Burgos (Araúzo de Miel). Araúzo de Miel-Doña Santos-Peñacoba-Santo Domingo de Silos.

Longitud: 16 kilómetros.
Tiempo en movimiento: 3 horas 47 minutos.
Tiempo total: 4 horas 5 minutos.
Desnivel acumulado de subida: 347 metros.

La marcha de hoy es una de las muchas actividades que se realizan en el pueblo burgalés de Araúzo de Miel durante el mes de Agosto debido a las fiestas 2.016 en honor a la Virgen de Pinarejos. Quiero agradecer a las personas que han dedicado su tiempo y esfuerzo antes, durante y después de la marcha porque han hecho posible que podamos realizar conjuntamente un grupo de unas 70 personas una actividad que solemos practicar el resto del año en nuestras localidades de origen.

La ruta lineal, que transcurre principalmente por caminos o sendas más o menos marcadas, se realiza cómodamente ya que ni la distancia ni el desnivel suponen un gran problema. Nos podemos avituallar de agua en los pueblos de Doña Santos y Peñacoba y, a pesar de que el paisaje es espléndido, no siempre se va a la sombra entre pinos o sabinas, hay zonas que están totalmente al descubierto por lo que hay que tomar sus precauciones en las horas cuando más aprieta el sol.

Al ser la ruta lineal hay que prever el viaje de vuelta, en este caso los organizadores ofrecieron la opción de volver desde Santo Domingo de Silos en un autocar contratado a tal efecto. Tardamos unas 4 horas en realizar la ruta, pero merece la pena realizarla de nuevo de forma más pausada si quieres disfrutar en determinados momentos del paisaje y de las vistas conforme te acercas a Santo Domingo de Silos.

Comenzamos a andar desde la plaza de Arauzo de Miel a la hora prevista, a las 8 de la mañana. Salimos por la carretera que se dirige a Doña Santos en los 2 únicos kilómetros de carretera asfaltada y, una vez pasadas la Hoz y la Presa nos desviamos por la Cueva Moscos para coger una ascendente y pequeña senda escondida que nos lleva por Valdencinas y Majada somera hasta el cauce seco del Arroyo de Fuente Barda prácticamente a medio kilómetro de nuestro primer destino, Doña Santos. Cogemos el cauce a la derecha, si fuéramos hacia la izquierda llegaríamos a la presa que hemos pasado al principio del trayecto.

A la entrada de Doña Santos podemos rellenar agua si lo deseamos ya que pasamos por la fuente y el lavadero. Aquí el grupo aumenta ya que se unen más personas al grupo que se aleja por el camino donde se encuentran la Iglesia y el cementerio en dirección a Vega Horno.

En la mitad de la marcha prevista, en el kilómetro 8, abandonamos el camino que llevamos para coger un desvío a la derecha que aparece marcado en varias indicaciones como Camino del Cid. Seguimos caminando en los últimos 2 kilómetros de subida ya que apartir del kilómetro 10 todo será una suave bajada hasta Santo Domingo de Silos.

Alternamos zonas de pinos y enebros con otras al descubierto propias de esta zona de Castilla y León.

Un poco más adelante llegamos hasta el pueblo de Peñacoba donde hacemos una breve parada para continuar nuestro camino. Conforme vamos avanzando podemos ver espléndidas vistas de Santo Domingo de Silos, lugar al que llegamos pasando antes por la Ermita de la Virgen del Camino donde nos hacemos una foto en grupo.

Tenemos un poco de tiempo libre para descansar un rato o tomarnos algo antes de volver a Araúzo de Miel donde los organizadores han dispuesto de forma gratuita un aperitivo para finalizar de esta forma la marcha de este año.

El atractivo principal de Santo Domingo de Silos es el Monasterio donde podemos visitar el Claustro románico, el museo y la botica. Además se puede asistir a las celebraciones religiosas, donde los monjes utilizan el canto gregoriano como forma de oración cantada. También disponen de un servicio de hospedería donde sólo se admiten varones ya que es una de las normas de clausura del monasterio. Se puede obtener más información en los teléfonos 947390049 y 947390068.

