CAJIGAR- Iscles Bajo- Puimolar- L´Hostalets- Dolmenes del Robledal Cornudella de Baliera- Iscles Alto- Col La Paúl de Cajigar

Ruta por la Ribagorza milenaria, caminos llenos de historia, fósiles, dolmenes.....

La ruta es larga y para que nos cundiera el recorrido en vez de empezar la caminata en el mismo Cagijar, preferimos seguir con el coche y coger en el pueblo de Cajigar (a la derecha) la pista dirección Bonansa, al principio semiasfaltada y luego de tierra pero en buen estado y recorrer en coche 4,3 Km. por ella, pasar por el collado de la Paúl (unos 3,5 Km.) y una vez allí desviarnos por la segunda pista que sale casi seguida de la primera a la derecha, unos 800 m. más hasta una casa de campo y en un sitio en el que la pista se estropea ya muy claramente, es la zona conocida como Sta. Quiteria, dejamos aquí el coche.
Desde aquí arrancamos a andar y por una trocha que más adelante empalmará con el sendero PR Hu-46 que viene desde Arén, tras 2 kilómetros desde donde dejamos el coche llegaremos a Iscles bajo. En Iscles repoblando el abandonado lugar e intentando darle otra vez vida, encontramos una familia de "neorurales" con los que charlamos un rato.
De aquí por el mismo PR, tomaremos la dirección de Puimolar. Este pueblo al que llegaremos tras una hora desde Iscles, esta en una alto, al que vale la pena subir, aquí llega una carreterita asfaltada desde Arén. En Puimolar un vecino muy amable nos explicó como ver los dos dolmenes escondidos en el Robledal (roureral en el habla local) de Cornudella de Baliera:
El primero tras pasar Hostalets, siguiendo la pista, cruzar el barranco y más adelante sale otra pequeña pista a la derecha y allí está el dolmen. Es el llamado: Cabaneta del Fornó
El segundo siguiendo siempre una gran pared de piedras y allí lo encontraréis. Es el llamado: Cabaneta del Trancat de Dalt
Visto de lejos parecía fácil, pero atención una vez en el terreno, con la combinación de bosque y piedras, ¡que difícil qué es encontrarlos!.
Por lo pronto desde Puimolar, primero hay que llegar a L´Hostalets, una media hora, una vez allí ya localizamos la pista, cruzamos el barranco y te metes en el robledal. Intentamos ver dolmenes, menhires, pero al principio solo ves amontonamientos de piedras en medio del bosque.
Cuando te vas sumergiendo en el Roureral (en algunos sitios viene como bosque de Transás), la combinación de las grandes piedras y los hermosos robles te va pareciendo mágica, Sinceramente, ¡qué bosque tan maravilloso!. En un enclave precioso decidimos parar a comer, Miguel Ángel y yo, ¡Ah! y un huésped más, un mastín del Pirineo que nos siguió desde Iscles y que nos acompañó durante toda la excursión y que se comió (con nuestro permiso) casi toda nuestra comida.
Reemprendimos la marcha desde el punto más alto del bosque, donde decidimos parar a comer, y el primer dolmen en la ida no lo habíamos encontrado, "habíamos visto" ¿algún menhir? y ¿algún túmulo de enterramiento? (acumulación de piedras).
Pero atención al poco tiempo de reemprender la marcha de regreso en descenso, vimos el largo muro de piedras (segunda indicación del amable señor de Puimolar), lo seguimos y ¡voilá! ,el segundo dolmen estaba allí, ese si que lo encontramos. El llamado Cabaneta del Trancat de Dalt !!!!
Desde aquí, muy satisfechos cruzamos el robledal continuando el descenso por él y en busca del sendero (Pr Hu 247) que un poco más abajo de L´Hostalet regresa a Iscles y una vez en el sendero, casi todo el recorrido era el ya andado por la mañana.
Entre media hora y tres cuartos más adelante, en un cruce bien señalizado, optamos por no volver a Iscles bajo y subir a visitar Iscles alto. Una vez en el pueblo abandonado, hay dos opciones:
La más segura es regresar a Iscles bajo y luego desandar los dos primeros kilómetros de la mañana hasta el collado donde aparcamos el coche.
Pero como a nosotros nos va la marcha y nos gustan las rutas circulares, en Iscles alto tomamos en principio la ruta del Col del Vent. Cuando llevábamos un poco menos de 2 kilómetros, en lugar de subir hasta el collado, decidimos bajar a los barrancos de Iscles, cruzarlos y buscar unos campos de labor que se veían perfectamente más arriba. No tuvimos ningún problema en el cruce de los barrancos (acertamos totalmente en los pasos), cuidado si te vas a cruzar los barrancos de Iscles más abajo, se veían algunas pequeñas cascadas.
Los 2 últimos kilómetros fuimos andando por el canto de algunos campos de labor o pequeños caminos que enlazan unos campos con otros y ya en el último kilómetro veíamos el coche y la referencia final estaba muy clara.
En resumen larga, pero bonita y variada excursión. La ruta no es dura, se camina muy bien por casi toda ella (salvo después de Iscles alto, la zona de los barrancos), el desnivel acumulado real de toda la excursión es de unos 1.300 metros, eso sí es una ruta rompepiernas, un sube-baja continúo.