Cala s'Almunia a Cala Màrmols
near Cala Santanyí, Islas Baleares (España)
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Trail photos
Itinerary description
Un día ideal para realizar esta excusión debido a las nubes y un par de grados de bajada de temperatura.
Nuestro objetivo es Cala Màrmols, visita casi obligada por esta época o en primavera. Es un recorrido de unas dos horas que termina en una pequeña cala con aguas cristalinas. La gran decepción que me llevé fue lo sucia que estaba... (plásticos, tampones, botellas de cristal rotas en la arena, latas etc...) tanto en la arena como flotando en el agua.
No intentar hacer esta caminata en pleno verano, en la cala no hay servicios y muy escasas sombras por el camino. El recorrido total de ida y vuelta con 11,1Km.
Para llegar a esta cala, primero nos dirigimos a Cala s'Almunia donde el encanto marinero de antaño se ha perdido con la construcción de nuevas edificaciones. Tras bajar por unas escalerillas andaremos hacia la derecha donde se encuentra una pequeña cala de piedra. Buscaremos un pequeño camino estrecho que rápidamente nos hará coger altura. De lo que se trata, de ahora en adelante, es de seguir el camino más próximo al mar. Los primeros pasos de la excursión los daremos por una zona de acantilados, con interesantes topónimos que la definen: el Faralló de S’Almunia, la Cova de Sa Mesa, Punta de Ses Falconeres o la Cova Foradada. A la derecha, ya en el Area Natural Cap de Ses Salines, se levanta la casa de la Torre de S’Almunia. La vieja atalaya se integró, con el paso de los siglos, en una construcción que hoy cuenta dos plantas de alzado y que es visible desde nuestro sendero.
Entre acantilados y antiguos campos de cultivo, llegamos en poco más de veinte minutos desde que partimos de Cala S’Almunia a Ses Talaies des Bauç. En este punto podemos visitar un conjunto prehistórico sin excavar. Dispone de un talaiot, con la columna central caída, a pocos metros del acantilado.
Tras andar unos metros más llagamos a una caseta militar, que cuenta con una cisterna, seguimos la ruta sin abandonar la línea de la accidentada costa. Bordeamos, por lo alto, un espectacular rincón conocido como Es Buit. Las aguas se nos muestran muy vivas en cuanto a colores a causa de los claros de arena. La vegetación de la zona por la que transitamos es de escaso porte, a excepción de algunos tramos de pinar.
Después de pasar por Ses Piquetes, Es Terrer Roig –interesantes canteras que vale la pena conocer– y Es Bancassos, llegamos a Cala Figuereta, donde los acantilados vuelven a ganar altura. La desembocadura de un pequeño torrente que casi siempre está seco nos obligará a dar un pequeño rodeo. Atravesamos dicho torrente por una zona umbría. Cala Figuereta no tiene arena. En su parte posterior se encuentran restos de otro poblado prehistórico, cubierto por la vegetación, Sa Talaia
Grossa.
Sin desviarnos de los senderos y bordeando la costa, casi sin pérdida pronto divisaremos nuestro objetivo, Cala Màrmols a pesar de mi decepción por la gran suciedad acumulada he de decir que Cala Màrmols es una joya uno de los tesoros mejor guardados del litoral mallorquín. Llegamos a esta playa salvaje sin ocupación turística pasados unos noventa minutos desde el inicio de la excursión. Al igual que hicimos con cala Figuereta, también hay que dar un importante rodeo.
Accederemos a ella por una pista. La pequeña cala penetra unos trescientos metros tierra adentro y se formó por las avenidas del Torrent des Màrmols. Se encuentra encajonada entre acantilados de unos veinte metros de altura. Es de aguas cristalinas y el depósito arenoso es de tan sólo unos treinta metros de largo. En la otra parte de Cala Màrmols sale un sendero que trepa por la pared rocosa que llega hasta el faro de ses Salines. Nuestra excursión llega hasta aquí. Para regresar lo haremos tras nuestros pasos.
