C067 Ontón - Baltezana - Setares - Saltacaballos (Recorrido Minero)
near Ontón, Cantabria (España)
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Trail photos
Itinerary description
No obstante, lo primero es advertir que los caminos están, en buena medida, muy abandonados y, en algunos puntos, intransitables, como indico en el track. Igualmente, la zona de Saltacaballos no deja de tener un cierto riesgo por su exposición a impresionantes cortados, por lo que se aconseja mucha precaución.
Partimos de la parroquía de Ontón donde, un estrecho sendero en cuesta, nos eleva hasta la altura de la vía que pasa por detrás de la iglesia y a más altura que sus tejados. Nos dirigimos, en primer lugar, hacia la derecha para ver hasta donde llega el trozo transitable pues la vía pasaba sobre la carretera, por una estructura ya desaparecida, para introducirse en los túneles, hoy cegados, que terminaban por salir a los acantilados y alcanzar los depósitos de la Tejilla en Saltacaballos, junto al cargadero.
Regresamos sobre nuestros pasos y nos dirigimos, pasando un pequeño túnel de la vía, hacia el primero de los depósitos que veremos en nuestra ruta de hoy, el de la Cercazosa.
Seguimos por la explanada del tren minero para, evitando un túnel cerrado, alcanzar los tremendos depósitos del Manzanal. Pasamos junto a los arruinados talleres mineros y un par de vallas practicables antes de empezar a ascender por una estrecha senda bastante invadida de vegetación.
La subida por la senda es trabajosa; zarzas, ramas y arbustos la invaden dificultando el avance. La senda está muy abandonada y poco o nada transitada. Nuestro objetivo es alcanzar el abandonado poblado minero de Setares pero llega un momento en que la senda se vuelve intransitable, absolutamente cerrada de vegetación e inundada en un tramo nos obliga a volver sobre nuestros pasos e intentar encontrar otra senda de ascenso.
La encontramos, con dificultad, y conseguimos alcanzar la cota superior de la vía. Esta senda nos ha alejado del objetivo por lo que no nos queda más remedio que dirigirnos, por la izquierda, hacia Setares y, posteriormente, deshacer el camino. Afortunadamente, aquí el camino de la vía está más despejado y avanzamos sin dificultad.
Pasamos junto a los arruinados talleres de la mina Ceferina y el lugar donde estuvo la impresionate corta, hoy totalmente recubierta de eucaliptos y vegetación y absolutamente irreconocible, para llegar al despoblado de Setares. La vegetación se traga los restos de lo que fue un auténtico pueblo.
Regresamos por donde habíamos venido para alcanzar una de las estructuras más impresionates de esta parte de la ruta: el plano inclinado que comunicaba la cota de la vía con los depósitos y lavaderos por los que pasamos al inicio. Desde arriba el plano inclinado pasa desapercibido por la vegetación; se pueden ver el trazado de la vía y los restos de la cabeza del plano. Para hacerse una idea cabal de sus dimensiones hay que verlo desde abajo, desde Baltezana. Desde arriba solo lo podemos intuir, la vegetación no nos permite más.
Seguimos el trazado de la vía hasta encontrar una nueva sorpresa. Una ganadería vallada nos cierra el paso. Son apenas cien metros en los que el trazado de la vía ha sido engullido por la explotación ganadera. Como regresar y buscar otro camino ya nos tiene cansados decidimos saltar el vallado de entrada y de salida. Al otro lado el cambio es radical. ¡Una pista! Se ve que por aquí circulan vehículos de servicio de la ganadería.
Seguimos esta pista hasta que confluye con una carretera. Algo más allá un nuevo plano inclinado, desaparecido salvo algún fragmento observable desde abajo, comunicaba la vía con los depósitos de Saltacaballos.
Descendemos por la carretera hasta salir a la general. Nos toca bajar por el arcén de la carretera general hasta la explanada de Saltacaballos. No es un tramo largo, pero no está de más andar con cuidado.
