Calzada romana de Ubrique (ascenso parcial)

Siempre es una gozada poder hollar el mismo camino que construyeron y por donde deambularon los romanos hace 2000 años; de ahí que nos dirigiéramos a Ubrique para hacer un tramo ascendente de la calzada romana que une esta localidad con Benaocaz.

Todo el tamo es de subida y, en verdad, molesto e incómodo de hacer, pues todo es pedregoso, tanto la parte que conserva bien el pavimento como el deteriorado y dejado de la mano de la Consejería de Cultura.

Recomiendo llevar botas de montaña para menor sufrimiento de los pies y protección de los tobillos ante eventuales torceduras, así como bastones. En ocasiones, la mejor opción era ir por la cuneta que recoge las aguas de la ladera que tiene mejor y más cómoda pavimentación.

Carece de sombra, por lo que no es recomendable en época estival.

La primera parte, que se inicia frente al colegio concertado Sagrado Corazón, el pavimento es una mezcolanza de hormigón, tierra, piedra, escombros de relleno... hasta que a unos 800 me va tomando forma la calzada, destruida en el tramo inicial, una vez superadas finquitas y huertas.

Las vistas de la sierra del PN de Grazalema son preciosas.

Vamos subiendo como 2 Km y llegamos hasta la zona donde hay cartel señalizador de una alcantarilla y, en el paradón rocoso, pintada una cabeza de toro negra; poco más arriba, nos volvimos a fin de llegar al bus de línea con tiempo.

La tal rotulada alcantarilla no la vimos, a pesar de que salimos de la calzada por la parte derecha para buscarla; pero sí una más abajo, que conserva toda la bóveda hecha con piedras y es prácticamente imperceptible cuando andas por la vía. En cualquier caso, el sistema de drenado de la vía era fantástico, existen muchas canaleras que cruzan la calzada para fácil evacuación de las aguas pluviales que provienen de la ladera próxima.