Nuestro objetivo es Cala Màrmols, visita casi obligada por esta época o en primavera. Es un recorrido de unas dos horas que termina en una pequeña cala con aguas cristalinas. La gran decepción que me llevé fue lo sucia que estaba... (plásticos, tampones, botellas de cristal rotas en la arena, latas etc...) tanto en la arena como flotando en el agua.
No intentar hacer esta caminata en pleno verano, en la cala no hay servicios y muy escasas sombras por el camino. El recorrido total de ida y vuelta con 11,1Km.
Para llegar a esta cala, primero nos dirigimos a Cala s'Almunia donde el encanto marinero de antaño se ha perdido con la construcción de nuevas edificaciones. Tras bajar por unas escalerillas andaremos hacia la derecha donde se encuentra una pequeña cala de piedra. Buscaremos un pequeño camino estrecho que rápidamente nos hará coger altura. De lo que se trata, de ahora en adelante, es de seguir el camino más próximo al mar. Los primeros pasos de la excursión los daremos por una zona de acantilados, con interesantes topónimos que la definen: el Faralló de S’Almunia, la Cova de Sa Mesa, Punta de Ses Falconeres o la Cova Foradada. A la derecha, ya en el Area Natural Cap de Ses Salines, se levanta la casa de la Torre de S’Almunia. La vieja atalaya se integró, con el paso de los siglos, en una construcción que hoy cuenta dos plantas de alzado y que es visible desde nuestro sendero.
Entre acantilados y antiguos campos de cultivo, llegamos en poco más de veinte minutos desde que partimos de Cala S’Almunia a Ses Talaies des Bauç. En este punto podemos visitar un conjunto prehistórico sin excavar. Dispone de un talaiot, con la columna central caída, a pocos metros del acantilado.
Tras andar unos metros más llagamos a una caseta militar, que cuenta con una cisterna, seguimos la ruta sin abandonar la línea de la accidentada costa. Bordeamos, por lo alto, un espectacular rincón conocido como Es Buit. Las aguas se nos muestran muy vivas en cuanto a colores a causa de los claros de arena. La vegetación de la zona por la que transitamos es de escaso porte, a excepción de algunos tramos de pinar.
Después de pasar por Ses Piquetes, Es Terrer Roig –interesantes canteras que vale la pena conocer– y Es Bancassos, llegamos a Cala Figuereta, donde los acantilados vuelven a ganar altura. La desembocadura de un pequeño torrente que casi siempre está seco nos obligará a dar un pequeño rodeo. Atravesamos dicho torrente por una zona umbría. Cala Figuereta no tiene arena. En su parte posterior se encuentran restos de otro poblado prehistórico, cubierto por la vegetación, Sa Talaia
Grossa.
Sin desviarnos de los senderos y bordeando la costa, casi sin pérdida pronto divisaremos nuestro objetivo, Cala Màrmols a pesar de mi decepción por la gran suciedad acumulada he de decir que Cala Màrmols es una joya uno de los tesoros mejor guardados del litoral mallorquín. Llegamos a esta playa salvaje sin ocupación turística pasados unos noventa minutos desde el inicio de la excursión. Al igual que hicimos con cala Figuereta, también hay que dar un importante rodeo.
Accederemos a ella por una pista. La pequeña cala penetra unos trescientos metros tierra adentro y se formó por las avenidas del Torrent des Màrmols. Se encuentra encajonada entre acantilados de unos veinte metros de altura. Es de aguas cristalinas y el depósito arenoso es de tan sólo unos treinta metros de largo. En la otra parte de Cala Màrmols sale un sendero que trepa por la pared rocosa que llega hasta el faro de ses Salines. Nuestra excursión llega hasta aquí. Para regresar lo haremos tras nuestros pasos.
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Easy to follow
Scenery
Easy
A lovely walk along the coastal path to Marmols. You can come back on an easy to find track which is slightly inland of the coastal track.
I have followed this trail verified View more
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Easy to follow
Scenery
Easy
Es una ruta facil de seguir se puede hacer con los niños!