Una vez en la explanada donde se encuentran las instalaciones del antiguo restaurante, cerrado, descendemos hacia las instalaciones del campo de tiro deportivo, también cerrado, y pegados a su verja alcanzamos la senda que nos va a llevar a la parte más espectacular de la jornada.
Primero hemos de bajar la senda, bastante abandonada e invadida, hasta alcanzar el nivel por donde se movían las vagonetas con el mineral. Un cartel sobre una verja metálica abierta nos advierte que entramos en instalaciones mineras abandonadas.
Pasamos por delante de los enormes depósitos y alcanzamos, tras una curva, el plano inclinado que desciende hasta el pilar del cargadero. Hemos de bajar por él. La vista, la altura sobre el mar, el cortado, la roca,... todo resulta impresionante.
Descendemos muy despacio y con mucho cuidado pues la inclinación es importante y aunque la roca está seca no está de más el extremar las precauciones. Ni pensar de bajar por aquí en caso de lluvia o temporal.
Alcanzamos, tras pasar por la roca horadada, el pilar donde se asentaba el cantilever del cargadero. A nuestra derecha otro pilar y los restos de las pasarelas que alcanzaban el cargadero desde el otro lado, hoy inaccesible. Mas allá enormes depósitos a los que llegaban las vagonetas por los túneles cegados que mencionabamos al principio. Grandes agujeros en el acantilado, aquí y allá, daban servicio al cargadero.
Regresamos, subiendo de nuevo el plano inclinado, para deshacer nuestro camino y conectar con la senda que bordea el acantilado en dirección Mioño, que vemos al frente.
La senda cada vez aparece más invadida de vegetación, aunque confiamos en poder alcanzar Mioño ya que estos eran los caminos de servicio de las minas.
Al cambiar de ladera podemos ver, a nuestra derecha y en un plano inferior, los caminos y las entradas a las galerías de la Mina de la Turbia. Parte de los mismos han desaparecido engullidos por el mar.
Tras girar el saliente del acantilado podemos ver la cercana playa de Dícido, a donde nos dirigimos. Sorpresa, lo que hasta ahora era una senda complicada por la vegetación se vuelve, de repente, intransitable. No hay paso. No nos queda más remedio que retroceder y continuar por un nivel inferior, donde sabemos que también había camino de vagonetas.
Tras descender enseguida vemos que la senda es super estrecha y vuela sobre cortados que no nos dan ninguna seguridad, aparte de que la vegetación difumina el camino.
Toca desandar el camino, imposible alcanzar Mioño por esta parte.
Un poco a la desesperada, para no tener que volver a hacer el camino largo y trabajoso de venida, decidimos ascender campo a través el estrecho margen que nos separa de la carretera general. A la brava, entre zarzas, helechos y arbustos salimos a la carretera.
Esto no estaba previsto, así que entre esperar un buen rato el autobús de Saltacaballos o seguir por la carretera de vuelta a Ontón, optamos por la segunda opción; media hora por el arcen nos devuelve a nuestro punto de partida.