Otros puntos cercanos a visitar son Lerma, Covarrubias, el desfiladero de la Yecla que se encuentra en la carretera que va hacia Hortezuelos y el Yacimiento Arqueológico de ruinas romanas de Clunia que se encuentra en Peñalba de Castro.

Historia del Monasterio de Santo Domingo de Silos.

“El Monasterio de Santo Domingo de Silos se halla ubicado en la parte oriental de un pequeño valle de la gran meseta castellana, que el primer documento conservado del Archivo de Silos, del año 954, ya denomina como valle de Tabladillo.

La vida del hombre en Silos y en su comarca se remonta a tiempos prehistóricos, conocida hoy en día gracias a una serie de excavaciones arqueológicas.

La vida monástica en todo el Valle de Tabladillo, especialmente en Silos, comenzó con probabilidad, a la hora de la reconquista castellana, a fines del siglo IX, en forma de granjas monástico-familiares.

Pero, desde el siglo X, el monasterio propiamente de San Sebastián de Silos ya entra en la historia documentalmente.

Sin embargo, debido a los estragos de Almanzor, el monasterio silense cae en gran decadencia material y espiritual. En este momento, en 1041, hace presencia, de la mano del rey Fernando I de Castilla, el monje riojano emilianense Domingo. Es nombrado abad de Silos y, en treinta y dos años, con su ímpetu restaurador y con su santidad, levanta a Silos en sus edificios y en su comunidad. Muere el 20 de diciembre de 1073. Es canonizado en 1076, y se convierte en el taumaturgo medieval de la zona y su tumba en centro de peregrinación.

Surge el claustro románico extraordinario, y brilla el scriptorium silense con obras como el Beato de Silos, hoy en el Museo Británico.

La Baja Edad Media coincide con una etapa menos brillante de la Abadía castellana. Pero, en 1512, el monasterio silense se adhiere a la Congregación Benedictina de Valladolid y se va formando el monasterio moderno al lado del medieval: muralla perimetral; ala sur para las celdas individuales de los monjes; la capilla de Santo Domingo; la iglesia neoclásico-barroca.

En 1835, en noviembre, obedeciendo el decreto de exclaustración del gobierno de Mendizábal, se dispersa la comunidad y se interrumpe la vida monástico benedictina de Silos a lo largo de cuarenta y cinco años.

Afortunadamente, el 18 de diciembre de 1880, un grupo de monjes benedictinos franceses de la Abadía de Ligugé, dirigidos inteligentemente por un monje de la Abadía de Solesmes, Dom Ildefonso Guépin, salvó a Silos de la catástrofe total al elegir las ruinas silenses como su refugio.

Estos monjes fueron restaurando con esfuerzos casi heroicos el Monasterio silense; y, con la restauración material, procuraron recuperar parte de los restos culturales. Encontraron 14 manuscritos medievales; muchos diplomas, también de la Edad Media; y casi todo el archivo de la Edad Moderna.

Desde entonces, en el siglo XX hasta hoy, la comunidad de Silos ha tenido y tiene una gran vitalidad: con su testimonio, con sus celebraciones litúrgicas, con sus aportaciones a la cultura, y con su irradiación, fundando varias casas nuevas en España, como Estíbaliz (Álava), Montserrat de Madrid, Leyre (Navarra), Abadía de Santa Cruz del Valle de los Caídos (Madrid); y en Hispanoamérica: México y Argentina.

Silos ocupa un lugar importante en la Orden Benedictina y en la Iglesia Española en el mundo actual.

Por lo que se refiere a su aspecto exterior, en sus edificios monasteriales, Silos se compone de dos monasterios yuxtapuestos, en torno a dos claustros: a) el medieval; y b) el moderno o clásico-barroco; con la iglesia al Norte, y la gran ala Sur, o zona habitacional, con las celdas de los monjes. Esta parte sufrió un pavoroso incendio en 1970, y se redujo a cenizas. Pero bajo la dirección de Bellas Artes, se restauró en 1971-72, con la planificación y supervisión continua de los arquitectos Alberto García Gil y Julia Fernández de Caleya. Desde entonces Silos es un gran monasterio a la vez histórico y funcional.”