Cabezo Gordo - Los Camachos (Torre Pacheco)

Dice Pepe Marcos: penúltimo fin de semana de Octubre. Último antes del “tenebroso”, que nos dejará, con el cambio de hora, con unas cortas y tristes tardes exentas de luz. Siguiendo con la preparación para nuestro “ultrarreto” por tierras almerienses de mitad de Noviembre, dirigimos nuestros pasos hacia una “deuda”; hacia una solitaria y arisca montaña situada en medio del Campo de Cartagena. Nos fuimos hacia el Cabezo Gordo. Tras una travesía realizada hace ya algún tiempo terminada de manera inopinada e “inventada”, debíamos volver para intentar realizar (y acabar) un track por este dificultoso terreno. Para ello, escogimos https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=11151970 , ruta de ese excelente senderista que es isidoromf. Por ello, poco más de las nueve horas, aparcamos nuestro vehículo en el área establecida a tal efecto en la cara sur. Desde allí, y en dirección oeste, comenzamos nuestra singladura para encontrar, unos cuantos cientos metros adelante, la Cueva del Agua; frontales en ristre (con fallo inesperado de uno de ellos), nos introducimos por el túnel que nos dirigía a esa bonita zona de aguas cristalinas que sirve de baño y relax en épocas estivales. Tras “metedura de pata” en la misma de Paco y cuasi de Pilar, volvimos sobre nuestros pasos comenzando la primera y compleja parte: el ascenso por rambla “indefinida” (muy de cuando en cuando se insinuaba camino), con abundante matorral pinchoso bajo, rocas que agarraban pero inclinaicas, y un desnivel acumulado positivo de unos doscientos cincuenta metros en menos de un kilómetro. Tras ello, llegamos a zona de antenas y Vértice Geodésico a poco más de trescientos metros sobre el nivel del mar. Tras descanso, reposición adecuada de líquido y sólido, así como las habituales fotos desde las alturas (Campo de Cartagena, Mar Menor, la Manga y Mar Mayor, Montes de la ciudad departamental, Cabo Tiñoso, Carrascoy, Columbares, Altaona…), comenzamos un cuidadoso descenso con abundancia de piedras sueltas y una inclinación razonable. Unos trescientos metros después, atravesamos la montaña en dirección oeste – este por uno de sus túneles más bonitos (objeto de la equivocación en nuestra anterior salida por este monte). Salimos de él y continuamos con un descenso que siguió marcado por la abundancia de piedra suelta, técnico en su senderear y con las culás (como sabéis habituales) en alguno de los magníficos (verbigracia el que suscribe). Poco a poco fuimos llegando a terreno totalmente llano y ya, desde aquí y para no alargar más la salida ya que el calor esta apretando de lo lindo, decidimos acortar la salida atravesando directamente la parte oeste y más baja de la montaña en dirección norte – sur. Unos doscientos metros de oscuridad dieron paso a una pequeña oquedad por la que, los que tenemos más “volumen”, entramos cuasi justicos. Desde allí, pequeño descenso pedregoso y serpenteante hasta el Área de Interpretación del Cabezo Gordo y Sima de las Palomas, llegando ya, en un plis plas, a nuestro destino final. Fueron en total unos 4.5 Kms en poco menos de tres horas. Parece mucho tiempo y lentitud, pero os aseguro que es ruta muy tranquila y técnica, donde un resbalón puede costarte un buen disgusto y, donde por tanto, cada paso se debe de intentar afianzar al máximo. Tras el esfuerzo físico, esta vez, la recompensa fue en la buena costa del Pilar de la Horadada, donde, como curiosidad, os aseguro que el baño que un servidor se pegó, fue cuasi, cuasi, veraniego.