AGRADECIMIENTO: Todas las informaciones relativas a las instalaciones mineras están extraidas de las siguientes webs: http://www.viasverdescastrourdiales.es/ y https://guriezocity.wixsite.com/legadominero
Waypoints
Parroquia de la Inmaculada Concepción
Su interior se ha restaurado en los últimos años y se han encontrado restos de antiguas sepulturas, de las que queda una como testimonio. Es de una sola nave con cuatro tramos de bóvedas de crucería, el ábside muy modificado se cubre con bóveda de arista sin nervios marcados, tiene anexa una sacristía. El abovedamiento fue construido en 1702 por Pedro de la Llama, Juan Antonio de Higuera, canteros del taller de Ribamontán al Mar-Güemes y por Carlos de San Miguel y Francisco Solórzano, canteros de la junta de Cesto. La portada consta de dos cuerpos: El primero con arco de medio punto entre columnas de orden dórico (pero con basa añadida), arquitrabe, friso y cornisa. En las enjuntas del arco se aprecian unas decoraciones circulares. En el segundo cuerpo, el ático mantiene el orden dórico con frontón adintelado y rematado con una cruz entre bolas; en su interior acoge una hornacina avenerada para ubicar una imagen mariana, hoy desaparecida. A ambos lados se abren vanos, que permiten iluminar el espacio interior. http://www.castro-urdiales.net/
Túnel de la Vía de Setares
El túnel tiene 10 metros de longitud, 3,5 de ancho y 4 m. de alto. La vía partia de Baltezana hacia el embarcadero de Saltacaballo, a una distancia de 2 km y por la parte posterior de la iglesia se llegaba al pueblo de Ontón donde cruzaba sobre carretera nacional y seguía hasta la boca del túnel de Ontón. Después atravesaba un túnel de 353 m. y el ferrocarril llegaba a la costa en la ensenada de La Tejilla y, bordeándola, hasta los depósitos. Este último tramo discurría a media ladera al borde de un impresionante acantilado, y también necesitó de dos nuevos pasos en túnel, de 80 m. y 417 m. de longitud, este último el más largo de todos los realizados.
Fin del tramo practicable
Un puente salvaba la carretera para, por el otro lado, conectar con el primero de los túneles en dirección a Saltacaballos. Solo se conserva uno de los machones del puente junto a la carretera.
Depósitos de la Cercazosa
Construido a finales del s.XIX en sillarejo de caliza con muros de 1 metro de ancho el fondo lo cierra la ladera del monte. Se conservan las siete pilastras que sostenían la cadena flotante que comunicaban este depósito con el lavadero de mineral de la Compañía de Setares.
Depósito del Manzanal
Construído a finales del XIX en sillarejo de caliza con muros de de 1 m. de ancho, y de 45 x 85 m . de superficie en planta. Cerrado por los lados y en el frente, la parte posterior es la propia falda del monte que completa el depósito; además se conservan las 5 pilastras de la línea de baldes. Este depósito almacenaba el mineral proveniente de la mina "Sorpresa". Se ubica al pie del Monte de la Gracera sobre la via del trazado del ferrocarril minero de Setares a Baltezana y muy cerca de la zona de talleres, en el Manzanal. Por encima del Depósito se conservan las pilastras que sostenían la vía aérea que descar gaba el mineral procedente de las Minas de Alén.
Talleres del Manzanal
Construcciones de finales del s.XIX en mampostería revestida de mortero y ladrillo con estructura de cuberta en cerchas de madera. Albergaban talleres, oficina y el centro médico de la Compañía Minera de Setares.
Valla
Valla
Senda por la derecha
Senda Impracticable
La senda se cubre de vegetación y además se encuentra inundada en un buen trecho por lo que se hace intransitable.
Izquierda
Vía de Setares
El conjunto del trazado ferroviario recorría 1.300 m. desde la mina Ceferina cota 254, a la bifurcación de Merino donde la vía se divida en dos ramales, uno hacia Saltacaballo y otro hasta el lavadero, a donde descendía mediante un plano inclinado. El mineral seguía dos caminos diferentes, aquél que no precisaba lavado seguía la ruta del primer trazado por las cotas altas hasta el plano de Saltacaballo. El que necesitó ser lavado descendía por el plano hasta el lavadero, finalizado el lavado ascendía por el mismo ramal hasta la bifurcación de Merino desde donde continuaba a los depósitos de Saltacaballo.
Talleres de la mina Ceferina
Fuera del poblado de Setares se encontraban numeroso edificios que daban servicio a la mina como son las oficinas, los talleres, el polvorín y las cuadras. Estas últimas eran de gran importancia en la mina porque, aunque el transporte entre las minas y el cargadero se hacía con locomotoras, el mineral dentro de la mina y sus galerías era movido por tracción animal.
