CAMINO DE SAN FRUTOS: De Valdesaz al Puente de Villaseca - Quinta etapa (Por la sierra)

1.- FICHA TÉCNICA:

Distancia total: 15,56 km
Fecha de realización: 1/Octubre/2022
Fecha de subida: 1/Octubre/2022
Grado de dificultad: Fácil
Índice IBP: 47 HKG
Tiempo total: 4:35:56 h
Tiempo en movimiento: 4:11:09 h
Tiempo parado: 0:24:47 h
Altitud al inicio/al final: 977 m / 893 m
Altitud mínima/máxima: 892 m / 1.054 m
Señalización: Insuficiente, por no decir inexistente.
Posible con BTT: Si

2.- ACCESO AL INICIO DE LA RUTA:

Nuestra cuarta etapa del Camino de San Frutos acabó en el pueblo de Valdesaz, por lo que, como es lógico, el inicio de nuestra quinta etapa, debía de comenzar donde habíamos acabado la anterior.
Para esta quinta etapa, establecimos que su final estaría en el puente de Villaseca, en el fondo del valle del río Duratón. Como en toda etapa no circular, hay que hacer una combinación de coches.
Todos los participantes nos desplazamos hasta Valdesaz, para a continuación llevar un coche hasta el puente de Villaseca, tras lo que regresamos al punto de inicio de esta etapa con otro vehículo.
Para llegar a Valdesaz hay que utilizar la N-110 hasta unos kilómetros pasado Collado Hermoso, donde hay que tomar a la izquierda la SG-P-2322 con dirección a Sepúlveda. Pasado el pueblo de La Matilla, a unos 5 km aproximadamente, sale a la derecha la desviación para llegar a Valdesaz. Esta desviación está indicada. En Valdesaz, en el arcén de la carretera que va hacia Castilnovo, a la salida del pueblo, se puede dejar aparcado el vehículo.
Las coordenadas del aparcamiento en Valdesaz, en sistema sexagesimal o GSM, son 41°13'54.6"N 3°46'09.2"W. En sistema decimal o GD, son 41.231835, -3.769226.
Otra alternativa que tenemos para llegar al punto de inicio, es la de utilizar la función “¿Cómo llegar al punto de inicio?” que tiene Wikiloc a nuestra disposición. Al abrir la ruta que queremos hacer, justo a continuación de las características técnicas de la misma (distancia, dificultad, fecha, etc.) aparece dentro de un recuadro la mencionada pregunta. Al picar en dicha opción, desde tu ubicación, estés donde estés, aparecerá en Google Maps, el trayecto que se ha de realizar para acceder al punto de partida de la ruta.

3.- INFORMACION GENERAL SOBRE LA RUTA

3.1.- ELECCIÓN DE LA RUTA:

Existen dos opciones para finalizar esta etapa, una vez que se llega al pueblo de Villar de Sobrepeña, cuando ya se llevan caminados unos 8,5 km, es decir, algo más de la mitad de la misma.
La primera opción es seguir por el arcén de la carretera SG-V-2323, que discurre paralela al cañón del río Duratón, con dirección al pueblo de Sebulcor. Son unos 5,9 km en los que no hay más que seguir el trazado de dicha carretera, hasta llegar al puente de Villaseca sobre el río Duratón. Cuando acabamos la bajada hasta el valle del río San Juan, a nuestra derecha tomamos la carretera SG-V-2418, que nos llevará hasta el puente de Villaseca. Esta última carretera, la SG-V-2418, es sinuosa y no tiene arcén, es decir, no queda otra que caminar por el asfalto, por lo que hay que prestar mucha atención al tráfico rodado. Las panorámicas a la salida de Villar de Sobrepeña (1.050 m. s. n. m.) son muy amplias y en días claros se puede observar desde la Sierra de Guadarrama por el sur, hasta el límite con la provincia de Valladolid hacia el norte, con la zona de pinares en primer término.
La segunda opción es bajar al valle del río Duratón, siguiendo el curso del barranco del Arroyo de Valdemuelas, que sale desde el mismo Villar de Sobrepeña. Esta opción tiene unos 6,5 km aproximadamente. Este barranco es un espectacular tajo por el que se baja desde los 1.050 m de altitud sobre el nivel del mar que tiene Villar de Sobrepeña, hasta los 896 m a la vera del río Duratón. No es una bajada vertiginosa y el descenso es de fácil caminar y no tiene perdida alguna. En su parte final, vamos a caminar a la vera del río entre los enormes paredones carbonáticos del cañón fluvial y entre la frondosa y abundante vegetación de galería de río. En días de calor, es la mejor opción, pues se va a caminar a la sombra una buena parte de su kilometraje.
En nuestro caso, elegimos la opción segunda.
Como en la opción que hemos elegido, vamos a atravesar una de las zonas de reserva del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, hay que tener en cuenta que, si hacemos esta etapa entre el 1 de enero y el 31 de julio, hay que solicitar una autorización en la Casa del Parque, ubicada en la antigua Iglesia de Santiago. Su número de teléfono es el 921 54 03 22.

