Caminata a las Cuevas de Huelma desde Carrizosa

El río Cañamares nace en la aldea del mismo nombre, entre Villahermosa y Villanueva de la Fuente, recorre luego casi 40 km por el Campo de Montiel y termina desembocando en el afluente Azuer, en el caserío de los Palacios, dentro del término de Alhambra. A lo largo de su trayectoria discurre casi siempre encajonado entre lomas y cerros que el propio río ha forjado a lo largo del tiempo, construyendo un bonito paisaje muy característico de estas tierras.

La ruta que propongo transcurre precisamente por él, dirigiéndose desde la localidad de Carrizosa hasta el paraje conocido como “Las Cuevas de Huelma”, una angostura que hace el río antes de salir al caserío del Molino de Huelma. En ella se rodea de dos paredes de roca caliza que alcanzan casi 10 metros de altitud, y que se extienden por más de medio kilómetro. Existe ya publicada en este portal otra ruta que propone el mismo destino, me animo, no obstante, a incluir la mía por haberla realizado en una época diferente y por introducir en ella algunas pequeñas variaciones respecto de la anterior.

He calificado esta caminata con dificultad moderada pese a que resulta bastante sencilla de hacer. Lo he hecho por dos razones: el kilometraje que es un poco largo y que obligará a un paseo de unas tres horas; y la presencia de tres tramos cortos de senda, especialmente el primero, algo más farragoso y en el que se atraviesa el río, pero que tampoco ofrece especial dificultad.

Dejé el coche aparcado frente al teatro y centro cultural de Carrizosa para buscar, casi al lado de este edificio, la Calle Rosales, que se abre a la derecha de la carretera a Villanueva de los Infantes, esta calle se convierte pronto en un carreterín asfaltado por el que abandonamos el pueblo.

Poco antes de cubrir el primer kilómetro lo abandono para tomar una pista de tierra bien arreglada a mi derecha, siempre ascendiendo. Se camina entre naves y solares dedicados a la agricultura y a la construcción, bien guardados por perros (cuyos ladridos me acompañaron en estos primeros pasos) En menos de un cuarto de hora se alcanza un punto elevado a partir del cual se ha de continuar siempre por esta pista, que se irá estropeando hasta convertirse en un camino de tierra. Voy rodeado de olivos y tengo en mi horizonte la Sierra de Alhambra. Continué cuatro kilómetros más divisando al principiocon cierta frecuencia la vega que forma el río Cañamares. Este tramo no tiene posibilidad de pérdida, sólo se debe estar atento a un cruce un poco más confuso, situado a 3,7 km del inicio de ruta, en el que se ha de continuar de frente, dirigiéndonos al oeste.

Al final de este primer tramo descendí de forma continuada y con bonitas vistas hacia la llanura manchega, el horizonte queda configurado por la Sierra de Alhambra, la Cabeza del Buey, la población de Villanueva de los Infantes y las Cabezas de Fuenllana. Al cabo de cinco kilómetros y medio se alcanza el caserío conocido como Molino de Huelma.

En este punto hay que abandonar el camino para tomar una senda, girando para ello a la derecha justo en la misma casa. Esta senda transita ahora en dirección nordeste por la margen derecha del río Cañamares conforme vamos ascendiendo el cauce, y a poco se introduce dentro del paraje conocido como las Cuevas de Huelma, dos imponentes paredes calizas en las que se abren diferentes oquedades y pequeñas covachas que dan nombre al lugar. Llama mucho la atención el verdor y frescor de esta zona, pese a que la recorrí en pleno mes de Julio (y en plena ola de calor) La senda es estrecha pero muy bien definida, por lo que no tiene riesgo de pérdida. En un punto bien visible, medio kilómetro después de haberla recorrido, pude atravesar el río. En el momento de hacer la ruta este llevaba poco caudal y lo crucé sin ningún problema por unas piedras puestas al efecto, pero entiendo que en otros períodos de más agua sea difícil o imposible hacerlo. Si no podemos atravesarlo (o si decidimos conducirnos por la prudencia y no nos arriesgamos) siempre tenemos la opción de desandar la senda hasta el Molino de Huelma y desde allí tomar un camino que rodea el paraje por la margen izquierda del río, según ascendemos, por un recorrido que viene muy bien descrito en la ruta a este lugar publicada en este portal a la que me referí al principio, y que yo aconsejo que se vea. Haremos un kilómetro más, pero aseguraremos que el paseo acabe de una manera satisfactoria y no perderemos ningún detalle de este lugar.

Cruzado el río me reencontré con la senda, ahora mucho menos definida. Esta se pierde con cierta frecuencia por la vegetación riparia, siendo aconsejable hacerla con cuidado y orientarse a través del mapa y el track. En un momento dado la abandoné, ya casi al final, para alcanzar el camino que permite acceder a una pista bien arreglada que lleva de vuelta a la localidad de Carrizosa.

Es posible continuar por ella para acabar así la ruta. Sin embargo este día me pudo la tentación y opte por una variante que ahora describo: Justo antes de llegar al Puerto (Ver el waypoint correspondiente) se abre un camino un tanto abandonado a nuestra izquierda. Desde aquí y pocos metros después parte una senda a la derecha que permite subir por un corto pero duro repecho a una atalaya desde la que se divisa toda la vega (existen dos sendas, yo tomé la de la izquierda por ser menos inclinada) La vuelta la hice por otra senda no tan bien definida pero fácil de seguir porque va siempre a la misma altura, rodeando el borde de dicha atalaya hasta alcanzar el nacimiento de un camino que nos lleva de vuelta otra vez a Carrizosa, distante desde aquí a menos de 3 kilómetros.

Seguí el mismo hasta llegar a la carretera que une esta localidad con Alhambra. Desde aquí nuevamente lo más fácil es introducirse en el pueblo para dar por finalizada la ruta, pero yo decidí añadir aun un nuevo desvío para dirigirme al repetidor que domina el pueblo, y continuar luego por un camino poco transitado que rodea el cerro de La Arena y desde el que se vuelve a tener interesantes vistas de Carrizosa y de la vega del rio Cañamares. Para ello crucé la carretera y alcancé otra senda bien definida que no viene en los mapas, por lo que hay que fiarse de nuestra propia vista y del track. Esta senda conduce a una de las últimas calles del casco urbano, donde encontramos unos bancos. Es fácil luego alcanzar la empinada y corta cuesta que sube al repetidor. Desde allí y por detrás de él, el camino que rodea el pueblo también se sigue con facilidad.

Lo continué algo menos de medio kilómetro hasta llegar a otro cruce desde el que regresé al casco urbano. Lo atravesé haciendo el callejeo más directo, pero ya me permitió tener una idea de como son sus estrechas calles, de visitar dos de las cruces que se pueden encontrar en toda la localidad, y de rodear la Iglesia de Santa Catalina. Este tramo se hace sin posibilidad alguna de perdida hasta llegar otra vez al punto de partida.