Mina Ceferina
La Compañía Minera de Setares se constituyó formalmente en el año 1886 con el objeto de explotar una mina de hierro llamada “Ceferina” ubicada en el monte de Setares. Más de la mitad de las acciones estaban en manos de Eduardo Aznar y Ramón de la Sota, industriales que más tarde desempeñarían gran relevancia en la actividad empresarial vizcaína fundadores de Euskalduna y de la Naviera Sota y Aznar, entre otras. La gran corta a cielo abierto que fue la mina Ceferina es ahora un espacio ojival de contornos irregulares que se desarrolla sobre una superficie de unas 46 hectáreas, dispuesto en dirección noroeste-sureste, coincidiendo con la coronación de la sierra que se prolonga desde el pico Haro. En la parte mas profunda de la depresión es donde se localizan las galerías abiertas para la extracción del mineral que hoy están taponadas por desprendimientos, y también hay otras más dispersas y alejadas en iguales condiciones. Todo el ámbito de la explotación ha sido revegetado, en ocasiones espontáneamente, pero sobre todo porque se han realizado plantaciones de especies arbóreas de crecimiento rápido para aprovechamiento industrial.
Cabeza de plano
Izquierda
Derecha
Setares
El poblado minero de Setares era la residencia de los trabajadores de la compañía minera de Setares. A día de hoy se encuentra abandonado y en ruinas pero fue habitado hasta mediados de los 60 momento en el que sus moradores se trasladan a Ontón, Baltezana y Castro. Setares llegó a a ser uno de los poblados más importantes de la zona habitando en el pueblo más de 1500 almas. El poblado llegó a tener su propia iglesia, frontón y escuela y contaba con siete cantinas, dos carnicerías, tiendas de telas, zapaterías... Setares era un pueblo lleno de vida y como en todo lugar había sus dimes y diretes. Lo que queda hoy de Setares es una pequeña parte de lo que fue y es que, al igual que pasó con otros pueblos mineros como Gallarta, parte de Setares se asentaba sobre un filón de hierro. Por ello la mina "Ceferina" fue ampliada hacia el norte y parte del pueblo tuvo que ser derruido. Ni siquiera el edificio de la Gerencia de las Minas se libró de la demolición. Tras el decaimiento de la actividad minera lo que quedó del pueblo de Setares también fue abandonado en los años 60.
Bifurcación de Merino - Ruinas y valla
Desde este cruce se puede observar el trazado de la vía que continuaba hacia el plano inclinado de Saltacaballos y el trazado, de 450 m., que corre por la ladera de La Gracera hasta la cabecera del plano inclinado que baja hacia los depositos y lavaderos del Manzanal.
Vía del plano inclinado
De 450 metros de longitud permitía transportar el mineral que iba a descender por el plano inclinado hasta los lavaderos del Manzanal para ascender posteriormente y dirigirse al plano inclinado de Saltacaballos.
Plano inclinado
Desde lo alto del plano inclinado es difícil hacerse idea de sus dimensiones ya que la vegetación lo oculta. Es mucho mejor observarlo desde la parte inferior, situada en Baltezana, desde podemos ver sus dimensiones e inclinación.
Izquierda
Valla
Cierre de una ganadería que hay que saltar si se quiere continuar por el trazado de la vía sin dar un rodeo.
Valla
Saltar esta nueva valla permite acceder a la amplia pista que continúa por donde iba el tren minero.
Plano inclinado
El mineral seguía dos caminos diferentes, aquél que no precisaba lavado seguía la ruta del primer trazado por las cotas altas hasta el plano de Saltacaballo. Para acceder a los depósitos, el mineral descendía por un plano inclinado de 136 metros desde pie de vía hasta lo alto del acantilado de Saltacaballos. El plano salvaba mediante un puente la carretera nacional Santander-Bilbao, (a día de hoy todavía se pueden ver las pilastras del túnel a pesar de la construcción de la Autopista A-8) antes de llegar a la vertedera que descendía el mineral por el acantilado hasta los depósitos de la ensenada de la Tejilla. Desde arriba nada se observa del mismo, solo desde la carretera podemos ver algún fragmento de los restos del plano inclinado.