3.2.- CARACTERISTICAS GENERALES:

Es una agradable y tranquila ruta lineal por una zona de la provincia no muy conocida y no muy visitada, al menos en el tramo hasta Villar de Sobrepeña.
Se puede hacer cómodamente en una mañana o en una tarde, pero para disfrutar de la ruta, del cañón fluvial y sus espectaculares paredones, mi consejo es que nos olvidamos del reloj y nos lo tomamos con calma. Si le echamos el día y hacemos las paradas que sean necesarias para disfrutar visualmente de lo que nos ofrecen las zonas cerealistas de la campiña y el valle fluvial del río Duratón, le sacaremos más jugo a la etapa. Hay que disfrutar del caminar y al caminar. No consiste, a mi forma de ver y entender el senderismo, en hacer la ruta en el menor tiempo posible y sin disfrutar del entorno por el que vamos caminando, con la única finalidad de tener una “muesca” más en nuestro currículo como senderista.
Su recorrido tiene dos partes claramente diferenciadas. Una primera parte entre Valdesaz y Villar de Sobrepeña, en la que atravesaremos mayoritariamente por una amplia zona de campiña cerealista y algún bosquete de sabinas. Y una segunda parte, entre Villar de Sobrepeña y el puente de Villaseca, en la que la naturaleza nos sorprende con un espectacular cañón calizo por cuyo fondo vamos a caminar.
La primera parte, un terreno abierto y despejado, mayoritariamente ocupado por parcelas dedicadas al cultivo de cereal y del girasol, puede resultar algo monótona, sobre todo una vez efectuada la siega que deja toda esta zona convertida en una rastrojera, con el color amarillo como color dominante. El cruce del río San Juan y su pequeño bosque de ribera, le dan un toque de color verde a nuestro avance por esta zona. Pasado el río, comienza una subida hacia Villar de Sobrepeña, previo paso por el pueblo de Consuegra de Murera. La subida es continua prácticamente hasta la entrada de Villar de Sobrepeña, aunque nada exigente. Tiene una pendiente media de 5,3%.
La segunda parte, podemos decir que es la más “salvaje” desde el punto de vista paisajístico, en el sentido de que parece que nos metemos en las entrañas de la tierra a medida que vamos caminando. Los primeros 2,5 km, una vez dejado atrás el pueblo de Villar de Sobrepeña, es una bajada por el valle del barranco del Arroyo de Valdemuelas, con una pendiente media de alrededor del 6%. A medida que vamos acercándonos al río Duratón las paredes del barranco van siendo más altas y llenándose de cavidades, repisas y huecos.
Llegados al río, por el puente del Villar cruzamos a la orilla derecha, que es por donde va a discurrir nuestro caminar hasta el puente de Villaseca. Estos 4,5 km. aproximadamente que nos quedan son prácticamente llanos y vamos a ir atravesando un bosque de ribera que ocupa ambas orillas del río. Son de fácil y cómodo caminar, pudiendo observar de los omnipresentes buitres leonados, bien volando o posados en alguna de las cavidades de las paredes del cañón.
Se puede realizar en cualquier época del año. Pero teniendo presente por donde vamos a caminar, la altitud y el clima de la provincia de Segovia, a mi juicio, el momento idóneo para hacerla son los meses de la época cálida, especialmente mayo y junio, cuando la floración está en su todo su apogeo y aún no se ha efectuado la siega, por lo que toda la zona cerealista que atravesaremos, tendrá el verde de sus trigos y cebadas como color mayoritario. El otoño, cuando las hojas de las altas y frondosas choperas que llenan el cañón del río Duratón estén amarillas, el paisaje del cañón tendrá un colorido que bien merece también una visita, aunque el amarillo de los rastrojos sea el color más abundante en la zona cerealista.
En nuestro caso, hicimos este recorrido el 1/Octubre/2022, en una espléndida y calurosa mañana otoñal, en la que la vegetación en el fondo del cañón aún no mostraba el más mínimo aspecto otoñal.
Se puede decir que en las tres cuartas partes del recorrido no hay sombra. Solo cuando entramos en el interior del cañón fluvial, las choperas van a proporcionar sombra, aunque no de forma continua.
Ni que decir tiene que es prácticamente “obligatorio” el llevar protección solar, lápiz labial y un sombrero o gorra (aunque esto es aplicable no solo en el verano).
No hay fuente de agua tratada en todo el recorrido, por lo que es necesaria el llevarla en cantidad suficiente. En el cruce de los pueblos Consuegra de Murera y de Villar de Sobrepeña se puede conseguir agua potable.
El recorrido se puede decir que no está señalizado. Que yo recuerde, solo vi un mojón oficial del Camino de San Frutos, a la salida de Consuegra de Murera. Salvo que se conozca la zona, es aconsejable el llevar el track de la etapa en el gps o en el móvil.
Físicamente no es exigente. Una vez pasado el río San Juan, solo tiene una subida hasta que se llega al Villar de Sobrepeña, aunque esta subida no es continua. La pendiente media en este tramo es de alrededor del 5,3%. Teniendo en cuenta todo esto, se puede catalogar a este circuito como fácil (el índice IBP es de 47 HKG).
La ruta no es frecuentada, excepto el tramo que discurre por el fondo del cañón del río Duratón, en donde nos encontraremos otros caminantes que vienen andando desde Sepúlveda. Salvo esto, se puede decir que caminaremos en soledad.

