Cami de Sant Jaume. Camino Castellano – Aragonés. Etapa 26: La Gallega - Santo Domingo de Silos

Cami de Sant Jaume. Camino Castellano – Aragonés. Etapa 26: La Gallega - Santo Domingo de Silos.
Saldremos de Burgos desde la estación de autobuses hasta La Gallega. A las 7:00, llegando a la Gallega a las 8:00. Se nos presenta un día lluvioso

Estos kilómetros del camino se hacen cresteando sobre el macizo calizo, entre viejas sabinas, disfrutando del paisaje que se nos ofrece al Norte, una amplia panorámica de arbolado que se extiende casi hasta las cimas montañosas de las sierras Cebollera, Urbión, Neila y la cercana Demanda.
Desde la parada del autobús, tomamos un camino en dirección contraria al pueblo, enseguida giramos a la derecha y tras una pequeña cuesta enlazamos con el camino oficial, evitando de esta manera llegar hasta el pueblo y volver a cruzar la carretera N-234.

Por este camino nos dirigimos hacia Pinilla de los Barruecos, marchando entre fincas de labranza primero, y atravesando una pequeña mancha de pinos después. Tras los pinos aparece una carretera asfaltada, la B-925, que cruzaremos. Aquí nos encontramos una gran portera metálica que, desde hace poco, cierra una finca municipal.
Desde el interior de la finca sale a la derecha un camino hacia Pinilla de los Barruecos que nosotros no tomaremos, puesto que nuestro camino discurre por la cresta de esa pequeña sierra a la que hay que subir, las marcas son pocas y se ven con dificultad, en todo caso hay que bordear la finca por la izquierda.

Subiendo suavemente por la cresta podemos ver las discretas huellas del antiguo camino, observar la caja que han ido haciendo las ruedas metálicas de los carros a lo largo de los siglos sobre las piedras calizas. Hay que andar con cuidado un tramo por las numerosas piedras que hay en el camino. Después el camino se suaviza y casi se confunde con la pradera. Así llegamos a otra carretera, la BU-V-9215 que como la anterior procede de Huerta del Rey, pero esta vez va a Pinilla, que se encuentra a nuestra derecha, abajo, en el valle, bajando precisamente por esa carretera. Es el llamado camino de Mamolar a la Gallega.

Cruzamos la carretera y avanzamos recto, en la misma dirección que traíamos.
Estamos en un paraje precioso aunque el día gris y lluvioso lo desmejora. Desde aquí se ven las sierras de La Demanda, Neila, Urbión y Cebollera, una buena porción del Sistema Ibérico ante nuestros ojos. A nuestro alrededor, estamos rodeados de sabinas centenarias, que recientemente han sido declaradas Parque Natural, el del Sabinar de Arlanza.
Proseguimos por el camino y nos dirigirnos a Mamolar.
Ya abajo, bordea por la izquierda las fincas y, en el lugar en el que gira a la derecha, pasa junto a un pequeño edificio del que vemos y oímos salir un gran chorro de agua hacia el camino. Hay que parar y bordearlo por la derecha, porque aquí hay una antiquísima fuente romana que nutre de agua cristalina, siempre abundante, al lavadero, que es el pequeño edificio abierto hacia ella; en él podemos beber agua y refrescar nuestros pies. También suministra agua, captada aquí mismo, a las viviendas del pueblo.
Se entra al pueblo por su parte más alta, pudiendo sobrepasarlo, sin apenas entrar, se atraviesa la plaza y se toma la Calle del Medio hasta las afueras del pueblo, desembocando en la carretera que lleva a Peñacoba.
Cuando llevamos andados casi 4 Km., poco antes de llegar a Peñacoba, sale a la derecha un camino que desciende suavemente hacia un corte en la sierra por el que discurre un arroyo que va hacia Santo Domingo de Silos.

Tras desviarse a la izquierda por un camino, que inicialmente parece una senda, que nos va llevando hacia lo alto de la sierra, que hemos de atravesar por un camino pedregoso, muy incómodo. En este tramo el camino coincide con el «Camino del Cid» que está señalizado con más medios, con postes y algún cartel explicativo, como el que nos cuenta cómo se formó un gigantesco montón de piedras que hay junto al camino. Hoy aparte de incomodo, nos a pillado una tormenta importante, con lo cual la dificultad ha sido mayor de la esperada
Se empiezan a ver las torres del convento y, poco a poco, damos vista al pueblo. Una pronunciada bajada y estamos junto al Monasterio de Santo domingo de Silos.