Malpais de La Corona: Hoya de Las Peñas Gordas - Cueva de La Tahona - Caleta de Las Escamas 17022024

De nuevo en ruta por el malpais de La Corona siguiendo los pasos de Don Blas, en esta ocasión el objetivo era alcanzar un antiguo asentamiento de recolectores de tabaibas ubicado en medio de las lavas en una zona comprendida entre la Hoya de las Peñas Gordas y el Lajero de Juliana.
Partimos de la Caleta de Las Escamas (o de las Ajulagas, según Don Agustín Pallares) donde dejamos el coche, hay unas viviendas a ambos lados de la carretera y pudimos dejarlo entre ellas.
Unos metros andando por el borde de la carretera hasta que pudimos desviarnos hacia el malpais, por una pista de tierra que se adentra hacia una vivienda que hay algo mas al interior. Antes de alcanzarla nos desviamos a la izquierda por lo que parece fueron corrales de cabras para luego andar sobre las lavas buscando la vereda que nos tiene que servir de arranque. Al frente luce la Peña Jendía ó Hendida (casi igual que la de Orzola) que nos sirve de referencia, viramos hacia la derecha, a una hoya de poca profundidad siguiendo los pasos de Blas, y al rato aparece la vereda.
Salimos de la hoya ascendiendo por una ladera rocosa hasta alcanzar una zona algo mas alta desde la que divisamos La Hoya de las Peñas Gordas, una hoya con cuatro enormes rocas que sirven para asignarle nombre. Hay un cruce de veredas y continuamos a nuestra derecha para adentrarnos en otra hoya, aquí vimos un pequeño jameo con una parte hundida que por las conchas de lapas que había en los alrededores debió estar concurrido. Un poco mas adelante vimos una zona de lajares que parece lo habían habilitado para recoger aguas aprovechando que estaba un una pequeña hondanada.
Seguimos por la vereda y pasamos por lo que parece un barranco con una especie de ladera (a nuestra izquierda) algo mas elevada y nos dirigimos hacia su extremo para pasar al otro lado. Una extensa llanura lávica con una superficie bastante irregular y que nos llevó a una zona de pequeñas cuevas a modo de jameos que parecen conectados bajo tierra. Avanzamos hacia otro lugar y aquí la sorpresa surge al poder contemplar una cueva algo mayor en la que pudimos introducirnos, unos 15 metros de largo quedan bajo la superficie de lavas que rodea todo el entorno, a su alrededor se percibe que la longitud era bastante mayor pero que colapso en algún momento. Hay pequeñas cabañas de piedras que servían para complementar el asentamiento, mas conchas de lapas y huesos de cabras (supongo) se ven en los alrededores. La gente de este lugar se dedicaban a la recogida de madera de tabaibas para su venta posterior en las localidades vecinas, vivían como podían y sólo disponían de animales de cargas (burros ó camellos) para trasladar esa madera, … menuda existencia!!
Seguimos ruta para acercarnos a otro lugar próximo en la que pudimos visitar una especie de vivienda construida de piedras, esta se mantiene casi entera, sólo le falta el techo y en su trasera, algo derruidos, lo que parecen corrales para los animales. Algo mas lejos se distinguen otras construcciones similares pero no nos acercamos.
Seguimos la ruta siguiendo la linea de la vereda hasta otro cruce, ahora cogimos a la derecha, nos vamos hacia El Lajero de Juliana.
La vereda aquí se pierde un poco porque andamos sobre un enlozado de lavas y las referencias son los pequeños mojones levantados en la zona que indican la dirección, el mar lo tenemos enfrente y allí luce como objetivo inalcanzable El Roque del Este.
Llegamos a las proximidades de la carretera, los coches avanzan frente a nosotros y nos acercamos a otra cueva, esta con nombre propio, La Cueva de la Tahona.
Esta es algo mas pequeña que la anterior pero bastante mas alta, era lugar de recogimiento para la gente que venia a la costa a pescar o marisquear, una especie de albergue comunitario.
Después de un rato cruzamos la carretera para dirigirnos a la costa y por ella continuar ruta hasta el coche.
Pasamos por un conchero, lugar en el que preparaban las lapas para su traslado a casa dejando las conchas como registro de paso, miles de conchas esperando a ser molidas para reponer el arenal.
Continuamos hasta alcanzar la Playa del Jablillo, con su patera dando testimonio de qua aún hoy hay gente que lo pasa mal, aquí hay también casetas de piedra usadas como refugio para la gente que venia de pesca o de asueto.
Llegamos a la Caleta de las Escamas desde la costa y lo primero que vemos es el aljibe que se construyo hace bastante tiempo con su alcogida muy deteriorada por el paso del tiempo, estiramos piernas y nos fuimos a por la cerveza.