3.3.- GEOLOGÍA DE LA ZONA:

El terreno por el que vamos a caminar, está dentro del piedemonte calcáreo de la cercana Sierra de Guadarrama,
Hace unos 85 millones de años, toda la provincia de Segovia estaba cubierta por un mar de aguas templadas y poco profundas. En este mar, la vida marina, tanto de animales invertebrados como de vertebrados, alcanzó un gran desarrollo. Durante varios millones de años, los restos de dichos animales, fueron depositándose en el fondo del mar. Cuando estos sedimentos se fueron compactando y transformando en rocas, dieron lugar a las abundantes calizas, dolomías y margas que hoy en día encontramos en el piedemonte carbonático de la Sierra del Guadarrama.
Hace unos 65 millones de años el mar se retiró definitivamente y la provincia de Segovia quedó emergida, Todos los sedimentos carbonatados, transformados ya en rocas, estaban depositados en estratos o capas más o menos horizontales.
En la era terciaria o Cenozoica se depositaron arcillas, conglomerados y arenas sobre estas calizas, dando lugar a la pequeña campiña cerealista por la que caminaremos, en la que alterna con suelo rocoso, muy fragmentado, que ha dado lugar a que haya numerosos majanos o montones de piedras calcáreas (algunos de más de 2 m de altura), quitados de las tierras cerealista y amontonados por los agricultores que las cultivan.
Sobre este tipo de terreno, el río San Juan ha excavado el vallejo de su mismo nombre, el principal accidente orográfico de la primera parte de la ruta.

3.4.- CUBIERTA VEGETAL DE LA ZONA:

A lo largo de los casi 16 km de la etapa, vamos a cruzar tres tipos de zonas si tenemos en cuenta la vegetación que las cubre.
La primera es la campiña, en la que las parcelas cerealistas cubren la mayor parte de su superficie y en la que las plantas ruderales se pueden ver con facilidad entre los sembrados de trigo y cebada, límites de las parcelas, bordes de caminos, etc. Entre estas especies las amapolas, azulejos, gualdas y cerrajas, son quizás las más fáciles de ver.
La segunda es la paramera, que empezaremos a ver desde Villar de Sobrepeña hasta que lleguemos a orillas del río Duratón, una zona de suelos secos y oligotrofos. En esta zona veremos sabinas albares, enebro común y enebros de la miera, así como un abundante matorral xerofítico formado por tomillos, aulaga, salvia y espliego como especies más conocidas.
La tercera es la que vamos a encontrar en las paredes de los cortados (vegetación rupícola) y en el fondo del cañón, el bosque de ribera o bosque de galería (vegetación ripícola).
En las paredes carbonatadas y rocas de esta zona, nos vamos a encontrar a los zapatitos de la virgen, te de roca, sedo, hiedra, pumilo y espuelillas, como especies más conocidas. Como arbustos, vamos a poder ver guillomos, espino negro, cornicabras y mostajos.
En el fondo del cañón, donde la humedad edáfica es alta, hay un frondoso bosque de ribera, así como un cerrado sotobosque, casi impenetrable en según qué sitio. Como árboles más conocidos están alisos, sauces, álamos, olmos y fresnos. Hay que añadir las numerosas choperas de repoblación, con ejemplares de buen porte. Y como recuerdo de cuando los habitantes de la zona cultivaban estas orillas, vamos a encontrar árboles frutales ya asilvestrados, como nogales ciruelos, cerezos y avellanos.
El sotobosque que acompaña a este tipo de bosque, está compuesto por especies como el cornejo, saúco, zarzamora, rosal silvestre, bonetero, endrino y majuelo.

