C024 - Borleña - Piedrona de Villegar - Churron de Borleña

Partimos del parking situado junto al parque de Borleña con la intención de encadenar dos rutas clásicas de la zona: La piedrona de Villegar y el Churrón de Borleña. Pasamos por debajo de la carretera general y tomamos la antigua carretera, hoy prácticamente paseo, que unía Borleña con Villegar. Es un tramo asfaltado en el que el carril dirección Santander ha sido utilizado para plantar algunos arboles y darle un carácter más de paseo que de carretera.
En Villegar veremos algunos carteles que nos indican el camino de La Piedrona. Empezamos a ascender entre casas para salir después a la pista, a tramos arbolada, que asciende la falda del monte. Los indicadores de La Piedrona aparecen aquí y allá pero no en los cruces donde surgen las dudas por lo que habrá que estar atento al track en esos puntos.
Se asciende bien y sin dificultad hasta alcanzar la loma en la que se encuentra La Piedrona. Desde allí seguimos una senda entre helechos que, en cuanto empieza a descender, se transforma en amplio camino sin perdida posible.
Llegamos así al cruce con el camino que, viniendo de Borleña, se dirige al Churrón, nuestro próximo destino.
El camino se transforma en cuanto pasamos el primer puente en una senda que serpentea al lado del arroyo. Caminamos por zona umbría y muy húmeda, lo que se hace evidente en el precioso paisaje que nos rodea.
Sin dificultad alcanzamos la concavidad de "El Churrón" salvando en el último paso el propio cauce del arroyo. Precioso, incluso con poca agua.
Justo antes de llegar nace a su derecha una pequeña senda ascendente que parece dirigirse hacia un mirador más elevado. Hacemos un intento pero no lo aconsejamos, primero porque las vistas son casi nulas debido a la vegetación y, en segundo lugar, porque a medida que se asciende la pendiente se vuelve muy pronunciada y los apoyos para el descenso escasos.
Iniciamos el regreso pensando en intentar alcanzar el churrón de otro arroyo que viene por la derecha. Para ello nos desviamos enseguida a la derecha y comenzamos a ascender. El camino desaparece pronto y el propio arroyo deviene en camino. Rocas y rocas, piedras y piedras, humedad y verdor. Una combinación ideal para un mal resbalón, así que al poco decidimos que nos conformamos con el Churrón de Borleña y nos damos la vuelta de regreso por el camino que traíamos.
El regreso es completamente llano y tras la senda boscosa el camino es amplio y sin perdida hasta Borleña. Damos una vuelta para ver la iglesia por fuera y algunas casonas de Borleña antes de regresar al parking.