Calar de Ortega (Caravaca de la Cruz)

Ruta 15 del libro "Excursiones por Caravaca de la Cruz", de Cristina Sobrado Calvo y Jesús Rodríguez Sánchez (Editorial Natursport, 2010).

La ruta tiene momentos preciosos, con vistas increíbles hacia los campos y sierras de Moratalla y Caravaca.

Arrancamos desde el área recreativa del Nevazo de Abajo o merendero de la Peña Rubia, y es tan sencillo como subir por la pista forestal, aunque podemos tomar senderos paralelos si lo preferimos.

El protagonismo indiscutible en este primer tramo es para la pared rojiza de la Peña Rubia, que atrae todas las miradas. A la derecha se eleva el Cerro Gordo, una visita muy recomendable y que podéis ver en una de las rutas de mi catálogo.

Llegaremos a la Fuente del Nevazo de Abajo, y a pie de camino vemos un caño con la inscripción ICONA escrita con piedras.

Descartamos los caminos que salen a la derecha y llegamos al área recreativa del Nevazo de Arriba, entre pinsapos y nogales. El paraje es de lo más agradable, y es indispensable la visita al pozo de nieve de la Peña Rubia, a escasos metros del camino.

Entramos en un pasillo de abetos y vemos en alto a nuestra derecha el Cortijo del Nevazo de Arriba, un lugar precioso en un rincón bucólico.

La pista gira a la izquierda en dirección al Calar de Ortega. Afrontamos unas rampas de subida relativamente suaves, sin grandes repechos. En plena curva a la derecha sigue de frente un camino que lleva a la planicie de la Peña Rubia y al sendero del Reventón por el deshomologado PR-MU 17 (disponible en mis rutas), pero ignoraremos dicho camino para continuar por la pista.

Ahora sí, nos esperan las panorámicas más espectaculares de todo el itinerario: abajo la plantación de nogales y la chopera junto al Cortijo del Nevazo de Arriba, en las faldas de la cumbre del Buitre. A la izquierda se abre el valle del Benamor bajo las sierras de los Álamos, la Gorra, las Muelas. Si lo tenemos ubicado geográficamente, incluso distinguiremos el Santuario Casa Cristo.

Alcanzamos por fin el techo de la ruta, la cumbre plana del Calar de Ortega, donde se encuentra el flamante puesto de vigilancia forestal. Tras la visita deberemos retroceder brevemente por el pasillo de cipreses hasta un mojón de piedras que, a la izquierda, señala el sendero por el que vamos a descender hasta las inmediaciones de la Barquilla.

Esta senda resulta un tanto incómoda por el suelo cárstico, de piedras afiladas propicias a torceduras si damos un mal paso. Está muy pisado y se avanza sin problemas, pero cuidando los pasos para evitar incidentes. Según parece, estamos sobre el auténtico origen del agua que vemos aflorar en las Fuentes del Marqués, la joya de la corona caravaqueña.

Durante este descenso tendremos una buena panorámica de la Sierra del Gavilán. La parte final tiene mayor pendiente, y una vez en el camino giraremos a la izquierda. Ya habremos visto la casa de la Alberquilla (o de la Barquilla, que de las dos maneras se la llama por aquí), y en según qué época estará el helicóptero allí aparcado.

Este lugar es también emblemático de las sierras caravaqueñas, y con razón, pues es un entorno realmente bonito.

Ya sólo nos queda un trecho de camino asfaltado, pero que no se hace aburrido, primero porque apenas lleva tráfico motorizado (tiene acceso restringido), aunque sí es frecuentado por ciclistas. Pero es que las vistas que disfrutamos son también interesantes, sobre todo de los Siete Peñones, una cuerda muy próxima cuyo relieve ondulante eleva hasta siete crestas alineadas. Al fondo, los campos se extienden hacia el sur.

Después de una última y leve subida, y tras pasar la cadena de la Barquilla (hoy una puerta estándar de acceso al monte) seguimos en descenso por un tramo más frondoso y volvemos a tener a la vista la característica pared de la Peña Rubia.

En pocos minutos habremos llegado al merendero de la Peña Rubia, lugar perfecto para reposar y reponer fuerzas tras esta sencilla y bonita ruta a diez minutos escasos en coche de Caravaca.