Calderas de Siete Arroyos en Villaverde del Río (Sierra Norte)

Corto trazado que nos va a permitir, tras unos días de continuas lluvias, descubrir el paraje de las Calderas de Siete Arroyos en carga, limitándonos en este caso a un recorrido lineal de ida y vuelta al resultarnos inviable el vado del arroyo a la altura del parque forestal Javier Tirado y sobre la cascada de la última olla.
Nos quedamos así con la traza de su margen izquierdo, antes balizada y formalizada por la federación de montaña, sumando alguna variante inmersos en la garganta para disfrutar del agitado cauce, sus calderas y saltos de agua.

NOTA.
En condiciones secas es posible remontar el cauce y enlazar las sendas de ambos márgenes, no entrañando problema alguno, siempre atendiendo a la forma física y la experiencia de cada uno.
En nuestro caso, pasadas un par de horas desde que deja de llover, el piso resbaladizo sobre la roca y la misma senda se torna algo más complejo, con un riesgo evidente de deslizamiento y caída, de ahí que en estas condiciones la considere de nivel MODERADO.

Marcamos nuestro punto de partida junto a la Ermita de Nuestra Señora de Aguas Santas, aunque dejaremos de lado su visita y caminamos por el Cordel de Aguas Santas hacia la garganta.

El acceso a la ribera lo tenemos una vez nos adentramos en el parque forestal de Javier Tirado. Tras dejar atrás la cancela encontramos el vado que en otro caso nos permitiría remontar o volver por el margen derecho, hoy totalmente impracticable.
Recorremos toda el área recreativa y una seria de escuetas trochas terminan por acercarnos a un remanso del impetuoso cauce en época de lluvias.

Desde aquí, y con el punto de retorno junto a la cascada de la última caldera, tendremos siempre una clara vereda que se dibuja unos metros sobre el cauce.
Nosotros aprovechamos unos primeros metros donde es posible avanzar junto al arroyo, sobre roca, y marcar nuestro primer hito fotográfico junto a una primera cascada.

Intentamos continuar metidos en la garganta, pero ahora si resulta inviable por la crecida del arroyo y lo resbaladizo de las rocas junto al lecho. Aprovechamos una pequeña escorrentía para ganar los metros que nos separan de la vereda. Una vez pisamos la traza no la abandonamos en lo que sigue, y si bien no tendremos ningún momento a tener en cuenta, el terreno mojado nos obliga caminar de forma sosegada.
Aquí la senda es estrecha y la caída hacia la garganta es a tener en cuenta.

Alcanzamos al fin el paraje de "la última olla", pintoresco salto de agua de entre 6 u 8 metros, que hoy en plena carga resulta un espectáculo natural.
Nuevamente nos deslizamos ladera abajo hasta las rocas que rozan el cauce y descubrimos un nuevo punto de vista de la caldera, el salto y la garganta a nuestras espaldas.

Retomamos la senda y no tardamos mucho en situarnos sobre la cascada, aquí la magnífica visual sobre el camino recorrido marca nuestro punto de retorno.
De querer ampliar nuestro recorrido deberíamos vadear el cauce y pasar a su margen derecho para la vuelta, o en otro caso, continuar arroyo arriba aprovechando las trochas que remontan la garganta.

La vuelta la simplificamos a la vereda recorrida, sin complicaciones, hasta volver a las inmediaciones de la ermita.

Nos vemos en las montañas.

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