4.- ITINERARIO:

Salimos de Valdesaz por la carretera SG-V-2347 con dirección a Castilnovo, entre parcelas cerealistas ya transformadas en rastrojeras, parcelas aún no cosechadas de girasol y alguna mancha de sabinas y encinas. Algo más de 1,2 km más adelante, llegamos a la altura de la carretera SG-205, desde donde se ve a la derecha y a orillas del río San Juan, el Castillo de Castilnovo.
El origen del Castillo de Castilnovo no está claro. Algunos dicen que su origen es árabe. Los arcos apuntados del ala oeste del Patio de Armas, datan de los siglos XII y XIII. Más tarde, le fueron añadiendo sus seis torres actuales: Solana, Puerta, Vieja, Moro, Caracol y Álvaro de Luna.
En el siglo XV, Juan II, rey de Castilla, se lo dio a su valido D. Álvaro de Luna, que lo rehabilitó con estilo mudéjar, es decir, alternando el ladrillo con la mampostería.
Los Reyes Católicos lo convirtieron en una residencia palaciega y se lo regalaron a su sobrina, Juliana de Velasco y Aragón como dote, por lo que pasó a ser propiedad de la familia Velasco, Condestables de Castilla, tras su boda en 1.557.
Más tarde, albergó como rehenes a los hijos del rey Francisco I de Francia, tras ser derrotado en la Batalla de Pavía. A mediados del siglo XIX fue vendido al secretario de la reina Isabel II, quien lo restauró.
La última gran reforma la hicieron los Marqueses de Quintanar, que retocaron el patio. Está declarado Bien de Interés Cultural. Hoy en día se alquila para diferentes eventos sociales. Se puede visitar.
Hay que cruzar la SG-205, una carretera con un cierto tráfico. Atentos al cruce.
Nos quedan algo menos de 1,5 km de camino por una buena pista agrícola entre rastrojeras y girasol aún no recogido, para llegar a la carretera SG-P-2322, por la que deberemos caminar unos 200 m para cruzar el río San Juan por el puente viejo.
Giramos a la izquierda por una buena y cómoda pista agrícola entre parcelas cerealistas con el color amarillo de los rastrojos como paisaje dominante, en dirección a Consuegra de Murera, cuyo caserío en medio de la campiña y a media ladera, lo tenemos a la vista. Este tramo, comienza a empinarse al alejarnos del río San Juan. Cruzaremos la carretera SG-232 antes de acceder al pueblo, al que entramos por su calle Real, también en cuesta arriba. Pasamos frente a la iglesia de San Pedro, su iglesia parroquial, que es un sencillo templo de una sola nave, con espadaña y con una cabecera cuadrangular. Sus retablos son de estilo barroco.
A la salida de Consuegra, seguimos por la carretera con dirección a Villar de Sobrepeña. Nos esperan unos 4 km de carretera asfaltada que discurre casi en su totalidad por un área dedicada al cultivo cerealista, por lo que toda ella era una rastrojera. Alguna pequeña mancha de sabinas completa el paisaje por el que caminaremos. A pesar de caminar por asfalto, se puede ir con tranquilidad, ya que no hay tráfico alguno.
Todo este trayecto sobre asfalto, es cuesta arriba, aunque la pendiente es suave salvo en un par de puntos. Nada costosa de superar. Termina la subida cuando tenemos Villar de Sobrepeña a la vista y llegamos al Enebrón, una sabina solitaria y de buen tamaño al lado de la carretera. A pesar de recibir el nombre de enebrón, es una sabina. Hay una tendencia casi general en la provincia a englobar como enebro tanto a sabinas como a enebros. Unos 700 m más adelante entramos en la Plaza de la Cruz, previo paso frente a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, la iglesia parroquial de la villa.
Esta iglesia, de una sola nave, mantiene su portada de época románica, mientras que su cabecera, construida en el siglo XVI, es de estilo gótico. Tiene una bóveda de crucería y sus nervios dibujan un trébol de cuatro hojas. Su retablo mayor es de estilo barroco. Tiene así mismo un retablo renacentista dedicado a San Roque.
