CABIDA-COLLADO PEÑALBA-PEÑALBA DE LA SIERRA-COLLADO DEL TORO-BASE CABEZA CABIDA-LOS GUIJOS
near Cabida, Castilla-La Mancha (España)
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Trail photos
Itinerary description
Marcha realizada el sábado 11 de septiembre de 2021
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Tras más de quinientas rutas por la Sierra de Guadarrama, Sierra Norte y Sierra del Rincón se nos va quedando pequeño un entorno natural que es una joya para los que vivimos en una ciudad tan grande y con tantos problemas y “malos humos”. Es por ello que hoy hemos ampliado un poco más nuestro radio de acción, ya que aunque hemos hecho rutas desde Bocígano y Colmenar de la Sierra por esta vertiente, y también unos kilómetros más allá hacia Majaelrayo y Valverde de los Arroyos, pateando bastante todo el entorno del macizo del Ocejón y la cuerda de las Piquerinas; nos faltaba adentrarnos en esta zona en la que predomina la Sierra de El Cardoso, y en la que pueblos como Cabida de más de 1.350 metros de altitud y Peñalba de la Sierra con algo menos, tienen sus propias leyendas y un encanto de lo más particular. El primero, al parecer, con origen en la primera casa que se hizo un cabrero llamado Miguel, el segundo algo más poblado y que también se encuentra en plena Sierra de Ayllón, al norte de Guadalajara.
La ruta de hoy parte desde la pequeña plazoleta que con una buena fuente hay en la minúscula población de Cabida. La carretera GU-187 que viene desde el Hayedo de Montejo y pasa por El Cardoso de la Sierra llega hasta un cruce, en el que de frente continúa hacia Peñalba de la Sierra, mientras que por la derecha se convierte en un pequeño tramo de carretera local que finaliza en Cabida. Con el rumbo opuesto a la carretera que hemos traído, rápidamente se abandona el pueblo con rumbo norte para llegar en un cuarto de kilómetro hasta una charca habilitada para la recuperación de los anfibios. Es una pena que la cerca de alambre esté rota, y también se haya convertido en un abrevadero para algunos animales de la zona. Dejando dicha charca a la izquierda, y pasando por otro tipo de charca más grande y también artificial a la derecha parte un sendero, que todo el tiempo con rumbo norte llevaremos durante los próximos tres cuartos de kilómetro, y salvando un desnivel de unos ciento cincuenta metros, para acabar llegando hasta el Collado de Peñalba.
Desde dicho collado, junto a la citada carretera por la que vinimos y que continúa hacia Peñalba de la Sierra, se sigue un camino con marcas rectangulares amarillas que en su primera parte siempre de bajada transcurre entre pinares, hasta que a los dos kilómetros se acaba vadeando el arroyo del Cañamar, para inmediatamente después salir a las primeras casas de la citada población.
Nada más salvar una cerca de madera en la que hay que desatar la puerta también de madera, se deja la población por la primera calle que por la derecha y de bajada rápidamente cruza un prado, lo que supone un brusco cambio de rumbo del que hemos llevado todo el tiempo hacia el norte, ahora hacia el este durante el próximo kilómetro y medio, que transcurrirá todo el tiempo por el margen izquierdo del ya citado arroyo del Cañamar. Llegados a un punto, y aunque el camino más evidente continúa de frente, nosotros cogemos un senderito de bajada hacia el cauce del arroyo, que habrá que vadear por uno de esos rincones con mucho encanto, y que para la época que estamos es de lo más agradable tanto para la vista como para el óido por el murmullo de unas aguas que bajan desde la Pradera del Cañamar, muy cerca de la cumbre de la Cebosa en su vertiente este.
Nada más vadear el citado arroyo, un sendero siempre de subida y algo cerrado en algún tramo por la densa vegetación formada sobre todo por brezos, que recorre un impresionante encinar hasta que al kilómetro y cuarto nos cruzamos con un gran canchal formado sobre todo por esquistos y alguna que otra cuarcita.
Un kilómetro más de subida, y volvemos a recordar que de algunos tramos un tanto cerrados por la vegetación, aunque de momento transitables hasta llegar al Collado del Toro, desde el que a nuestra izquierda se puede ver Cabeza Cabida, de frente y algo más abajo la población de la que partíamos por la mañana, mientras que por la izquierda vemos el canchal de Los Guijos, por el que pasaremos poco después de asomarnos hasta la base y punto de subida a la cumbre de Cabeza Cabida.
Desde el citado collado decidimos seguir hacia Cabeza Cabida, por el margen izquierdo de la cuerda y durante algo menos de medio kilómetro por la denominada Cuesta del Collado, para ver las opciones que hay de subida hasta el vértice geodésico del gran roquedal que forma esta peculiar cumbre. Vistas las opciones de subida y bajada, regresamos por el mismo sitio hasta el Collado del Toro, para enfilar la pendiente opuesta de la loma de las Esgarraderas y así subir hasta Los Guijos, donde haremos un alto para reponer las fuerzas.
Por la loma desde Los Guijos hasta el Collado de Peñalba algo más de un kilómetro y cuarto, pasando tras poco más de medio kilómetro por un par de tramos con colmenas que hay que evitar y así dejar el margen de seguridad por el interior del pinar. Una vez se llega al citado collado, por el que ya pasábamos unas pocas horas antes de bajada a Peñalba, en esta ocasión también volvemos a bajar pero por el mismo sitio que hicimos la subida desde Cabida.
