Cabezón de Pisuerga: Ruta de los cortados

En esta ruta disfrutaremos de los cortados blancos de Cabezón de Pisuerga y los de San Martín de Valvení, largos. coloridos y altaneros.

Iniciamos nuestra ruta en la zona de las bodegas de Cabezón de Pisuerga, más concretamente desde el Bodegón El Ciervo donde, enfrente, hay un buen aparcamiento.

Iniciamos el ascenso, saliéndonos de la ruta oficial, a una atalaya denominada Altamira (838 m), donde se construyó un castillo en el siglo X y donde podremos disfrutar de unas panorámicas excelentes de Cabezón y de los Montes Torozos. A continuación bajamos a un collado donde enlazamos con la ruta oficial señalizada. Desde aquí subimos a Valdecastro, donde una tirolina impresionante nos recibe franqueado a la derecha por tierras de cultivo, en estas épocas, con el cereal dorado.

Continúo planeando por la senda que discurre entre el pinar y las tierras de labranza del páramo. Desde aquí, en unos de los meandros del Pisuerga, podemos divisar el monasterio Cisterciense del siglo XIII Santa María de Palezuelos, que veremos desde aquí en adelante, si nos fijamos bien, en buena parte de nuestro recorrido.

Siguiendo por la ruta señalizada nos encontramos con una nueva elevación (855 m), un nuevo collado y la ascensión al cerro La Peña. En el collado que viene a continuación nos encontramos con el cortado más espectacular de Cabezón, con una caída de 60 m.

Iniciamos el descenso por el camino hasta el punto señalizado en el que abandonamos este camino y la ruta oficial para ascender a los cortados de San Martín. Estas espléndidas y coloreadas formaciones geológicas se extienden a lo largo de algo menos de medio kilómetro cortadas a pico sobre el Pisuerga, que fluye 80 metros más abajo.

Desde aquí bajamos a la orilla del río. En esta zona no hay senda bien marcada y tendrás que pasar, en varias ocasiones, por donde mejor veas. Aunque se intuye un sendero, los continuos desprendimientos de los cortados han borrado su huella. A la sombre de los imponentes cortados pongo rumbo paralelo al cauce del Pisuerga y disfruto, en ocasiones, de su cercanía y de sus aves. Hasta dar con el camino este tramo resulta aveces un poco incómodo.

Continúo hasta toparme de nuevo con el camino oficial que sigo hasta Cabezón disfrutando desde abajo del cortado blanco y espectacular de Cabezón.

En en Cruce de las Sendas cojo el caminos del pinar que me lleva directamente a la zona de las bodegas pasando disfrutando de unas vistas inmejorables del puente de Cabezón, que consta de nueve arcos y está realizado en sillería de piedra caliza, y que se asienta sobre estructuras precedentes de origen romano que permitían a la calzada romana entre Asturica Augusta y Clunia salvar el Pisuerga.