Cambil-Piedra Romera
near Cambil, Andalucía (España)
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Itinerary description
Llego a Cambil por la A-324, tras dejar la A-44, aparcando a la entrada del pueblo, en la calle El Santo. A unos metros hay un primer mirador, el del Santo, desde donde se aprecian las dos altas peñas, en su día encastilladas, separadas por el río Cambil, “tanto cerca la una de la otra quanto un tiro de piedra” (según la crónica de los Reyes Católicos). Cambil (cuyo nombre deriva de la raíz celta cam-b, que significa valle cóncavo, recodo o meandro) aparece por primera vez en fuentes escritas en el siglo XII (como “Qanbil”), siendo su origen militar, como paso fronterizo en una angostura natural; surgieron así dos pequeñas aldeas separadas por el río, cada una de ellas protegidas por un pequeño castillo. El de “Qanbil” se situaba en el margen izquierdo del río, al oeste de Cambil: el lado este de la peña es una pared que cae en picado sobre el río, y también los lados norte y sur son cortados casi verticales; tan sólo por el oeste, desde la actual calle Real, con desnivel escaso, se podía acceder al alcázar (además tenía un recinto exterior). Frente a esta fortaleza, en el margen derecho del Cambil, sobre un farallón rocoso de mayor altura, a espaldas del cerro Egeño, se alzaba el castillo de Alhabar (llamado Harrabal por Hernando del Pulgar, cronista de los RRCC). Pese a que ambos castillos fueron declarados Bien de Interés Cultural, al igual que el conjunto histórico de Cambil, hoy están desaparecidos casi en su totalidad, quedando sólo restos de mampostería.
Desde luego conocieron mejores tiempos, cuando Cambil fue plaza fuerte avanzada en la frontera norte del Reino de Granada, controlando el paso natural del río Guadalbullón y conteniendo la amenaza cristiana desde Jaén, Martos y La Guardia.
En 1315 las fortalezas fueron conquistadas por el infante Don Pedro, tío y regente de Alfonso XI, el Onceno, pero volverían a manos musulmanas en 1365, hasta su conquista definitiva en septiembre de 1485 por los Reyes Católicos. El camino más corto para Granada desde Jaén pasaba por estos castillos, los más cercanos a la frontera, por lo que el propio rey Fernando encabezó el cerco, que duró
12 días, interviniendo 6000 peones, que desmontaron la sierra allanando el terreno para el paso de los carros de artillería, usada masivamente (se lanzaron más de 140 bolaños) desde el cerro “Ingenio” (el Egeño). El alcalde de las fortalezas, Mahomed Lentin, tuvo que rendirlas a Juan de Vilches, alcalde de La Guardia, con lo que se dejaba expedito el camino hacia Granada para el avance castellano, como describió Washington Irving en su Crónica de la Conquista de Granada.
Tras rememorar estos hechos de armas a la vista de estas peñas, continúo por la carretera unos 400 metros hasta cruzar el río Oviedo por un puente y regresar hacia Cambil, junto al campo de fútbol. Paso por otro puente sobre el río, al que acompaño hasta la entrada del pueblo, junto a un viejo molino; empiezo a subir por estrechas calles adaptadas a la accidentada topografía, hasta llegar a la calle Real, antiguo Camino Real, donde paro junto al Mirador del Portillo (balcón a la vera del río, construido en el siglo XVIII).
Después atravieso un callejón cubierto y subo la calle Vista Alegre hasta su mirador; bajo hasta la calle Santa Ana Alta y me dirijo hacia el río Cambil, que cruzo por el correspondiente puente, y subiendo por la calle San Marcos, llego frente a la magnífica portada, estrecha y verticalizada, del Antiguo Hospital, construido en el siglo XVIII (hacia 1738), uno de los mejores ejemplos del barroco final o estilo rococó de la provincia (hoy su solar lo comparten varias viviendas particulares).
Sigo en subida por la calle de la Solana para salir del casco urbano, camino de Piedra Romera. Un carril entre olivos me lleva hasta un tradicional chozo de piedra, bastante bien conservado, cerca de un collado donde hay una gran balsa; sigo entre olivos hasta alcanzar el vértice geodésico de Piedra Romera. Después, vuelvo hacia la balsa, rodeándola y continuando por un camino que llega a las antenas; desde aquí atrocho por las terrazas de olivos y los espartales, para volver al carril. Este tramo tiene una acusada pendiente (por lo que califico la ruta de dificultad moderada), aunque se puede ahorrar volviendo por el mismo camino de ida. Ya por carril, cómodamente llego al pie del castillo (es un decir) de Alhabar; tras subir más de un centenar de peldaños, llego a la meseta donde se encontraba el alcazarejo, de planta rectangular (marcada por la forma de la roca sobre la que se asentaba), donde hoy se ha habilitado un mirador. Desde aquí hay una excelente panorámica de la vertiente sur de la serranía de Almadén (con los picos Púlpito, Almadén Bajo y Almadén-2036 msnm), los montes Ponce y Cárceles (o “Pajarillo”) y de Sierra Mágina (de donde baja el acuífero que forma los manantiales de Mata-Bejid y el del Gargantón, éste en Bélmez de la Moraleda); de estos picos nacen las cuencas del Oviedo y del Villanueva.
Bajo después al pueblo, por una larga escalinata, llegando hasta el río; lo cruzo nuevamente y por la calle Moraleda llego junto al olmo centenario (o “álamo de la plaza” como lo conocen los vecinos), aunque no se sabe su verdadera edad: algunos lo remontan a la conquista cristiana, otros a la época de Carlos III (donde había la tradición de plantar un olmo en la plaza de los pueblos) o de su hijo, Carlos IV. Junto al olmo está la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, del siglo XVI, donde se encuentra la imagen del Cristo del Mármol, patrón de la localidad, y un notable retablo del siglo XVII, una de las obras maestras de la provincia.
Vuelvo sobre mis pasos hacia el río Cambil, remontándolo unos metros hasta llegar a la junta del Oviedo y el Villanueva (principal surgencia del acuífero de Almadén). Luego camino por un paseo junto al río Villanueva, antes de dirigirme al último mirador de la ruta, el de los Castillos, donde me despido de este bonito pueblo serrano.
Waypoints
Antiguo Hospital (siglo XVIII)
Portada en dos pisos y ático que protege un alero lobulado. En el cuerpo inferior, puerta de madera adintelada, con pilastras corintias de dibujos geométricos y entablamento con una gran cartela en su centro con el escudo del municipio. A partir de una cornisa, con dos grandes volutas de espirales en sus extremos, se levanta estrechándose el segundo cuerpo, enmarcado por oblicuas columnas corintias sobre pedestal, enmarcando un gran hueco para ventana de arco mixtilíneo, que se cierra con una rejería convexa (en contraposición con la fachada cóncava, agudizando el dinamismo barroquizante). Ático con el escudo del obispo fray Benito Marín y tres pináculos que enfatizan la verticalidad piramidal
Arcillas versicolores
Margas o arcillas abigarradas o versicolores del Triásico Superior (llamado Keuper, hace 200-220 millones de años): los niveles rojos se formaron por la meteorización/oxidación en contacto con el oxígeno del aire y los niveles azulados por anoxia (falta de oxígeno)
Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación (siglo XVI)
Portada de orden toscano con relieve representando la Anunciación y en los lados el escudo del obispo Sarmiento. Torre con el escudo del Cardenal Sandoval
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