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Tras más de quinientas rutas por la Sierra de Guadarrama, Sierra Norte y Sierra del Rincón se nos va quedando pequeño un entorno natural que es una joya para los que vivimos en una ciudad tan grande y con tantos problemas y “malos humos”. Es por ello que hoy hemos ampliado un poco más nuestro radio de acción, ya que aunque hemos hecho rutas desde Bocígano y Colmenar de la Sierra por esta vertiente, y también unos kilómetros más allá hacia Majaelrayo y Valverde de los Arroyos, pateando bastante todo el entorno del macizo del Ocejón y la cuerda de las Piquerinas; nos faltaba adentrarnos en esta zona en la que predomina la Sierra de El Cardoso, y en la que pueblos como Cabida de más de 1.350 metros de altitud y Peñalba de la Sierra con algo menos, tienen sus propias leyendas y un encanto de lo más particular. El primero, al parecer, con origen en la primera casa que se hizo un cabrero llamado Miguel, el segundo algo más poblado y que también se encuentra en plena Sierra de Ayllón, al norte de Guadalajara.
La ruta de hoy parte desde la pequeña plazoleta que con una buena fuente hay en la minúscula población de Cabida. La carretera GU-187 que viene desde el Hayedo de Montejo y pasa por El Cardoso de la Sierra llega hasta un cruce, en el que de frente continúa hacia Peñalba de la Sierra, mientras que por la derecha se convierte en un pequeño tramo de carretera local que finaliza en Cabida. Con el rumbo opuesto a la carretera que hemos traído, rápidamente se abandona el pueblo con rumbo norte para llegar en un cuarto de kilómetro hasta una charca habilitada para la recuperación de los anfibios. Es una pena que la cerca de alambre esté rota, y también se haya convertido en un abrevadero para algunos animales de la zona. Dejando dicha charca a la izquierda, y pasando por otro tipo de charca más grande y también artificial a la derecha parte un sendero, que todo el tiempo con rumbo norte llevaremos durante los próximos tres cuartos de kilómetro, y salvando un desnivel de unos ciento cincuenta metros, para acabar llegando hasta el Collado de Peñalba.
Desde dicho collado, junto a la citada carretera por la que vinimos y que continúa hacia Peñalba de la Sierra, se sigue un camino con marcas rectangulares amarillas que en su primera parte siempre de bajada transcurre entre pinares, hasta que a los dos kilómetros se acaba vadeando el arroyo del Cañamar, para inmediatamente después salir a las primeras casas de la citada población.
Nada más salvar una cerca de madera en la que hay que desatar la puerta también de madera, se deja la población por la primera calle que por la derecha y de bajada rápidamente cruza un prado, lo que supone un brusco cambio de rumbo del que hemos llevado todo el tiempo hacia el norte, ahora hacia el este durante el próximo kilómetro y medio, que transcurrirá todo el tiempo por el margen izquierdo del ya citado arroyo del Cañamar. Llegados a un punto, y aunque el camino más evidente continúa de frente, nosotros cogemos un senderito de bajada hacia el cauce del arroyo, que habrá que vadear por uno de esos rincones con mucho encanto, y que para la época que estamos es de lo más agradable tanto para la vista como para el óido por el murmullo de unas aguas que bajan desde la Pradera del Cañamar, muy cerca de la cumbre de la Cebosa en su vertiente este.
Nada más vadear el citado arroyo, un sendero siempre de subida y algo cerrado en algún tramo por la densa vegetación formada sobre todo por brezos, que recorre un impresionante encinar hasta que al kilómetro y cuarto nos cruzamos con un gran canchal formado sobre todo por esquistos y alguna que otra cuarcita.
Un kilómetro más de subida, y volvemos a recordar que de algunos tramos un tanto cerrados por la vegetación, aunque de momento transitables hasta llegar al Collado del Toro, desde el que a nuestra izquierda se puede ver Cabeza Cabida, de frente y algo más abajo la población de la que partíamos por la mañana, mientras que por la izquierda vemos el canchal de Los Guijos, por el que pasaremos poco después de asomarnos hasta la base y punto de subida a la cumbre de Cabeza Cabida.
Desde el citado collado decidimos seguir hacia Cabeza Cabida, por el margen izquierdo de la cuerda y durante algo menos de medio kilómetro por la denominada Cuesta del Collado, para ver las opciones que hay de subida hasta el vértice geodésico del gran roquedal que forma esta peculiar cumbre. Vistas las opciones de subida y bajada, regresamos por el mismo sitio hasta el Collado del Toro, para enfilar la pendiente opuesta de la loma de las Esgarraderas y así subir hasta Los Guijos, donde haremos un alto para reponer las fuerzas.
Por la loma desde Los Guijos hasta el Collado de Peñalba algo más de un kilómetro y cuarto, pasando tras poco más de medio kilómetro por un par de tramos con colmenas que hay que evitar y así dejar el margen de seguridad por el interior del pinar. Una vez se llega al citado collado, por el que ya pasábamos unas pocas horas antes de bajada a Peñalba, en esta ocasión también volvemos a bajar pero por el mismo sitio que hicimos la subida desde Cabida.
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