Una inusitada presencia de gente en sus calles, nos llamó la atención, ya que todas las veces que hemos cruzado dicho pueblo, apenas vimos a gente en sus calles. Era debido a que se celebraban las Fiestas del Rosario, que tienen lugar en el primer fin de semana de octubre.
Tras una breve parada en dicha plaza, salimos por la calle la Fuente, para tras cruzar la carretera SG-V-2323, salir del pueblo por la calle del Río, de la que sale la senda que se introduce en el valle del Arroyo de Valdemuelas y que nos va a llevar hasta el fondo del cañón del río Duratón.
Esta bajada de alrededor de 2,7 km, inicialmente una senda, va a ir ensanchándose a medida que nos introducimos en el barranco. Hacia la mitad de la bajada, llegaremos a la pértiga que impide el paso de coches hacia el río y a partir de aquí las paredes del barranco van a ir haciéndose más altas. Cuando llegamos a la orilla del río Duratón, pueden superar los 90 m de altura.
Casi frente a nosotros está el puente de Villar, por el que cruzaremos el río Duratón. Giramos a la izquierda y comenzamos a caminar por un camino arenoso que va a discurrir paralelo al curso del río entre una buena vegetación de ribera, que nos proporcionará sombra en gran parte del trayecto hasta el puente de Villaseca.
Sin olvidar de mirar por donde pisamos, es imprescindible el ir mirando hacia arriba para ir viendo los enormes paredones que flanquean nuestro caminar. Estos paredones están llenos de oquedades de todo tipo y tamaño, muchos de los cuales son usados por los abundantes y visibles buitres leonados como posaderos y también como lugar para nidificar.
Este recorrido a la vera del río, tiene unos 4,6 km. Son de un fácil caminar. Y si es el momento adecuado para ello, poder observar y oír la abundante avifauna. Este cañón fluvial, es como un oasis si consideramos las drásticas condiciones climáticas de la paramera que le rodea, tanto en época de calor como en época de frio.
Un punto a tener en cuenta según vamos caminando, a nuestra derecha, y cuando apenas faltan un centenar de metros para llegar al puente de Villaseca, es la Cueva de los Siete Altares.
Es una cavidad ni muy grande, ni muy profunda, que tiene su boca situada a unos 5 m sobre el fondo del valle y a la que se puede acceder por una instalación construida a tal efecto. Su entrada está cerrada por una reja, para proteger su contenido, pero que permite ver su interior.
Se considera que fue un eremitorio visigodo, del siglo VII, en la que, en su pared a nuestra derecha, se pueden ver una serie de hornacinas a las que se consideran como altares, y que son arcos de herradura. En su interior se ven cuatro de dichas hornacinas, junto con una más en el exterior. No se sabe si llegó a tener el número de altares al que hace referencia su nombre.
Algunos de estos altares tienen grabados adornos geométricos a su alrededor y todavía se pueden ver restos de pintura roja y negra con las que estaban decoradas.
En la pared de la izquierda, hay una pequeña fosa excavada en la roca, que podría ser un sepulcro.
Fue declarada bien de interés cultural en 1994.
Dejada atrás la cueva de los Siete Altares, unos 100 m más adelante, pasaremos bajo el puente de Villaseca, el final de la etapa. Unos metros más adelante, llegaremos al chiringuito y al aparcamiento donde habíamos dejado uno de los vehículos.

Todo aquel que utilice total o parcialmente la ruta aquí descrita, así como su correspondiente track para GPS y la información complementaria que lo acompaña, lo hace bajo su responsabilidad. Por los riesgos que toda actividad en la naturaleza conlleva, queda igualmente bajo la responsabilidad de quien lo utilice, el tomar las medidas de seguridad adecuadas para realizar el itinerario descrito, que va a depender de las condiciones meteorológicas, del estado y preparación física de quien lo vaya a realizar y del grado de conocimientos técnicos del que use dicho track. La información que has leído, es de carácter informativo y orientativo