ciudad visigótica, con el nombre de Osama, y sede episcopal desde el año 597. Durante la dominación musulmana fué conocida como Waxima, aunque en el siglo X pasó en distintos momentos de manos musulmanas a cristianas y viceversa, hasta que en 1002, tras la batalla de Calatañazor y la muerte de Almanzor, pasa definitivamente a manos cristianas. Desde entonces la población emigra desde el cerro original hacia el llano vecino, en lo que es ahora la ciudad de Osma. Años más tarde llega una figura casi mítica, Pedro de Bourges, que luego sería conocido como San Pedro de Osma, a quien se atribuye la construcción de la primitiva catedral románica, sobre una iglesia visigótica, en la actual ubicación de la catedral. A partir de ese momento comienza la expansión de esta parte de la población, que pasa a ser dominante. En el siglo XIII el obispo Dominguez ordena la demolición de la catedral románica y la construcción de la actual, gótica. En el siglo XV el obispo Montoya ordena la construcción de las murallas y, desde esa época la Villa pasa a ser propiedad eclesiástica, lo que se acompañó del establecimiento de una Universidad y de una notable prosperidad con el consiguiente desarrollo urbano. La buena época acabó con la invasión napoleónica y la posterior desamortización de Mendizábal, a la que siguió el daño provocado por la segunda guerra carlista. Desde 1993 toda la localidad es Conjunto Histórico, y el edificio de la antigua Universidad ha sido restaurado y convertido un complejo hotelero de lujo que bien merece una visita, al igual que el resto de la Villa.
La ruta comienza en un aparcamiento situado al oeste de la población, sobre la SO-160 o Carretera de la Rasa por la que aquí pasa el GR-86. Estamos al lado del río Ucero, que cruzamos pocos metrós más arriba por un bonito puente de aspecto medieval, para cruzar a continuación las murallas y entrar por la calle Brasilia hacia la Plaza de San Pedro, donde encontramos la catedral del Burgo de Osma. Entramos en ella, para visitar su interior, y pausamos la grabación durante el recorrido, pese a lo cual hay algunos artefactos registrados durante la entrada y salida del monumento. La catedral es impresionante y merece, de todo punto, la visita.
A la salida hay unas mesas colocadas por un bar en la plaza, al sol, donde anuncian que tienen torreznos, lo que nos parecen una excelente oportunidad de prepararnos para lo que queda de recorrido. Los torreznos son excelentes, aunque el vino es bastante peleón, pero eso ayuda a terminar pronto y continuar por la Calle Mayor hacia la subida del Ayuntamiento, que nos lleva hacia el Cementerio Municipal. Aquí seguimos por la izquierda, por una pista que nos lleva hacia la parte alta de un cerro (La Pedriza) donde hay unas antenas, continuando después por un camino de tierra, parcialmente ocupado por la vegetación, hacia un segundo grupo de antenas. Poco más adelante, a la derecha, veremos una antigua torre, una de las Atalayas de época musulmana. Seguimos adelante por el mismo camino, bajando del cerro hacia La Guijarta; encontraremos un cruce, donde seguimos por la derecha, y pronto llegaremos a otro cruce, en el paraje de La Guijarta, al lado del río Abión y la CL-116. Aquí giramos a la derecha e iniciamos el trayecto por la hoz del río Abión, que aquí queda delimitado por las elevaciones al norte de La Pedriza y al sur de Peñas Altas, Carrascoso y La Mina. La hoz no es muy profunda, pero si bastante agreste y totalmente salvaje, lo que la convierte en un paraje ideal para una amplia variedad faunística y un excelente reservorio de flora autóctona. El río lleva bastante agua, limpia y seguramente con abundantes truchas y en los riscos vemos buena cantidad de buitres de gran tamaño. Las paredes se van cerrando progresivamente hasta llegar a la parte más estrecha, por debajo de la ermita de la Magdalena, frente a los Ojos del Bú, desde donde ya se disfruta de una excelente vista a las ruinas del Castillo de Osma, que desde aquí parece bastante bien conservado por más que de los originales 3 circuitos de murallas sólo quede uno. Detrás del Castillo están la iglesia románica de Santa Cristina y la Atalaya de Uxama, con las vecinas ruinas románicas y celtíberas, pero no iremos hasta allí, aunque nos parezcan una excelente prolongación para quien desee hacer la ruta con más tiempo.
Completamos el meandro que hace el Abión a los pies del Castillo de Osma y salimos a un puente antiguo, donde giramos a la derecha para llegar al puente que cruza el Ucero. En esta zona tenemos buenas vistas hacia la desembocura del Abión en el Ucero y la ciudad de Osma. Ya estamos casi al final y tras cruzar el puente del Ucero giramos a la derecha y ya estamos en la Carretera de la Rasa donde, poco más adelante, hemos dejado aparcado el coche y termina la ruta.
En conjunto una bonita ruta, bastante fácil y sin dificultad técnica apreciable, aunque decidimos valorarla como moderada por los caminos de tierra y los desniveles de La Pedriza, que pueden ser incómodos para las personas con dificultades de movilidad (no así para niños, que nos parece deben pasar sin problemas). Calzado de montaña y bastones son una buena ayuda; en este tiempo se necesita poco más, aunque un sombrero es bienvenido, al igual que algo de agua; en época de calor aquí debe pegar fuerte y no parece una ruta muy aconsejable en las horas centrales del día o sin buen protección solar.