CA C Pontarrón Oriñón Sonabia Ballena

CA C Pontarrón Oriñón Sonabia Ballena

Ruta sencilla, apta para realizar en familia que, hasta Oriñon, discurre por pistas y senderos en paralelo a la ría y a través de la marisma. Desde Oriñon una corta subida por la senda peatonal, junto a la carretera, nos lleva al barrio de Sonabia. Tendremos que descender unos metros para acércanos al cabo Cebollero, conocido como La Ballena por la forma, de cetáceo varado, de sus rocas.

Dejamos el coche en un descampado situado junto al puente, en la dirección hacia Bilbao. Hay que cruzar la carretera para tomar un camino de grava rodeado eucaliptos y acacias. Se observa que recientemente han eliminado los plumeros de la Pampa que invadían el entorno. La pista se dirige hacia los pilares de la autovía. Si volvemos la vista hacia atrás, podremos ver las antiguas casas del Pontarrón construidas sobre pilares anclados en la marisma.

Tras sobrepasar los gigantescos soportes del viaducto de la autopista, encontramos un cartel que indica el sendero hacia Oriñon por la llamada “senda del zorrito” La senda es estrecha y parece ser la parte superior de un dique para desecar la marisma. Nos rodean los tamarindos. Continuamos en dirección a la desembocadura y la playa. Flanqueados a la izquierda por la imponente mole del Candina y a nuestra derecha por los montes de la sierra del Cerredo e Islares. Durante muchos años una barca comunicaba Oriñon con la zona de Castro, municipio al cual pertenece. A pesar de ello, la conexión siempre fue más fácil por la ría hacia interior. Otro dato histórico. En la curva de la carretera que podemos ver cerca de Islares acribillaron en 1957 a “Bedoya” considerado uno de los últimos maquis. Bedoya, traicionado por su cuñado, se dirigía a Castro para escapar en una barco.

Llegamos a Oriñon y entre casas nos dirigimos al final del camping para conectar con la carretera que sube al pequeño barrio de Sonabia. En un lateral de la carretera han pintado una estrecha senda peatonal y con poste la separan de los coches.

Esta será la parte más elevada de nuestro recorrido. Al final del barrio encontramos la ermita de la Virgen del Refugio, la superamos y por la derecha continuamos descendiendo. Pronto la pista se bifurca, a la izquierda el camino nos llevaría a la playa de Valdearenas o Sonabia, donde frecuentemente se puede encontrar gente haciendo nudismo. Nosotros tomamos el de la derecha, es una senda que se interna en el encinar y pierde altura. Desaparece el arbolado y se abre el paisaje.

Muy cerca los resto de un puerto minero hasta la Guerra. Allí cargaban los barcos con el mineral de hierro de las minas de Solpico. Arriba, en lo alto, la mirada de los “ojos del diablo” del monte Candina (489 m). Se trata de un macizo calizo Hacia 1913 se pone en explotación la mina de hierro de Tueros, que es una hondonada del monte Candina. La salida del mineral se efectuaba mediante un tren aéreo que atravesaba uno de los ojos de la cima de la montaña sobre la playa de Valdearenas y efectúaba la descarga a gabarras en el embarcadero que hoy se conoce “el cargue de Sonabia “.

Mientras caminamos nos sobrevuelan los buitres, no en vano el Candina alberga la única colonia de buitres leonados que anida al borde del mar en Europa.

Caminamos despacio disfrutando del paisaje de La Ballena y su entorno. Agunos bañistas en las calas pedregosas y un velero fondeado, adornan el paisaje. Intentamos acercarnos al final de la ballena, pero la marea solo nos deja llegar a los dos primeros tramos. Se necesita marea baja para acceder al final. Las vistas son muy amplias y de gran belleza. Desde el cabo divisamos Peña Candina y Santoña, con Cerredo y Arenillas al otro lado de la ría.

Retornamos a Oriñon por el mismo camino pero una vez en el pueblo continuamos por la carretera para separarnos de ella en una surgencia que encontramos a la izquierda. En este punto surge una pista que nos llevara diectamente hasta el aparcamiento.