2º Depósito de Saltacaballos
Enormes depósitos muy próximos entre sí situados a la mitad de la ladera del acantilado, construídos en mampostería caliza de buena factura con elementos de hormigón armado y hierro. De planta rectangular adaptada a la pendiente del terreno, miden, el primero de ellos y más próximo a Mioño, 100 m. y ocupa una superficie aproximada de 750 m2; el segundo, mide 60 m. de largo y ocupa una superficie de casi 100 m2.
Vista al Cargadero
Pilastra sobre la que se asentaba el cargadero y las infraestructuras anejas de transporte y descarga del mineral. El cargadero se construyó en 1887 y duró 90 años. La pilastra que lo sustentaba está construida en piedra caliza, tiene una altura de unos diez metros y una planta pentagonal de 160 metros cuadrados.
Cargadero de Saltacaballo
El cargadero de Saltacaballo se encargó en 1887 a los talleres franceses de Auguste Lecocq et Cie. El cargadero era de tipo cantilever con un brazo de 62 m. de longitud de los que 28.90 m. eran voladizo sobre la mar, tenía un peso de 174 Tn. y la punta del mismo estaba a 11 m. de altura sobre el nivel de la pleamar. La parte central del cargadero se apoya sobre un pilar de obra de fábrica. Inicialmente el sistema de carga de los buques era mediante vagonetas que circulaban por una doble vía situada en el cantilever, este sistema permitía cargar un máximo de unas 3.000 Tn en doce horas, en 1911 se le doto de una cinta transportadora lo que aumento la eficacia y permitía cargar unas 4.500 Tn en 10 horas. Pese a tratarse de un cantilever cuya tipología serviría de modelo a todos los construidos con posterioridad, fue despiadadamente desmantelado en 1977. Solamente se conserva su pilastra central de apoyo y algunas construcciones de mampostería en su entorno.
Mina de la Turbia
En la punta de Saltacaballo se encontraban una serie de pequeñas explotaciones mineras que se pueden diferenciar en dos grupos; la explotación de la ensenada de la Turbia y las pertenecientes al complejo de la mina San Juan, cerca del cargadero de mineral. La ensenada de la Turbia recibe este nombre debido a que el desagüe de las minas de Dícido se encontraba próximo y cuando desalojaban el agua que habían utilizado para lavar el mineral la ensenada se enturbiaba. En la explotación de la ensenada de la Turbia se detectan 5 bocaminas algunas de ella a pie de la playa. Por la zona discurren dos tramos paralelos de vagonetas, el superior de 450 metros y uno inferior de 330 metros de longitud. Los sistemas de transporte conectan bocaminas, túneles, depósitos con un plano inclinado que comunica ambos niveles. Este plano posee 150 metros de longitud y desciende hasta la misma playa de La Turbia.
Senda Baja - Intransitable
La senda se estrecha, con un canal oculto por la vegetación en el lado izquierdo y un profundo corte acantilado en el derecho. La vegetación oculta la senda.
Senda Alta - Intransitable
A partir de aquí resulta intransitable.
Subida campo a través
Machón de la vía de setares
Construido en sillería caliza de unos 3 metros de ancho por 4,4 m. de alto. Se encuentra a 500 metros del depósito del Manzanal. Tan solo queda uno de los machones del puente que cruzaba la carretera.
Comments (3)
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Le has echado un montón de valor. Una pena que el rico patrimonio minero esté tan descuidado y sea tan difícil sólo verlo.
Cuanta razón tienes. Entre el injusto olvido y el paso del tiempo es un patrimonio que todos perdemos.
Ruta muy interesante. Hay que señalar que han limpiado la pista recientemente, hasta las cercanías de Setares, restan unos 400 m de una senda que aunque complicada, las pisadas de los montañeros la están consolidando. El resto sin problema. La limpieza puede deberse a que estaban talando una zona de eucaliptus.